BUENOS AIRES (Por Cary Macena*). Nos juntamos en un lugar muy especial de esta ciudad; creado por soñadores impenitentes, por noctámbulos empedernidos, por nómades de la vida y el tiempo, por borrachos que jamás parecen estar borrachos, por actores y cantores capaces de actuar y de cantar aunque sólo quede un espectador (y encima somnoliento) dispuesto a recibir a los duendes de la creatividad a mansalva.El Pepo (Núñes) y el Gurí Guazú (Latreccino), se sentaron frente a frente, dieron vuelta las sillas y se acomodaron como para jugar al truco. Pero, en verdad, se dispusieron a dejar expresadas unas pocas palabras; unos pocos párrafos en favor de la memoria de sus vidas de historietas, del presente del humor gráfico, del futuro de las ilustraciones secuenciadas o como quiera que se diga o llamen. El caso es que estos populares y tan queridos personajes misioneros, convocados por la Subsecretaría de Cultura de la provincia a participar de la Muestra Artística Integral en el Teatro Nacional Cervantes, se arrimaron a los aires porteños y decidieron recorrer sus calles, sus barrios más ilustres (bastante menos que cien, aunque el vals de Petit y Sciammarella los haya enumerado para siempre y la voz de Aberto Castillo haya profetizado para toda la eternidad esta expresión popular de los cien barrios porteños).Cafecito o matecito de por medioY en esta hermosa sensación de cercanía con nuestra amada tierra colorada, cafecito de por medio, la tertulia giró en torno de las muchas posibilidades que se presentan para los artistas misioneros ante eventos de esta magnitud, sustentados en la intención de que el artista pueda mostrar lo suyo en otros lugares, arribando en este caso a exponer adonde dicen que “atiende Dios” (“sí… y tiene la oficina frente al obelisco”, agrega un amigo mío). Así, en esta infrecuente unanimidad de consensos encontrados, matecito de por medio, nos fuimos derivando hacia la chance de lograr que estas presentaciones se puedan realizar con mayor frecuencia, aumentando la cantidad de expositores, produciendo un circuito permanente de “misioneraje” por todas partes, buscando hacer conocer las grandes dotes de nuestros mejores cultores de la “estética comunicativa de estructuración formal pero de contornos inasibles” (definición que derivó en copiosos aplausos para el Gurí Guazú), y también “sosteniendo esa función social pedagógica y ornamental tan importante que le cabe a cada género y macrogénero cultural” (agregado que extendió la ovación para el Pepo y arrancó un furibundo sapucai de algún litoraleño arrimado así nomá a la charlada). Después de un buen rato, los tres nos dimos cuenta de que, como decía mi abuela Ubalda, nos había ganado la hora. “La hora para hacer no sabemos qué, pero ya nos ganó”, dijeron casi al unísono nuestros queridos entrevistados. Y ya en el epílogo de una charla que no quería terminarse nunca, en el “último espacio conjetural del cielo encausado de Buenos Aires” (arremetí yo como para no quedarme atrás, pero no me aplaudieron ni los mozos): el Pepo, el Gurí Guazú y este servidor, decidimos que tal vez valga la pena hacer el esfuerzo de intentar la quimera de misionerizar a los porteños y a todos los transeúntes del mundo que eligen venir a esta ciudad tan cosmopolita, que ostenta con justo orgullo ser parte de los circuitos socioculturales más relevantes de la América Latina.Autorizados por sus padres, Núñes y Latreccino: el Pepo (haciendo viracambotas de alegría) y el Gurí Guazú (tirando al aire una mandioca frita) se quedaron en Buenos Aires para ayudarme a buscar y encontrar los lugares que puedan albergar a los muchos que, como nosotros, quieren venir a exponer y a mostrar sus artes y oficios en la gran urbe, en la Real de Nuestra Señora Santa María del Buen Ayre (Pedro de Mendoza), en la Ciudad de la Santísima Trinidad (Juan de Garay), en fin: en donde dicen que atiende Dios y desde ahora: el Yasy Yateré y el Pombero.En el Café La Clac -de claque, de aplaudir-: los antiguos aplaudidores de espectáculos ya no aplaudieron pero nos acompañaron emocionados hasta la Plazoleta de Misiones, en la avenida 9 de Julio, y allí, frente a Andresito y las Cataratas se sacaron un sinfín de fotos para el recuerdo con el Pepo y el Gurí Guazú y yo fui inmensamente feliz.* Escritor, poeta, periodista y locutor radial misionero radicado en Buenos Aires.





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