POSADAS. La investigación por el crimen de Marina Da Silva (19), la joven hallada masacrada en un pozo de Nemesio Parma -en el oeste del Gran Posadas- el último día del año pasado, tuvo un avance circunstancial en las últimas horas: la Justicia finalmente dictó la prisión preventiva para Franco Ramos (19), concubino de la víctima, a raíz de las pruebas recolectadas por los detectives desde el hallazgo.Así lo pudo saber PRIMERA EDICIÓN en base a sus fuentes, que revelaron que de esta manera el joven queda sujeto a proceso e imputado por el delito de “homicidio simple”, tal como lo resolvió el magistrado Ricardo Balor, al frente del Juzgado de Instrucción 6 de la Primera Circunscripción Judicial, con asiento en Posadas.Mientras tanto, en dicha dependencia judicial continuaba hasta ayer una serie de audiencias iniciadas días atrás que tenían como protagonistas a vecinos y otras personas vinculadas de una u otra manera a la víctima y al principal sospechoso.La prisión preventiva sobre Ramos fue dictada horas atrás a raíz de los elementos que constan en el expediente, suficientes para imputarle dicho delito, al decir de las fuentes. Sin embargo, la principal prueba que aguardan Balor y su equipo aún no llegó desde Buenos Aires. Se trata de los estudios genéticos de ADN realizados sobre restos de sangre hallados en la olería donde trabajaba el detenido, en la casa donde vivía junto a Marina y en el predio donde teóricamente vivía el dueño de la fábrica de ladrillos.Las pericias intentan establecer si esa sangre, hallada mediante exámenes de luminol, corresponde a la mujer. De ser así, podría confirmarse la principal teoría que hoy por hoy manejan los investigadores.Esa hipótesis señala que Marina fue ultimada en otro lugar, presumiblemente en la olería. Los detectives suponen que fue atacada ferozmente a golpes en la cabeza. Eso, al menos, surge de la autopsia, que estableció que el cadáver presentaba fractura de cráneo debido a dos furibundos mazazos.Siempre según la teoría principal, luego de eso el cadáver fue trasladado hasta un pozo cercano a la fábrica de ladrillos, donde fue arrojado por el autor del hecho atado a un bolso con una piedra mora de unos 30 kilogramos.Esa evidencia fue hallada por los investigadores de la Saic y Bomberos de la Policía, quienes desagotaron el orificio de unos ocho metros de profundidad, tras lo cual retiraron la piedra. El cadáver, atado de manos, a su vez estaba maniatado a un bolso abierto en el que presumiblemente estaba la piedra.




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