POSADAS. Más de un millar de personas enmarcaron el regreso de las Peñas Folklóricas de Librerías 6 de Junio en su hábitat natural, el Club Alemán. Era una fría noche pero al ritmo de chacareras y chamamé, zambas, cuecas y tangos, el ambiente se fue calentando hasta que afloró en el público lo que no se puede asegurar si era un impulso patriótico generado por el contacto con nuestras danzas y música argentina o un contagio con el bombardeo publicitario mediático con los colores de la selección argentina para el mundial de fútbol de Brasil.De cualquiera de ambas formas era algo emotivo que entre los aplausos se viera el agitar de banderitas celestes y blancas, como en los tiempos en que los artistas folkloristas argentinos en el exilio (Mercedes, Horacio y otros), regresaban de su ostracismo y daban el primer recital. Emotivo porque no se puede separar folklore de amor a la tierra de uno, de los épicos episodios de la historia criolla ni de los ancestros de la argentinidad, mucho menos cuando un espectáculo reúne a cientos de argentinos ávidos de arte telúrico, de una canoa plena de compases musicales y giros coreográficos genuinamente criollos con la que salvarnos aunque por una noche de la inundación musical extranjerizante que se escucha y se ve en la TV y se oye en la mayoría de las radios del país.Por eso, cuando los alumnos de la Escuela Municipal de Danzas “María Luisa Alonso de Zambrano” se presentan en la apertura con el Pabellón Nacional al frente la gente se puso de pie, aplaudió y agitó sus banderitas atrapadas por una bienvenida epidemia de fervor patriótico. Luego con el grupo El Avío y sus dos violines chacarereando y entregando el canto de varias regiones folklóricas argentinas se inició una serie de entusiasmadas ovaciones que continuó con las interpretaciones de La Ponzoña.Mucho tuvo que ver en las reacciones del público la conducción de Cary Macena, “hombre de encendida verba”, de a ratos poética, por momentos con acotaciones que demostraban sus conocimientos del tema y su capacidad como maestro de ceremonias y recitador.Tangos en la nocheLa noche prosiguió con una colorida y expresiva presentación del ritmo más conocido de Argentina en el mundo: el 2 por 4 (Tango), bailado por los jóvenes integrantes de Raza Campera, conjunto dirigido por Gabriel Rossberg.El Sapucai tuvo su oportunidad de aflorar con la presencia del conjunto Los caballeros del Taragüí y sus bien interpretados chamamés y ritmos del litoral y luego le tocó remontar la marea de aplausos al joven cantor de apellido ilustre: Miguel Carabajal. Miguel Carabajal, ChapuDomínguez y la chacareraApoyado por el bandoneón de Tito Molinas y un percusionista desarrolló un repertorio más santiagueño que el chipako o el mistol. Pero asombró cuando (a pedido) se cantó Che picazu mí, guarania con letra de Eladio Martínez y música de José Asunción Flores y como cierre (previo a tres bises) Posadeña linda de Ramón Ayala, tema en el que Macena puso esos versos que dicen “que tienes mi tierra roja, que a todas partes te llevo”. Hasta ahí se habían escuchado aplausos sostenidos, entusiastas, pero la ovación de la noche fue para Carabajal, cantor de chacareras y zambas que no olvida donde vive.Otro muy aplaudido, con versiones muy buenas de conocidos temas fue el “Chapu” Jorge Domínguez, quien también fue “obligado” a seguir después de la canción “final” y muy aplaudido.Los Arrieros de SaltaAhí fue entonces el momento esperado: la llegada de los embajadores del canto tradicional con raíces foklóricas y alma puramente salteña de Los Arrieros de Salta. El grupo abrió el fuego con El Arriero (Atahualpa Yupanqui) y luego desgranó zambas como López Pereyra, Jamás, Lloraré, De la Esperanza y una buena cantidad que el público coreó. Los Arrieros estuvieron en lo cierto cuando se anunciaban en Internet como “procurando que no se pierda el estilo del canto salteño de los viejos maestros”.Excelente presentación que, apelando a una frase de otros géneros, un hermoso “Tributo a los Chalchaleros”.Los organizadores dejaron para el cierre a un grupo de Dos de Mayo que siempre se gana el aplauso y la simpatía del público: Los Mitá, algo histriónicos, cómicos pero muy buenos músicos y cantores. Tanto que la gente se quedó hasta la última de sus canciones.





Discussion about this post