POSADAS. Omar Holz reúne, en su humanidad como artista, dos cuestiones esenciales: crea, produce y es gestor cultural. Con su grupo, con más de veinte años de trayectoria en el medio artístico de Misiones, en el Alto Paraná organiza y realiza el Festival Latinoamericano de Títeres “Tatá Pirirí”, que en junio cobrará vida nuevamente.Este fin de semana, el eldoradense estará presentando su última gran creación, “Botteghe Oscure” (Bodega Oscura). Hoy, desde las 21.30, en la sala Quiroga del Centro Cultural Cidade (General Paz y Belgrano), de Posadas.“La obra comienza a gestarse en Cuernavaca (México) en casa de Cecilia y Rogelio (directora y dramaturgo, respectivamente), allí les propongo hacer el proceso. Nació la idea, y me encierro tres días con ellos a laburar, un pequeño esbozo de cómo trabajaríamos durante tres meses de “retiro creativo”. Luego ellos se instalaron en mi casa de Eldorado, ensayábamos en el Teatro del Pueblo todos los días unas ocho horas. Y salió” contó el artista sobre el proceso creativo.La “Bodega Oscura” es un lugar donde llega Gero, protagonista de esta historia, buscando respuestas o buscando comprender la relación que hombres y mujeres tenemos con nuestros cuerpos. La bodega oscura a su vez, simboliza el espacio de creación donde trabaja el demiurgo. “El nombre de la obra se inspira en un pasaje de Roma que lleva ese nombre “Botteghe Oscure”, la bodega oscura, donde se congregaba todo un movimiento social, cultural y político revolucionario, funcionaba la sede del PC, un teatro clandestino. Épocas en que todo estaba prohibido, claro” describió Holz.La banda sonora es original y le pertenece al músico posadeño Osvaldo de la Fuente, la dramaturgia al mexicano Rogelio Luna y la dirección a Cecilia Andrés.“Durante el proceso, Osvaldo de la Fuente fue viendo algo de las improvisaciones, y luego le enviábamos textos o videos; él nos iba mandando algunas músicas, para los diferentes momentos de la obra. Hace años que es el creador de nuestros espectáculos, como Sudako, e incluso cuando trabajé con Cristina Solís, toda música era de él. Es saber que cada sonido será parte de la obra. Es fundamental la música, al igual que la iluminación, la puesta de luces la hizo Pablo Cunha, de Puerto Esperanza. Y sí, hay actuación tanto mía, como manipulación de títeres y de objetos”.





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