POSADAS. “El teatro es como la misa; para sentir completamente sus efectos hay que ir frecuentemente”, dicta una de las frases de Alain Émile Chartier, filósofo, periodista y profesor francés nacido en Mortagne-au-Perche. Con este puntapié inicial sobre la vivencia cotidiana del artista, el teatro y el espectador, es que PRIMERA EDICIÓN quiere homenajear a todos aquellos que incansablemente se dedican a crear y ofrecer sus obras teatrales.En el Día Mundial del Teatro, las voces de actores y artistas se suman a una notable experiencia que transporta a la gente en cada función. Para ello también se le rinde un reconocimiento especial al querido Julio Bueno, y su entrañable personaje “Doña Poli” que está divagando en algún lugar del universo. Un actor dedicado que le hizo honor a la profesión y entre risas, desazones y alegrías pudo sembrar su talento, el que hoy se extraña tanto. Para la actriz y directora Ángela Matilde “Pocha” Sánchez el teatro es su vida. “Como bien lo ha dicho Juan Carlos Gené, ‘el teatro ha sido siempre y sigue siendo una luz para los hombres; para los que lo hacen y para quienes lo presencian; para quienes lo escriben y quienes lo corporizan; los que lo pueblan de técnicas y de artes que sintetizan las tareas más nobles y bellas que los hombres han realizado. El teatro presenta al hombre como es, angelical y homicida, tierno y cruel. Permite ver a los hombres desde perspectivas que nunca ofrece la realidad; y nos enseña a descubrir y amar, precisamente, lo que la realidad oculta: a comprendernos y aceptarnos y también a cuestionarnos y no aceptarnos. El teatro es reserva de la vida, en gesto de aprecio y celebración de sí misma. Es el espacio de la dignidad del hombre’. Es exactamente eso lo que significa el teatro para mí”.Asegura que una de las cosas a cambiar de la situación de la actividad teatral actual, “es tener más apoyo tanto de Cultura como de la comunidad. Para lograrlo, implementaría un plan cultural, municipal, provincial o nacional, para que todos los grupos independientes con nuestras obras podamos llegar a todos los rincones de la provincia y no sólo a unos pocos”.A su vez asegura que “en cuanto a los componentes de la comunidad, les pediría que apoyen a los grupos de teatro locales, ya que son muy pocos los que concurren a ver nuestras obras, que las hay muy buenas, para permitirnos de esa manera seguir creciendo cada día más y mejor. Respecto a lo expuesto en el último párrafo quiero aclarar que con sumo agrado estamos viviendo con muchísima satisfacción la ‘Gira provincial Misiones 2013 / Circuito de Teatro Misionero 2014’, gracias a la cual, varios grupos tendremos la posibilidad de presentar nuestras obras en distintos municipios. Desde ya muchas gracias al Instituto Nacional del Teatro”.Por su parte la actriz, docente de teatro y directora, Claudia Luque, destacó que cree que no puede separar mucho “qué es o cuánto influencia en mi vida el hacer teatro, ya que veo y pienso desde lo que hago… y alguien dijo alguna vez que somos lo que hacemos… Elegí esta profesión y se me dio la posibilidad de conocer sus múltiples usos. Sé de sus bondades y de los lugares de ella por los que no me gusta andar. Creo que sobre todo elegí el teatro como una herramienta de construcción. Los talleres que propongo y las puestas, todas apuestan a decir algo que creo importante se mantenga en el pensamiento de la gente. Y eso no significa necesariamente hacer drama, que me gusta… También desde el humor es sencillo llegar a la gente, acercarse desde un pensamiento, una reflexión”.Aseguró que “en nuestra cultura está todo lo que debemos saber para tener una sociedad más justa, a nuestro alcance. En los libros y en la historia que vivimos, más aún hoy, en la era de las comunicaciones, pero es impactante como la cultura, este tipo de cultura, consumista y ‘alejadora’ de la identidad tiende a dejar al arte relegado a ser un objeto de lujo. No acuerdo con eso, creo que el arte es imprescindible para la vida, pero no para ‘fortalecer’, valga la contradicción, el lado ‘más blando’ o sensible del ser humano, sino porque a través del arte y sus manifestaciones y de las prácticas de una comunidad se trasmite cultura, una cultura que, desde sus opuestos, sus iguales, sus distintas lecturas, nos hermana y nos da identidad, de lo contrario la identidad la darán los jueguitos electrónicos y las películas tontas de fabricación yanqui, por poner ejemplos”.“Entre todo lo que valoro del arte teatral uno de los aspectos que considero más necesario para la construcción de la sociedad es el de la fabricación de discursos. Vivimos inmersos en un discurso en permanente construcción, y, a conciencia o no, todos somos operarios de esa construcción”, puntualizó Claudia. Sobre las posibilidades dijo que “el teatro permite a los grupos ponerse en palabras, cobra volumen en la percepción del espectador y se hace eco de las voces de la calle que le dan origen. Escuchamos a los actores y, a través de ellos, al autor, al director… a la cultura, época y situación social que dio origen al texto y por la conjugación de los distintos lenguajes, música, palabras, luces y más, el impacto en nuestra percepción nos comunica inevitablemente”. Sobre el apoyo al teatro aseguró que “creo que sería bueno, desde el Estado, pensar de otra manera al trabajador del teatro. Se teme la inclusión de los artistas a la hora de discutir un posible uso de los recursos destinados al área del arte o la cultura. Pero los artistas tenemos muchas más ideas de cómo y qué hacer y de cuál es nuestro lugar y nuestra finalidad en y para la sociedad y de lo que hace falta en cuanto a políticas culturales ya que Misiones es nuestro lugar de trabajo. Rescato el apoyo que se recibe del Centro Cultural Cidade y creo que es un lugar, a lo mejor me equivoco, el único de encuentro entre los teatreros independientes y el Estado. Un lugar en el que surgen proyectos a compartir. Estaría muy bueno que contara con mayor financiación para que los proyectos que están allí pensados y cuyo destino no es otro que la misma comunidad se puedan llevar a cabo”.Una de cal y otra de arena Desde el grupo Pitanga en Flor se expresa que “el teatro es una pasión, desde que lo descubrí hace más de diez años en un taller de Buki Rosa que daba en el Centro Cultural, del que luego salió Laberintos, no lo dejé nunca más. Ahora tengo mi propio grupo que se l
lama Pitanga en Flor con el cual junto a Fernando Molina elegimos las obras que queremos hacer y ahí estamos capacitándonos, actualmente estoy haciendo un curso de dramaturgia a distancia en el Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral (Celcit) y el lunes comienza una capacitación en dirección, para poder hacer espectáculos de mayor calidad cada vez. Recorriendo el camino que es la única manera de aprender en este arte”.A su vez destacó que “lo que modificaría un poco es el acompañamiento del público, están habiendo muchas producciones en Misiones, y muy buenas de compañeros que tienen muchos años y de otros que empezaron hace poco y sorprenden con las puestas que brindan. Más allá de eso, el teatro sigue creciendo, de a poco, con diferentes búsquedas. Pero es necesario ese acompañamiento del otro lado para que siga sucediendo. Por eso esto de festejar este día para unirnos, para conectarnos, para juntarnos en ese escenario que tantas emociones nos brinda”.El actor José María Barrios Hermosa también formó parte de esta cadena de conceptos y puntualizó que “el teatro misionero aporta una de cal y otra de arena. Por un lado hemos vuelto a tener un representante provincial del INT que sea misionero, en este caso Lucía Amarilla. Esto significa mucho para todo el teatro independiente de la provincia, y que sea una mujer histórica del teatro provincial es más alentador todavía. La ley de teatro provincial, que ojalá sea sancionada este año, sería un gran logro que nos pondría a la vanguardia dentro del teatro regional y nos permitiría abrir nuevos rumbos. Así también ATTeM (Asociación de Trabajadores del Teatro de Misiones) ha logrado cosas muy importantes”.Agregó que “también sucede que la producción local ha crecido mucho pero no ha perdido calidad. Y digo esto porque no es común que esto suceda. En otros lugares hay mucha producción pero la calidad de las mismas no es buena. En nuestro caso no está pasando esto. Y eso es un buen signo. La obra, por ejemplo, ‘Los señores’, que escribió Lucas Pérez Campos y dirigió Diego Acuña, con muy buenos actores, será una excelente representante de Misiones en la Fiesta Nacional del Teatro. Y fijate vos que esta obra está íntegramente concebida, producida y realizada acá en Misiones”.Por otra parte “estamos sufriendo la falta de espacio. Es una pena que en Posadas haya sólo tres salas independientes. Cuatro si le sumamos la Murga. Y al mismo tiempo es una quijotada lo que hacen estas salas Tempo, Mandové y Reciclado o en el galpón de la Murga para poder mantenerlas. Y nombré estas salas para no extenderme mucho, pero en Eldorado, Apóstoles, Oberá, San Vicente e Iguazú sucede lo mismo”.Así es como asegura que “el teatro misionero, definitivamente, no se afianzará en el Centro del Conocimiento. Es un lugar muy lindo, con muchas comodidades, pero no será allí donde el teatro misionero logre afianzarse y lograr trascendencia; sino en las salas independientes y con los grupos independientes. Son ellos y en estos espacios los que con sus búsquedas estéticas, sus exploraciones, sus hallazgos escénicos y actorales los que definen un estilo o una identidad dramática.De todas formas, con pocos o muchos espacios, el teatro misionero está más vivo que nunca. Con buenas obras, con actores y directores que nos distinguen y con un público que acompaña fielmente. Al fin y al cabo, como dice Peter Brook, necesitamos de un espacio, de un actor y de público para que haya teatro”.La pasión se vive en el escenarioPara el actor Leo Guzmán “el teatro es una forma de expresión en el que puedo cambiar completamente mi personalidad, explorar otros lugares, sensaciones y experiencias. Donde puedes hacer lo que te propongas y ser quien quieras en la época que quieras. Es lo mejor que puede haber en esta vida, aparte de entretener, y a veces enseñar, el teatro es parte de mi vida es parte de lo que soy y define mi personalidad aunque suene irónico. Ejemplifico, acciono, interactúo. Pienso, digo, siento. Vivo. Arriba del escenario vivo la vida, la nueva vida. El personaje, el mundo, y la otra vida, la de persona común. Arriba del escenario los sueños se hacen realidad; las realidades, sueños imposibles”.Detalló: “Me cambio, me maquillo, me peino. Hago el ejercicio secreto para eliminar los nervios, ese que fui desarrollando durante tres años de hacer obras. Miro el escenario. Espío la cantidad de gente que me vino a ver. Busco caras conocidas para no mirar esos lugares, aunque sé que después me voy a olvidar. Escucho la música de preludio, cierro los ojos y me miro desde afuera, primero de frente y después desde algún ángulo en la sala. Entonces entro a escena y me olvido de todo. Olvido dónde estaban las caras conocidas. Olvido las técnicas de actuación. Olvido la letra y las acciones físicas. Casi olvido mi yo. Me convierto en el personaje. Las palabras que digo, las cosas que hago, no son parte de algo pautado, no están en un libreto, sino que salen de adentro mío, del personaje. Yo soy quien está arriba del escenario. Soy quien digo ser. En un momento determinado, siento que es hora de terminar la historia. Digo las últimas palabras, hago la última acción”.“Entonces se apagan las luces y vuelvo a ser yo, el actor debajo del escenario. Salgo a escuchar los aplausos, a saludar a la gente. Me abrazo con mis compañeros. Escucho que me felicitan por algo que sé que no salió de mí, sino de más allá, de un lugar en el que yo no soy yo, sino un personaje, alguien que vive, siente, sueña, piensa y habla. Me aplauden porque creen que soy buen actor, sin saber que arriba del escenario no era yo, sino otra persona. De mí sólo había la cáscara. Le debo al teatro muchas cosas. Le debo alegrías y tristezas; peleas, desencuentros, encuentros, reencuentros; amores, desamores, amistades, y sobre todo, una gran familia. Y más allá de todo, le debo a este mundo mágico las ganas de vivir, de saber que cada día puedo dar más. Al teatro le debo la vida, y en el teatro deseo morir”. Para la actriz Mariana Zeniquel el teatro le permite ser otra, “a salirme de la contractura social que a veces significa la rutina. A vivir, jugar, investigar situaciones internas y externas. Compartir con otros seres dispuestos a la aventura en las mismas historias, situaciones, circunstancias, acciones y emociones”. A los teatreros le deseamos un feliz día para celebrar.





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