GARUPÁ. En 2003 comenzaba a funcionar la primera escuela secundaria del barrio A 3-1 “Fátima”, de esta localidad. Su sede es un ex centro comercial, cuyos locales fueron transformados en aulas para recibir a estudiantes de todo el barrio, que hasta ese momento debían acudir a escuelas alejadas para completar sus estudios secundarios. Comparte edificio con el Cep 17, que funciona en turnos vespertinos y nocturnos.Nada fue fácil. Cada mejora se logró por medio de gestión de proyectos a nivel nacional y con la colaboración de padres, docentes y alumnos, que vendían rifas, empanadas y pollos. Así fue como lograron enrejar puertas y ventanas para evitar que ingresaran a llevarse los pocos elementos de valor de la escuela. A pesar de tanto esfuerzo, no logran evitar los robos: la sala de informática fue desvalijada ocho veces y la de Conectar Igualdad, cinco. En un intento de resolver las demandas más urgentes, la escuela no logra afrontar todos los arreglos que requiere. Es por eso que han pedido al Consejo General de Educación (CGE) la mejora de baños, instalación eléctrica, pintura, tanques de agua, cercado perimetral del predio y emparejamiento del patio delantero de los edificios. Pero las notas no han obtenido respuestas. Los padres se han reunido la semana pasada en una asamblea para manifestar su preocupación ante esta situación que, lógicamente resiente el proceso de formación que atraviesan los estudiantes de la institución.Sin respuestasAdemás de arreglos edilicios, se han gestionado ante las autoridades educativas provinciales algunas cuestiones administrativas pendientes. Una de las últimas fue comunicar que hay docentes que hasta la fecha -a dos meses del inicio del calendario escolar 2014- no se han presentado a trabajar en la escuela. “Eso es gravísimo. Yo hice el informe y lo envié al CGE. No tuve respuestas”, destacó a PRIMERA EDICIÓN la directora, Irene Hernández, quien es vicedirectora titular y directora suplente, ya que el titular, Marcelo Leiva, se encuentra de licencia desde 2006, es decir, hace ocho años. La docente señaló que llegó a enfermarse a causa del “acoso permanente” que recibiría de parte de Vanesa Espínola, la directora del Cep 17, que funciona en el mismo edificio. La gota que rebalsó el vasoLa falta de respuestas del CGE ya es una constante. Esta conducta sólo se cortó para hacer un llamado de atención: mediante nota, el Consejo pidió explicaciones sobre la construcción de unos bancos de material, elaborados por los alumnos en el marco de un proyecto socioeducativo de la escuela. “Los bancos los construimos con los profesores, con mis compañeros, muchos somos ayudantes de albañil, trabajamos en obras (de construcción) y entonces organizamos hicimos los bancos, que ahora podemos usar todos los estudiantes de nuestro colegio y del Cep 17”, destacó un estudiante.En una nota dirigida al CGE, la directora señaló que “esta innovadora acción representó para la escuela un importante dispositivo de formación, ante el derecho de garantizar el desarrollo de la potencialidad de los alumnos, sus aptitudes y su capacidad mental y física dentro de las posibilidades planteadas en igualdad de condiciones”. Hernández señaló a este matutino que “si el CGE nos pide que desarmemos los bancos, lo haremos, pese a que eso iría contra nuestros principios pedagógicos (ver “Seguir adelante”). Pero si esa es la condición para que podamos mejorar nuestras condiciones edilicias y que se concreten todos los otros pedidos pendientes, nos comprometemos a desarmarlos”.“Nos sentimos marginados”Ante esta situación, los padres realizaron una asamblea la semana pasada y se continuarán reuniendo para observar y seguir las novedades en torno a estos ya históricos reclamos.“Estamos preocupados por el rotundo silencio de las autoridades competentes ante todos los requerimientos planteados desde esta escuela”, señalaron en una carta. En la misma dan cuenta de una reunión mantenida por los docentes con el supervisor de la escuela quien expresó que “todo se debe a un ‘castigo’ porque no hay convivencia entre las dos escuelas que ocupan este edificio” y que “se intervendrían ambas escuelas”.Deudas pedagógicasSegún establece la ley 26.100, las escuelas secundarias pueden ofrecer más de una modalidad (orientación) a sus estudiantes. Actualmente funciona solamente una: Humanidades y Ciencias Sociales. “Hace tiempo que venimos pidiendo poder generar otra modalidad que sería en Informática. Pero hasta el momento no hemos recibido ninguna respuesta de parte del Ministerio (de Educación)”, señaló Hernández.Espacio para poder dar clases de informática, ya tienen. Además del aula de Conectar Igualdad, tienen una sala de computación con 25 máquinas funcionando. “Todas estas computadoras las hemos conseguido por medio de presentación de proyectos en el Ministerio de Educación de la Nación”, destacó la directora.Gracias a estos proyectos también han logrado equipar un laboratorio de físicoquímica, sala de gimnasia y sala de estudio para que concurran en contraturno los estudiantes a estudiar con ayuda de una docente designada en el marco del Plan de Mejora Institucional (PMI). Seguir adelante“La educación promueve iniciativas que tienen por objetivo fomentar la diversidad en los establecimientos educativos a través de la realización por ejemplo de estos tipos de talleres -de construcción de bancos de material- que impulsan a los jóvenes a desarrollar una mirada crítica respecto a la a la estigmatización, los perjuicios y la discriminación”, señala la directora suplente del Cep 6 en una carta dirigida al gabinete educativo provincial.Pese a todos los obstáculos que enfrentan padres, alumnos y docentes, tienen el mérito de participar en proyectos sociocomunitarios, el Parlamento Estudiantil (2011 y 2012), la Estudiantina (2008, 2012 y 2013), tutorías y apoyo escolar todo el año, participación en el festival Oberá en Cortos 2007, talleres de educación sexual y Centro de Actividades Juveniles (CAJ).





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