BRUSELAS, Bélgica (Medios Digitales). Rusia ha quedado aislada de la agenda política internacional. Las siete mayores potencias occidentales (Estados Unidos, Japón, Canadá, Reino Unido, Alemania, Francia e Italia) decidieron expulsar al país del G8 “hasta que cambie su actuación” en la crisis de Ucrania. “Hoy reafirmamos que las acciones de Rusia tendrán consecuencias significativas”, advirtieron.La llamada ‘Declaración de La Haya’ insiste en la ilegalidad del referéndum celebrado en Crimea y subraya que Occidente “sigue preparado para intensificar las acciones” de represalia, incluyendo “sanciones sectoriales coordinadas que tendrán un significativo impacto en la economía rusa”.Pero incluso entre los siete países más poderosos del mundo no hay un consenso sobre la conveniencia de imponer sanciones más duras. Estados Unidos es favorable a ello, mientras que los socios europeos temen que una acción contundente de carácter económico pueda poner fin a todas las opciones de diálogo al tiempo que causa daños en una Europa aún en recuperación.Así que la única medida acordada fue la cancelación del encuentro del G8 que debía celebrarse en julio en la ciudad rusa de Sochi. En su lugar, convocaron una reunión en Bruselas a la que Moscú no ha sido invitada y así seguirá en el futuro hasta que no rectifique su actitud en torno a la crisis de Ucrania.La expulsión devuelve la configuración de la diplomacia internacional a los tiempos de la Guerra Fría. De hecho, el encuentro celebrado en la residencia del primer ministro holandés, Mark Rutte, en La Haya es ya de por sí histórico puesto que la última vez que se celebró fue en 1997. Desde entonces todas estas citas han tenido el formato de G8, es decir, las potencias occidentales más Rusia, que recibió formalmente la invitación a pertenecer a este grupo hace ya 16 años.El ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, que actuó en representación de Vladimir Putin, minimizó la decisión de celebrar este encuentro sin la presencia de Moscú así como la de cancelar el encuentro previsto para el próximo mes de julio en Sochi. “El G8 es un grupo informal y por definición uno no puede ser expulsado”, y afirmó que su país seguirá participando en otros foros internacionales, como el G20, “donde se discuten los temas que afectan al mundo entero”. Primera advertenciaLa declaración firmada por las siete potencias y los presidentes de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, y el Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, recuerda que “las leyes internacionales prohíben la adquisición de una parte o todo el territorio de un Estado mediante la coacción o la fuerza”. El G8 ofrece a Rusia una “clara elección”: respetar la integridad territorial de Ucrania, iniciar los diálogos con su Gobierno y permitir la mediación internacional o someterse a duras sanciones económicas que supondrían el completo aislamiento de Moscú.Eso es precisamente lo que pide el Gobierno interino de Ucrania. Y en la medida en que sus peticiones no han sido satisfechas, el comunicado del G7 puede resultar demasiado vago. Kiev pide abiertamente que “la UE y el G7 pasen a la siguiente fase de sanciones” para conseguir que Rusia ponga fin a la escalada de tensión en la zona. “Ellos (las grandes potencias) han hecho mucho hasta ahora pero también entienden que no ha sido suficiente para convencer a Rusia de no ir más allá”, dijo el ministro de Exteriores ucraniano, Andrii Deshchytsia.





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