POSADAS, OBERÁ y SAN JAVIER. A Carlos “Nano” Knack (20) le cuesta y mucho modular palabras. Por momentos se quiebra y parece esforzarse para que regresen esos recuerdos buenos, gratos y amenos de su familia. Pero la cruda realidad indica que ya no están, que les arrebataron la vida de una manera brutal, inhumana, casi indescriptible. Entonces vuelven los recuerdos malos, la imagen de sus seres queridos suplicando ayuda, agonizantes. “Nano” fue uno de los primeros en llegar a la escena y, como él mismo dice, “al principio se me trabó la mente, porque en el momento, en el trauma de verle a mi papá así todo quemado, no podía pensar con claridad”. Entonces surge el testimonio que puede ser clave, fundamental para los investigadores, y que salpica a uno de los sospechosos, justamente el más comprometido en la causa, ya que sus huellas digitales aparecieron en la escena de los demenciales acontecimientos de aquel domingo 25 de mayo último en la vivienda de la familia Knack, en Panambí. En un diálogo que mantuvo en las últimas horas con Radio República, el joven -que sobrevivió a la masacre porque llegó un poco más tarde al domicilio- manifestó que “según lo que me comunicaron, hay un exprefecturiano detenido de San Javier, y si es la misma persona, es el que venía a nuestra casa a comprar machimbre. No llegué a estar cara a cara con él, pero compraba poca cantidad, se ve que venía sólo para averiguar cómo era el tema de la casa o algo así. Me suena que mi papá comentó que venía un retirado de la Prefectura a comprar y el tipo era bastante ‘meloso’, porque mi mamá era la que anotaba la madera y él se le arrimaba mientras mi papá cargaba la mercadería con el ‘sampi’ (una máquina autoelevadora) arriba del camión. Él (por su padre) era muy celoso y en un momento discutió con mi madre y le dijo que le dijera al tipo que no viniera más, porque no le gustaba la actitud, porque nunca ningún maderero que viene a comprar tiene doble intención. Entonces mi mamá le dijo que nosotros no le queríamos vender más madera, que no habías más. Y el hombre se retiró. De eso ya hace dos o tres meses, esa persona dejó de venir. Ahora pasó esto, y ahora recién estoy cayendo que puede ser esta persona, porque en el momento, en el trauma de verle a mi papá así todo quemado, se me trabó la mente”, afirmó “Nano” en la entrevista radial, al tiempo que especuló que el exprefecturiano aparentemente “quería tener contacto con mi mamá, tal vez, no sé la intención. Pero si es él, ahora uno sabe que la intención era conocer la casa, cómo era el tema de la familia, para hacer esa masacre”. Con respecto al prófugo, Marcial, el joven dijo que debería verle el rostro: “Capaz le voy a conocer, pero así por nombre no le registro”. “Seguro papá reconoció a uno”En cuanto a las conjeturas de Carlos con respecto a lo sucedido aquella horrenda jornada, deslizó que “seguro que papá le reconoció a uno de ellos (por los asaltantes y asesinos). Papá era una persona muy nerviosa y no iba a aguantar que le prendieran fuego a mi hermanita. Él iba a enfrentarse, prefería que le saquen la vida en el momento, pero no ver la hijita de él prendida fuego. Puede ser que mi familia le haya visto al exprefecturiano, más teniendo en cuenta que las huellas que salieron le corresponden 100%. Si es esa persona, ellos entonces lo reconocieron. Porque los tres le conocían (por sus padres y su hermana) y como los reconocieron, los asaltantes tuvieron que hacer la masacre, porque, si los dejaban vivos, mi papá iba a ir detrás, no se iba a dar por vencido. Pero le podían haber dado un tiro y no quemar vivo, hacer esa masacre es algo inexplicable. Mi hermanita era una personita que nunca hizo mal a nadie, era alguien que se daba con todos acá en el pueblo, ella no discriminaba a nadie. Tenía muchos amiguitos que traía a casa. Esta gente no tiene corazón, vinieron para hacer lo que les parecía nomás, ellos no pensaron. Querían hacerle sufrir a mi papá”. El dinero, las sospechasAcerca de la información que manejaban los asaltantes y asesinos con respecto al movimiento de una gran suma de dinero (a la familia masacrada le robaron 460 mil pesos), “Nano” recordó que “eso no se lo comentó a nadie, nadie sabía, es posible que exista gente cercana que se involucró junto a la banda o rastrearon a través del teléfono. Sospecho que descubrieron por el teléfono celular. Antes de llegar, mi padre se comunicó con mi mamá, le dijo que tenía la plata. Y ellos se ve que sabían que teníamos el dinero, ellos vinieron porque estaban seguros, porque no todos los días teníamos plata, a veces no había ni cien pesos en casa”. “Cristian los conoce”Al intentar recordar qué otras personas tenían conocimiento de quienes tenían trato con sus padres, datos que pueden ser de gran valor para los investigadores, “Nano” explica que “yo desde los 17 años ya no estudié más y estaba trabajando junto con mi papá, pero estaba más en el monte, casi nunca estaba en el aserradero. El que más conocimiento tiene de los que llegaban a nuestro domicilio es Cristian (actualmente internado en grave estado), yo no conozco mucho a las personas. Él es quien conoce a todos los que llegaban a casa”. “Ningún negocio sucio”Con respecto a algunas versiones que el propio “Nano” escuchó en su pueblo, se mostró muy disgustado y negó rotundamente que su familia estuviera metida en negocios relacionados con el narcotráfico u otra cuestión ilegal. “La Justicia va a averiguar y no va a encontrar nada, nada de nada, ningún negocio sucio. Estoy seguro de eso. Vamos a esperar que la Justicia averigüe, después cuando todo quede claro voy a decir en público lo que fueron mis padres, ellos no están metidos en ninguna mafia, lo que ellos tenían era puro sudor. La gente habla porque nosotros en unos años crecimos bastante en cantidad de galpones y la gente dice que estábamos metidos en la droga, en la mafia. Yo estoy cien por cien seguro de que es todo trabajo. No ven el esfuerzo, el trabajo que toda mi familia hacía”, dijo enfáticamente. Luego hizo una pausa y recordó a su mamá, fallecida tras el atroz ataque. “Ella hacía trabajo difícil, era u
na mujer y hacía trabajo pesado, tenía esa garra, esa fuerza, nos ayudaba, no se negaba a ninguna labor. No había trabajo que ella no hacía. En eso estoy orgulloso de mis padres y de mi hermanita, que fallecieron, pero pienso en los momentos lindos en que sonreían y siento una alegría enorme, porque están en el cielo, contentos, no como nosotros, amargados y escuchando pavadas de algunas personas del pueblo, porque hablan pavadas que no tienen sentido”.





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