SAN VICENTE. Las dificultades que tienen los “leñeros” para conseguir madera para los secaderos, por las disposiciones y controles por parte del Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables, hizo que se volcaran a conseguir combustibles para las fábricas en la ciudad. En los últimos meses se vieron disminuidas las masas vegetales en los terrenos urbanos y se debe a que los vecinos entregan la madera a cambio de la poda.A partir de las restricciones que tienen los denominados “leñeros” para conseguir y transportar leñas de maderas nativas, se vieron obligados a buscar una alternativa. Lo consiguieron en los terrenos dentro del ejido urbano. El trabajo de “desmonte” en la ciudad comenzó hace unos meses y se corta cualquier tipo de planta que se pueda quemar.En la actividad trabajan más de cien personas que se dedican a sacar los restos de los desmontes y los llevan a los secaderos para el secado de la yerba mate y el té. Estos trabajadores tienen un capataz que contrata con el colono o propietario del monte volteado para extraer y aprovechar las sobras de los arboles caídos. Arregla un monto de dinero para el propietario y se asegura que le quede dinero suficiente para sus trabajadores y para él mismo.Para el transporte de leña de maderas nativas las legislaciones provinciales exigen que se obtenga una guía que sirve para la extracción y el transporte hasta los secaderos. Con la burocracia se hacen difíciles de conseguir. Los contratistas de los leñeros encontraron la forma de sortear este inconveniente para mantener su actividad. Los árboles urbanos.Se beneficia el vecino y también los leñerosSi bien puede parecer una actividad ambiciosa que atenta contra la vegetación urbana, no es tan así. Las casas de los sanvicentinos están rodeadas de añosos árboles que generan peligro a la propia vivienda. Son los mismos dueños de los terrenos urbanos que recurren a los leñeros para que saquen los árboles o podarlos. El negocio le sirve a las dos partes, ya que los árboles los tienen que podar y eso representa un gasto que ahora no tienen.Uno de los contratistas leñeros explicó: “No tenemos muchas opciones, cada vez es más difícil conseguir guías de madera nativa. Un trámite puede llevar dos meses. No tenemos muchas alternativas y ahora las encontramos en los terrenos del pueblo. Los vecinos nos llaman porque necesitan podar o sacar los árboles grandes que tienen en la casa. Eso tendría un costo para el vecino y nosotros hacemos el trabajo a cambio de la madera. Le estamos solucionando un problema a la gente”.Las especies que buscan los leñadores son muy variadas y casi no tiene inconvenientes por cualquier madera. El mismo capataz comentó que “hoy los secaderos nos compran cualquier tipo de madera. Los compradores de leñas no tienen inconvenientes. Ahora llevamos paraíso, eucaliptos, palta, plantas frutales, oveñas, lo que venga y sirva para quemar. Está faltando madera y como los secaderos están trabajando bien, necesitan mucha leña y nosotros necesitamos trabajar”.En la zona de San Vicente no se hizo suficiente reforestación para la extracción de leñas. Esto es un tema que preocupa a los secaderos, que no tienen otra alternativa para secar la yerba y el té. La madera nativa, que era hasta hace poco la única proveedora de leña, tiene tantas restricciones que no permite tener suficiente para la demanda. Por un tiempo encontraron una alternativa, pero no creen que dure mucho más.





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