POSADAS. El miércoles por la noche, el Casino Club convocó a la carcajada. Es que a las 22, puntualmente, Hugo Varela se apoderó del Escenario de Emociones, donde lo esperaba un sinnúmero de objetos, muchos de lo más extraños, con los que “hizo música”.Romper el hielo no fue tan sencillo. Al chiste de cómo les llaman a quienes viven en Posadas (“¿posadenses?”), siguió una sección de música que logró mediante una sombrilla y, poco más tarde, una pegadiza canción que tuvo por centro de atención a su “amiga Marilé”, a quien “mató mosquitos”, “limpió vidrios”, “pintó la cerca”, “lavó los platos”, “ordeñó la vaca” y “jugó a los dados”, obviamente, cada estrofa con sus correspondientes ademanes.Con el público ya un poco más suelto, el cómico contó sobre sus comienzos y su abuela, que “era como las abuelas de antes”, lo que derivó en alusiones sobre la mujer y la cocina, siempre en una forma cómica de troncharse del mundo femenino moderno.Obviamente, el sartén-guitarra, viejito e incluso con un huevo frito seco, lo que daba cuenta de que realmente se trataba de “un sartén, pues estaba provisto de huevos y mango”, y no de “una sartén”, con la que ejecutó música griega.Otro momento “para descostillarse” fue cuando, ante la imposibilidad de tocar el pincuyo y cantar a la vez, recurrió a una “perita” de enemas que hacía el efecto de “soplido”.Y el instante regional lo aportó el chamamé “Las mandarinas”, sazonado con sapucays de “indios excitados”.Promediando la hora de espectáculo, preguntó a Cristina -que estaba entre el público por su música favorita e inmediatamente una cumbia, con todo el aporte de los presentes, comenzó a sonar, para continuar robando carcajadas por un rato más.





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