PUERTO IGUAZÚ. Leonilda Do Santos (40) planificó el crimen con una pasmosa frialdad. Primero esperó a que se acostara su pareja, con quien momentos antes mantuvo una acalorada discusión tras compartir una ronda de tragos. El hombre no tardó mucho en conciliar el sueño, más teniendo en cuenta que se hallaba en estado de ebriedad. Una vez que la víctima, Hugo Alberto Levine, quedó profundamente dormida e indefensa, Leonilda le asestó varios machetazos que le ocasionaron lesiones en distintas partes del cuerpo. Levine jamás volvió a despertar, ya que falleció en un hospital a los tres días del brutal ataque ocurrido la noche del martes 18 de septiembre de 2012, alrededor de las 22, en una galería de la humilde vivienda que la malograda pareja compartía en el asentamiento de las Dos Mil Hectáreas, en la turística ciudad de Puerto Iguazú. Poco después, y en base a la investigación policial y otros indicios, entre ellos que no acompañó al hombre al que agredió al hospital Samic de esa ciudad, la mujer fue detenida y acusada del delito de “homicidio agravado por la alevosía”. Las evidencias en su contra se fueron acumulando y el juez de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, Juan Pablo Fernández Rissi, terminó procesándola. Finalmente la causa llegó a instancia de juicio. Escalofriante accionar Un dato no menor y que da cuenta de la personalidad siniestra de la imputada es que, al requerir sus antecedentes, se supo que cuatro años antes del homicidio de Levine ya estuvo tras las rejas bajo sospecha de asestar más de diez puñaladas a su pareja de entonces.Ese violento y sangriento episodio se registró en la localidad de Comandante Andresito. En esa ocasión el hombre la pudo contar, ya que sobrevivió de milagro y, de esa manera, ella zafó de ir a prisión. Quizás el método que habría empleado durante la internación de su víctima, en el hospital Samic de Eldorado, brindó sus frutos. Los investigadores recuerdan que, al contrario de lo que sucedió en Puerto Iguazú, en esa ocasión Dos Santos acompañó en la ambulancia a su pareja hacia el centro de salud.Al parecer, la intención no habría sido cuidarlo o brindarle contención, sino dejarle una temible advertencia: si formulaba cargos en su contra, lo pagaría con su vida. Todo este accionar de intimidación volvería a repetirse poco después (ver recuadro). El tiempo transcurrió y ahora Leonilda Do Santos deberá purgar 18 años de prisión por el crimen de Levine (con la calificación de homicidio simple), luego de que las partes -tanto su defensa como la fiscalía del Tribunal Penal 1 de Eldorado-, llegaran a un acuerdo a través de un juicio abreviado. AmenazasSegún trascendió durante la investigación del homicidio de Hugo Alberto Levine, se supo que la acusada, luego de asestarle los mortales machetazos a la víctima, se dirigió hacia la habitación donde descansaba la hija menor del infortunado hombre. Una vez allí, le manifestó que tanto ella como su padre fueron “agredidos por cuatro sujetos que se movilizaban a bordo de una camioneta roja. Que la peor parte se la había llevado el hombre, quien estaba malherido”. Pero dicha coartada se desmoronó como un castillo de naipes. Porque la nena escuchó lo que había sucedido y luego contó que la acusada le dijo que “tenía que mentir”. La menor dijo que la madrastra “era violenta” y que incluso el día del crimen de su padre “le había pegado porque ella había lastimado a un chancho”.




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