PANAMBÍ (Enviados especiales). Esta localidad volvió a paralizarse ayer por la tarde, pero, a diferencia del último domingo, esta vez no fue solamente por el dolor. El pueblo, partido en mil pedazos, salió a la calle para pedir por el esclarecimiento de la masacre que conmueve a la provincia.Unos 700 vecinos -tal vez más- confluyeron en el denominado “Kilómetro 8” para honrar la memoria de Carlos Knack (43), su esposa Graciela (42) y su hija Bianca (12). También para pedir por la recuperación de Cristian (25) y para darle fuerzas a “Nano” (20), el único de la familia que se salvó del violento ataque. Pero por sobre todas las cosas, para pedir justicia y devolverle a Panambí esa paz que hoy parece perdida.“La familia de Panambí se une para pedir justicia”, “Basta de violencia, inseguridad, impunidad y silencios, la lucha es de todos” o “Castigo a los culpables” decían algunas de las pancartas. Otras, en pocas palabras, expresaban el dolor del pueblo. “Estoy triste”, decía una, sostenida apenas por uno de los compañeros de Bianca.Tal como estaba previsto, la manifestación se inició a las 13 y convocó a una buena parte del pueblo, que se fue sumando cuadra a cuadra. “Pedimos justicia por lo ocurrido, pero en paz. Somos un pueblo pacífico y queremos seguir viviendo en paz”, dijo al micrófono Sigfrido Maier, uno de los vecinos.La caminata transcurrió a lo largo de poco más de dos kilómetros y pasó por lugares emblemáticos, como la Escuela Provincial 402 “María Montessori”, donde Bianca estudiaba, o la Iglesia Evangélica Bautista Salem, donde el miércoles por la noche el pueblo se había reunido para despedir a las víctimas.Para cuando la marcha llegó a la casa del kilómetro 7 de la ruta provincial 5, alrededor de las 13.55, no faltaba casi nadie. Docentes de los chicos, compañeros de escuela de Bianca, amigos y conocidos de Cristian, miembros de la iglesia bautista a la que asistía la familia. Estaban todos, conmovidos por la saña y adoloridos por el golpe que ante los micrófonos catalogaron como “un agujero irreparable en el corazón del pueblo”.Frente a la casa de los Knack tomó la parada la docente Lidia Lago, una de las organizadoras. “No encontramos palabras ni argumentos para justificar tanta violencia, ésta se ha transformado en la casa del horror”, esgrimió la mujer. A esa altura, la ruta provincial 5 permanecía cortada al tránsito: era imposible circular por la zona ante la cantidad de personas.Y ese número se reflejó en una carta que los vecinos firmaron y entregaron a Ricardo, Jorge y Naira, los hermanos de Carlos Knack. Ellos fueron quienes les entregaron en mano el petitorio de Panambí al intendente Joaquín Olivera, quien se comprometió a tramitar un encuentro entre los familiares y Jorge Franco, ministro de Gobierno.Antes, los marchantes dejaron los mensajes de paz y justicia en la vivienda de los Knack. Se comprometieron a regresar en caso de que la investigación no tenga avances.Los carteles quedaron ahí, atados a las rejas de la casa de la masacre con el pedido multitudinario de justicia en la voz del pueblo. De frente a la ruta y de espaldas a la vivienda donde hasta ayer trabajaban los investigadores. Ese mismo lugar donde el último domingo quedó sellado con fuego y sangre lo peor de la naturaleza humana. Una carta,un pedidoDurante la marcha, los vecinos juntaron quince hojas de firmas que acompañan una solicitud que elevaron ante el ministro de Gobierno, Jorge Franco.“Los vecinos de Panambí abajo firmantes nos dirigimos a usted a fin de solicitar el pronto esclarecimiento del aberrante hecho ocurrido a la familia Knack el pasado domingo 25 de mayo. El pueblo de Panambí pide justicia y seguridad. No más casos sin esclarecer, no más violencia, no más silencio, no más jóvenes y adolescentes adictos por nuestras calles. Que Panambí continúe creciendo pero en paz”, escribieron.La solicitud fue entregada a Joaquín Olivera, intendente de Panambí, presente en la marcha, quien prometió tramitar un encuentro entre los familiares de las víctimas y el ministro de Gobierno.





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