POSADAS. La causa que investigó las circunstancias de la muerte de Hugo Wasiluk en el interior de la comisaría Seccional Primera de Oberá, el 27 de abril de 2011, tambalea y hasta podría caerse definitivamente. Ayer, en otro fallo que cuestiona fuertemente el desempeño de la Justicia obereña, la Cámara de Apelaciones en lo Penal y Correccional de la provincia declaró nulo el auto de elevación a juicio y dejó abierta la puerta para la inminente liberación de los tres policías imputados del presunto delito de “tormentos seguido de muerte”. Los uniformados, que prestaban servicio en la comisaría de Villa Bonita, donde se procedió a la detención de Wasiluk el 25 de abril de 2011, permanecen privados de su libertad hace más de tres años.Al parecer, los integrantes de la Sala 2 de la Cámara de Apelaciones encontraron gruesos errores técnicos en el requerimiento fiscal y procedieron a declararla nula.En ese sentido, según fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, no se efectuó una clara y precisa acusación respecto de la responsabilidad que le cupo a cada uno de los trece imputados; omitiéndose circunstancias de tiempo, modo y lugar.Los tres policías se encuentran privados de su libertad hace más de tres años porque en su contra pesa la más grave de las calificaciones: “tormentos seguido de muerte”.El resto recuperó la libertad poco después del auto de procesamiento -figura que por aquel entonces regía el proceder de la Justicia de Instrucción-. A estos se les endilgó la calificación de “omisión de denuncia de torturas e incumplimiento de los deberes de funcionario público”.Más allá de la calificación impuesta por el juez de Instrucción 2 de Oberá, Horacio Heriberto Alarcón, lo cierto es que la muerte de Wasiluk fue injusta, innecesaria y definitivamente evitable. Sin embargo, ahora navega a la deriva con el riesgo cierto de terminar en la impunidad.No es un caso para tomar a la ligera. Y la inminente excarcelación de los tres uniformados no debería alegrar a nadie.Wasiluk tuvo una muerte dolorosa, triste y agónica. Pidió ayuda y no lo escucharon, en un accionar policial lamentable, más cercano a una bestia que a un ser con sentimientos.Es justo y necesario que los responsables paguen por lo que hicieron. Es obligación que la familia, que aún llora la partida del ser amado, reciba Justicia.Y es hora también que los jueces o funcionarios judiciales que incurran en yerros, negligencias o cualquier circunstancia que impida arribar a una sentencia rindan cuentas ante sus superiores, como cualquier mortal. Para eso se creó la instancia de juicio político y debe pesar sobre las relaciones, conexiones o amiguismos del poder.Cuanto menos, el deceso de Wasiluk se trató de un “abandono de persona seguido de muerte”. No le suministraron la debida atención médica pese a los reiterados pedidos y hasta súplicas del detenido.Incluso, hay un médico policial imputado por el supuesto delito de “incumplimiento de los deberes de funcionario público”, porque al parecer examinó a Wasiluk pero sin tocarle un pelo.En su momento, el abogado que representa al padre de Wasiluk, Rafael Pereyra Pigerl, manifestó que “el joven muere por estrangulación de los intestinos. Una muerte horrible porque todo lo que sube en vez de bajar hace que quede sin poder respirar. Fue un hecho calamitoso para nuestra comunidad. Un hombre lamentándose y llorando que pide ser asistido y a quien no atienden”. Más palabras para describir los últimos momentos de vida de Wasiluk, de sufrimiento y agonía, suenan inútiles. Con la resolución, la causa regresará al Juzgado de origen. En un principio, por el paso del tiempo incluso, se debería instrumentar la liberación de los tres policías.Después, elaborar un nuevo requerimiento de elevación a la etapa de juicio oral y público, atento a las correcciones que remarcó la Cámara de Apelaciones. El tiempo dirá si el deceso de Wasiluk termina en juicio oral o se pierde en el devenir del tiempo. El comisarioQuizás el dato pasó desapercibido, pero recobra vitalidad al saberse de quién se trata.El comisario que, al momento de la muerte de Wasiluk, se desempeñaba al frente de la comisaría seccional Primera de Oberá es el mismo que aparece involucrado en el escándalo por las supuestas fiestas sexuales en esa ciudad.La única diferencia es que, pese al antecedente de aquella muerte en su comisaría, ascendió a comisario inspector.Dicen que zafó del caso Wasiluk por un padrinazgo de peso. ¿Podrá hacerlo ahora?




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