POSADAS. Misiones sería una de las rutas de ingreso ilegal de ciudadanos chinos a la Argentina, que son llevados hasta Buenos Aires para ser explotados laboralmente en talleres textiles clandestinos. Al parecer, Gendarmería investigaba a una parte de esa comunidad, presuntamente vinculada con el tráfico de connacionales, cuando saltó el escándalo de las fiestas sexuales en Oberá.Esa pista llegó a la Unidad Regional II, porque surgió la teoría acerca de la presunta implicancia de algunos de sus hombres en fiestas sexuales con integrantes de la comunidad oriental.Uno de esos hombres sería un comisario inspector que ya era seguido de cerca por sus camaradas porque solía frecuentar casas de juego, circunstancia prohibida por reglamento.Desde ese momento se disparó el escándalo.Llamó poderosamente la atención que la Justicia penal no interviniera de oficio, como mínimo con un pedido de informes a la Policía obereña ante la resonancia de las publicaciones en los medios de comunicación.Más aún cuando trascendió que menores de edad serían parte de esos encuentros de alcohol y sexo en la noche obereña.La Policía habría logrado, cuanto menos, el compromiso de una adolescente de 16 años que habría incriminado en todo el asunto al comisario inspector.




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