POSADAS. El sargento Lino Martínez recibió la orden, juntó a un grupo de hombres y los preparó para el viaje. Fue el 8 de mayo de 1856 cuando, por medio de un decreto, se creó la “Jefatura Militar en Misiones para la Policía y protección de los yerbales” y se necesitaba gente. Es que la situación en Misiones era caótica, ya que la delincuencia y la codicia devastaban la tierra colorada. Así fue como el sargento Martínez, procedente de Corrientes, tardó dos días de viaje en llegar a Misiones con un grupo de hombres y varias cabalgaduras. Una vez aquí, se instaló en el paraje San Javier la Primera Jefatura de la Policía de Misiones.Fueron doce los efectivos, junto a sus familias, los que vinieron para la tierra colorada. A los pocos días comenzaron a distribuirse: la mitad se quedó en esa comisaría y los demás en distintos destacamentos de la región.Las funciones en aquel entoncesEl cuerpo de Policía era la convergencia de la faz administrativa y de seguridad: además de lo estrictamente policial, debían encargarse de tareas sanitarias, higiénicas, de caminos, de obras públicas, forestal, fluvial y municipal. A ello se sumaban las ocupaciones relacionadas al Registro Civil de las Personas, porque allí se anotaban nacimientos, defunciones y casamientos. Además, la Policía era recaudadora de impuestos, multas y tasas. Todo esto, en una pequeña unidad con grandes responsabilidades, encargada de asegurarse de que las leyes se cumplan y se garantice la libertad de los ciudadanos misioneros de aquel entonces.Uniformes y armas de la épocaEn 1856 había dos tipos de uniformes: uno para el Jefe de Policía y otro para los agentes. Chaquetilla color azul marino en paño, sin cuello; doble hilera de botones dorados, pantalones semi bombachas, casquete medio cono, botas caño largo y cinturón ancho de cuero con pistola y porta sable, así se vestía el jefe. La del agente era más sencilla: chaquetilla corta tipo campera, con cuello de invierno y verano, ambos grises claro al igual que el casquete, bombacha ancha ceñida de los pies hasta la rodilla por una polaina de cuero que cubría a su vez el calzado, usaba alpargatas y sujetaba la bombacha con una rastra o cinturón bien ancho. El tipo de arma también dependía del rango. Para el comisario lo reglamentario era un sable con empuñadura de cuero tallado, revestido en la parte exterior en bronce trabajado, a esto se sumaba un revólver calibre 44. El agente en cambio, estaba armado con un sable largo de caballería con empuñadura de madera y chapa, y una carabina Remington de un tiro a bala, y un revólver en caso de poseerlo particularmente. A todo ésto hay que agregar el vehículo más efectivo para esos lugares rodeados de montes y serranías: la cabalgadura.Así fueron los inicios de la Policía de la provincia. Las medallas de oro al mérito Oscar Arturo CamargoEl 10 de junio pasado, una mujer denunció a su marido por violencia familiar. La llamada llegó desde el barrio El Progreso hasta la Comisaría de San Vicente. Allí, el cabo Camargo se puso al frente de la situación y fue hasta el lugar a constatar qué estaba pasando. Una vez ahí, se enfrentó con el agresor, quien ayudado por otras dos personas, lo agredió físicamente, le sustrajo su arma y efectúo un par de disparos con ella, que hirieron seriamente al cabo. Más allá de la confrontación, el proceso terminó con la detención de las tres personas, que fueron puestas a disposición del juez de turno. Las heridas sufridas tardarían seis meses en sanar, indicaron los médicos que lo atendieron. Pero contra toda prescripción médica, el cabo Camargo, tras pasar sólo 45 días de recuperación, se presentó en la Comisaría con intenciones de continuar trabajando en su función de encargado de guardia. Un gesto que lo enaltece y demuestra su amor por lo que hace. Es este gesto, sumado a su valentía y dedicación, el que lo hace merecedor de esta medalla de oro al mérito. Arturo Rubén FrancesconiEn el anochecer del 29 de mayo del año pasado, junto a otros camaradas de la UR 12, el sargento ayudante Arturo Rubén Francesconi, de la Brigada de Investigaciones de Bernardo de Irigoyen, concurrió a verificar la posible presencia de personas con antecedentes delictivos en una vivienda ubicada en la avenida Tránsito Pesado, próxima al límite con Brasil y el río Pepirí.Al llegar, fueron recibidos con disparos de armas de fuego. Uno de los proyectiles lo recibió el sargento ayudante Francesconi, al que el chaleco antibala le salvó la vida. Los agresores intentaron huir, pero uno de ellos fue detenido y registraba varias causas por delitos graves en Brasil. Los dos que huyeron fueron debidamente identificados y también registraban pedidos de detención por delitos cometidos en el país vecino. Además, en la vivienda fueron incautadas armas, municiones y otros elementos. A Francesconi bien le vale el reconocimiento de la sociedad, la que lo admira por su demostración y actitud de arrojo en el servicio, una conducta que sirve de ejemplo para todos sus camaradas. Ramón Sosa y Pablo KnollEn la noche del 13 de noviembre pasado sonó el teléfono en la Comisaría de Alba Posse. En la vivienda de Ervino Wagner, ubicada a la vera del río Uruguay, se estaba cometiendo un delito de “robo calificado”. El móvil estaba realizando otro servicio, entonces el Jefe de la Comisaría, el comisario Ramón Elizardo Sosa, se subió a su vehículo particular y fue hasta el lugar con el sargento primero César Pablo Knoll.Al llegar fueron recibidos con disparos de arma de fuego desde el interior por dos personas encapuchadas. Los impactos dieron en el parabrisas delantero del auto y uno de ellos, en el hombro derecho del comisario Sosa. Otro disparo rozó al sargento primero Knoll y le causó una herida. También lastimados por la defensa de los policías, los autores se dieron a la fuga.La predisposición y actitud de servicio llena de renunciamientos de los policías evitó que el hecho tuviera mayores consecuencias. Hoy llevan en sus cuerpos las marcas visibles de aquella noche y, por esa ra
zón, son dignos de ser mencionados como héroes, de esos que se recuerda con nombre y apellido. Víctor Darío BalletboHeroica. Sólo así se puede calificar la actitud que el suboficial Víctor Darío Balletbo, del Comando Radioeléctrico de la UR I Posadas, tuvo la noche del 3 de septiembre pasado.La casa de Oscar, de 65 años, Hilda (73) y Sulma (43) era consumida por las llamas y ellos no encontraban la manera de salir. La situación era por demás desesperante y el panorama, crítico. El cabo Balletbo concurrió hasta la vivienda, ubicada en Bonpland y Rademacher de Posadas, logró sortear las llamas en tres ocasiones y rescatar con vida, sanos y salvos, a los tres ocupantes de la casa que se consumía por las llamas. Una labor memorable. Saludo del jefe policial“Con motivo de esta fecha tan especial en la que celebramos el 158º aniversario de la Policía de Misiones, deseo llegar a cada hombre y mujer policía, y por su intermedio a sus seres queridos, con un afectuoso saludo y un fraternal abrazo. Es oportuno reiterar el más sincero reconocimiento y gratitud por la actitud de servicio que llevan adelante en forma silenciosa durante cada jornada de trabajo, poniendo de manifiesto los más altos valores de profesionalidad, compromiso y solidaridad para llevar adelante la sagrada misión que elegimos como forma de vida. Que Dios los bendiga y los llene de felicidad y prosperidad, permitiendo que sus anhelos y sueños sean cumplidos en un marco de profunda alegría y unión familiar”.(Crio. Gral. Héctor Munaretto)





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