POSADAS. Cada veinte días, Thiago Isfrán (6) debe afrontar una nueva quimioterapia. Permanece internado seis días en el sanatorio Nosiglia de esta ciudad para recibir la medicación que le ayude a revertir su cuadro de leucemia aguda, que le diagnosticaron cuando tenía sólo un año y medio.Su mamá Karina Lugo lo acompaña en todo momento. “Esperemos que los milagros ocurran”, señaló a PRIMERA EDICIÓN. Es que los pronósticos no son muy favorables, porque la médula no está respondiendo, pese a que ya van casi seis meses de tratamiento con quimioterapia.De continuar así, el niño deberá ser sometido a un trasplante de médula en Buenos Aires. Por el momento, su madre, su abuela, sus familiares, el personal médico que fue conociendo en todas sus internaciones, todos rezan porque ese milagro ocurra. En junio, según los resultados de los estudios, se definirá cómo se prosigue. Por el momento, su madre ya se va mentalizando sobre la idea del trasplante y alienta a la comunidad a que se informe para poder sacarse el miedo y que se anime a donar sangre e inscribirse en el registro de donantes de médula (ver recuadro). “Donar sangre, donar médula, no tienen ningún efecto dañino a la salud del donante, es un acto de amor y nos favorece a todos. Todos podemos necesitar en algún momento”, señaló.Karina manifestó su agradecimiento a todos los médicos y enfermeros que atienden y atendieron a Thiago en todos estos años, y también a sus compañeros de trabajo que colaboran haciendo rifas y buscando formas de reunir dinero para ayudarla a afrontar los gastos de las internaciones y los viajes a Corrientes para las medicaciones de Crescenti, que ayudan a Thiago a soportar las “quimio”.La alegría, intactaAyer a las 18 ,Thiago regresaba al sanatorio para los controles con la doctora Sandra Borchichi, hematooncóloga referente en Misiones que trabaja en el Hospital de Día del Pediátrico. Habían pasado menos de 24 horas del alta tras seis días de quimio y el niño era pura energía. Sólo el barbijo, que lleva todo el tiempo para evitar virus y bacterias, era señal de la enfermedad que lo afecta, porque en ningún momento mientras PRIMERA EDICIÓN lo entrevistaba junto a su madre, él se mostró cansado, dolorido o triste.“Yo hago kung-fu y me gusta andar en bicicleta, todos los ejercicios me gustan”, dijo el niño con gran alegría mientras saludaba a los empleados de un comercio frente al nosocomio, que ayer le regalaron una bicicleta. En tanto y en cuanto su organismo esté estable, puede hacerlos. Pedido solidario: una computadoraThiago no puede ir a la escuela porque no puede exponerse a enfermedades. La opción es una maestra domiciliaria. Su mamá, que debe estar todo el tiempo cuidándolo, no ha tenido tiempo de hacer esos trámites en la escuela del Pediátrico, “pero espero poder ir pronto así él puede estudiar”, dijo Karina. Thiago estaba muy contento ya que su madre y su abuela habían comprado una computadora portátil para que él pueda usar en las internaciones, pero en medio de todas las internaciones, entraron a su casa y se la robaron y también la TV. Todos a donarLa donación de médula ósea no representa riesgo alguno para la salud del donante. En primer lugar hay que encontrar la compatibilidad de 100% entre Thiago y el donante. Para ello, se compara una muestra de sangre del niño con la de los donantes que están en los bancos de sangre de todo el mundo.Cuantos más donantes nuevos haya, más posibilidades hay de encontrar la compatibilidad. Por eso es fundamental que más personas se acerquen a donar, tal como lo hicieron hace casi un año para ayudar al deportista de Oberá, Gastón Vancsik. Para ingresar al registro de donantes del Incucai e internacional, se debe tener entre 18 y 55 años, pesar 50 kilos como mínimo y donar una unidad de sangre.





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