BUENOS AIRES (Diario Perfil). Estefanía Heit, la periodista que está presa por el secuestro y abuso sexual de Sonia Molina, un caso que ocurrió en noviembre de 2012 en Coronel Suárez y despertó una enorme conmoción en el país, dejó atrás más de un año y medio de silencio. Desde la cárcel de Villa Floresta, donde está detenida al igual que su pareja, el pastor Jesús Olivera, habló de su vida en la cárcel, la acusación y el juicio que se viene. Estefanía sabe que la gente ya la juzgó y condenó. “No pretendo que la gente nos crea”, asegura ella, que habló por primera vez e intentó rebatir la grave acusación que pesa en su contra. Según Heit, la víctima es una impostora que “mintió”, y en eso radica su sueño por recuperar la libertad cuando termine el juicio que comenzará en mayo.La periodista está alojada en el “sector viejo” de la unidad penitenciaria de Villa Floresta y comparte celda con una ex policía. Olivera se encuentra en el complejo nuevo, destinado a los varones. Allí fue trasladado desde el penal de Saavedra por pedido de sus abogados Claudio Lofvall y Leonardo Gómez Talamoni. El régimen les permite encontrarse tres días por semana desde las 8 hasta las 16.“Nosotros no pretendemos que la gente nos crea porque con la gran cantidad de cosas que se dijeron es muy difícil revertir esa situación. Lo que sí pretendemos es que las cosas que se hicieron mal se paguen como corresponde. Como la Justicia lo hizo con nosotros, que lo haga con la fiscal (por María Marta Corrado), el intendente (Ricardo Moccero) y Sonia Molina, por las mentiras que dijo”, lanzó la periodista en una entrevista concedida al diario Perfil. Heit está presa al igual que su pareja a partir de la denuncia que realizó Molina, en noviembre de 2012. La mujer detalló que permaneció tres meses secuestrada por el matrimonio y que logró escapar de la “casa del horror” gracias a un descuido de Olivera, su supuesto cuidador, quien la maltrataba, violaba y obligaba a comer comida para perros.Heit recordó que el vínculo que los unía con Molina era el objetivo que tenían en la ONG Visión XXI y el hecho de “compartir principios evangélicos”. Supuestamente tenían pensado crear una sucursal de la asociación cerca de la casa de Sonia, en Río Colorado. Por eso se reunían en Suárez.Sin embargo, todo cambió a partir de la huida de Molina, en medio de un perverso cautiverio en la casa de la pareja. “Ella sale a la calle y nadie la cuestiona, y eso es una gran ventaja porque le da la potestad de hacer lo que quiera. La gente, la fiscal y los medios la santificaron tanto que ella se cree indestructible. A nosotros nos pasearon por la ciudad como si hubiesen capturado a los monstruos del mundo”, dijo Heit.“Pero nosotros -agrega- no tenemos derecho ni a querernos porque se nos cuestiona que yo lo ame y que él me ame y eso que somos un matrimonio consolidado hace cuatro años pese a todo”.Estefanía asegura que en caso de recuperar la libertad, regresará a Coronel Suárez. “Nosotros vamos a volver para recuperar a nuestros perros, porque eran nuestra familia. Nosotros no teníamos hijos por elección, pero teníamos cinco perros que estaban en perfectas condiciones. Igual, no pensamos qué vamos a hacer en el futuro, sino que tratamos de vivir el día a día y superar esta situación minuto a minuto, la cual nos destruye completamente. Nos han humillado”.“Creemos en la Justicia porque nunca dejamos de creer en Dios. Creemos más en la justicia divina que en la del hombre, pero esperamos que evidencien todas estas cosas en el marco del juicio. Que todos se hagan cargo de las cosas porque nosotros nos tuvimos que hacer cargo de hechos que nunca hicimos. Yo creo que vamos a salir en libertad, estoy esperanzada en eso”, finalizó la periodista en diálogo con el matutino porteño.





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