POSADAS. El guitarrista y compositor santiagueño Iván Camaño refrendó su ciclo ascendente en el circuito folklórico con una ambiciosa presentación en el ND Teatro de Buenos Aires, donde condensó sus cuatro discos solistas en un espectáculo titulado “De fuego y greda”.Oriundo de Quimilí, Camaño mostró su vocación por hallar un equilibrio entre su estilo personal, con una apuesta fuerte en la interpretación y la composición, con la tradición sonora de su provincia que, acaso como ninguna otra en el folklore argentino, logra que sus artistas, sean cuales fueren sus modos e intercambios fuera del género, reconozcan de un modo explícito la cultura que los precede. Sobre ese esquema, el compositor construye, a partir de la tímbrica regional más asentada (guitarra, bombo y violín), una estética que se propone moderna, personal, juvenil y, por momentos, autorreferencial. Y, lo central, un melodismo que trasciende el canon. Es así que la noche de presentación de “De fuego y greda” atraviesa el paisajismo folklórico, la canción con testimonio y la declamación romántica sin que esos virajes supongan tensión alguna en el repertorio y en las expectivas que Camaño despierta en su público.Funcionan con la misma eficacia las invocaciones, discursivas y musicales, a Andrés Chazarreta, Carlos Carabajal o los Hermanos Abalos, como las composiciones propias más a tono con el folklore “renovador” que se ha blandido alguna vez; además de los juegos de luces, humo y otros condimentos singulares. De esa combinación, sin embargo, el clímax de la noche se alcanzó cuando subió al escenario “Vitillo” Abalos, de 92 años, el único sobreviviente de los cinco hermanos que modelaron una forma de hacer y escuchar música en esa región de la Argentina.





Discussion about this post