CAMPO VIERA. En el marco de la investigación por el homicidio de Julio Argentino Braga (85), desde la Policía no se descarta que hubo otros involucrados, siempre de acuerdo a los dichos del único detenido en la causa, señaló un portavoz oficial. Tal como se publicó, el crimen de Braga fue cometido en el marco de un oscuro trasfondo y un contexto que preocupa a gran parte de los vecinos de Campo Viera, ya que el asesino dijo haber actuado a la orden de una secta y, muy probablemente, en lo que se cree que fue un ritual de tinte satánico.El sospechoso es un joven de 23 años, quien confesó en sede policial haber ultimado a Braga de un cuchillazo en la espalda para cumplir con el mandato recibido, que incluía también otros dos homicidios. Las futuras víctimas también eran de la zona y habían sido marcadas con nombre y apellido por el presunto asesino.El cuerpo de Braga fue hallado a las 12.40 del último viernes sobre un camino vecinal del Kilómetro 28, una zona rural emplazada hacia el sur de Campo Viera, a no más de tres kilómetros del casco urbano.El cadáver estaba tendido a un costado del camino, sobre un charco de sangre. Un médico policial informó que el cuerpo presentaba un profundo corte de arma blanca “en la región posterior del hemitórax derecho”, es decir, en la espalda. Con el correr de las horas los investigadores obtuvieron datos que ponían en el centro de las sospechas a Omar, un joven de 23 años y vecino de la infortunada víctima.El sujeto fue capturado el último sábado y se quebró en sede policial. Fue allí que contó entonces un costado oscuro vinculado a una secta que operaría en Oberá.El joven dijo a los policías que él había matado al anciano y que lo había hecho porque cumplía con las órdenes de una secta a la que asistía hasta hace algún tiempo.Es más, para probar la autoría del hecho, les contó que luego de asesinar a Braga tomó el arma homicida, un cuchillo con una hoja de unos 20 centímetros de largo, y lo clavó en la tierra, en otra acción con marcada significación en medio del ritual que llevaba adelante.Los policías fueron hasta un yerbal emplazado a pocos metros de la escena del crimen y confirmaron todo: efectivamente, allí estaba el cuchillo, clavado en la tierra, tal como lo había confesado Omar. El detenido agregó que, para cumplir con el pacto acordado, debía matar a otras dos personas: dos conocidos a los que identificó con nombre y apellido. Por último, el arrestado reconoció que actuó por presión de los supuestos líderes de la secta. “Si no lo hacía, me iban a matar a mí”, dijo a los investigadores. Por estas horas, la policía no descartaba que dicha secta, de ser ciertos los dichos del joven detenido, tenga un líder. No obstante hasta anoche no había más sospechosos arrestados por el caso.





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