POSADAS. Érica Fabiana Macedo fue ultimada de un terrible mazazo en el cráneo, según el adelanto de la autopsia realizada ayer en la Morgue Judicial de esta ciudad. Sin embargo, es otra arista del caso la que llama poderosamente la atención de los investigadores, sobre todo para determinar la mecánica de cómo se desencadenaron los hechos.La joven de 24 años, madre de tres niños pequeños que ahora quedaron al resguardo y custodia de la abuela materna, fue encontrada el viernes al filo de las 11.30. El cuerpo estaba enterrado a un lado de la puerta de acceso a la vivienda, en una fosa cubierta con una capa de cemento, y completamente desnudo.Justamente, esta arista es la que despierta intriga en los sabuesos, que no descartan que el homicidio hubiera ocurrido después de mantener relaciones.Es una hipótesis en medio de otras, como aquella que habla del ataque a golpes cuando ella se cambiaba de ropa para salir a festejar el Día de la Mujer con una amiga.Érica desapareció el sábado 8. Una amiga habría sido la última persona en verla con vida. Tenían pensado salir juntas a divertirse.El concubino y padre de sus tres hijos, Diego Andrés Espíndola, radicó la denuncia el miércoles siguiente a la desaparición, más por presión de la familia de ella que por voluntad de un hombre sumamente preocupado.En la comisaría de Candelaria contó que la mujer lo había abandonado por otro hombre y que juntos partieron en un automóvil.El hecho de que haya tardado cuatro días en radicar la denuncia fue lo primero que hizo sospechar a los policías. Ni hablar cuando se enteraron de que en el 2013 la Justicia prohibió a este hombre acercarse a su familia por violencia de género.Los detectives hablaron con vecinos y familiares y todos coincidieron en describir a Érica como una madre comprometida con la crianza de sus hijos, que jamás los abandonaría y menos por otro hombre.Eso sí, aún era joven y le gustaba salir a divertirse. En noviembre pasado permitió que Espíndola regresara a la casa, después de aquella orden judicial de exclusión de hogar y prohibición de acercamiento a la familia.Al parecer, el trato habría sido que él podía volver pero sin mayores exigencias. Ella era muy liberal y no le gustaba que le pusieran restricciones. Una de las teorías en torno al caso es que la vida de Érica se habría vuelto una obsesión para Espíndola y el sábado decidió acabar con sus fantasmas. La enterró a un costado de la puerta de acceso a la casa y la tapó con una placa de cemento. Lo hizo con una hormigonera que pidió prestada a un vecino, el martes pasado, tres días después de perpetrado el homicidio. Otra muestra más de que la realidad supera a la ficción. La salvó el botón antipánicoMientras la Justicia investiga el crimen de Candelaria, por el que el concubino de Macedo está detenido en averiguación del hecho, un hombre de 44 años fue detenido en la madrugada de ayer acusado de intentar agredir a su ex pareja.El episodio tuvo lugar alrededor de las 00.50 en una vivienda del barrio Los Paraísos, al sur de la capital provincial, donde vive una mujer de 34 años.Según le relató la víctima a los efectivos de la comisaría seccional Decimocuarta y de la Unidad Regional X, minutos antes se presentó en la escena su ex pareja, quien se encontraba alcoholizado, según deslizó.El hombre, convertido en fiera humana, comenzó a insultarla y hasta pretendió agredirla. Después, al no lograr con su cometido, abandonó el lugar.Angustiada por las amenazas y por la dramática situación, la mujer tomó el aparato entregado por las autoridades y apretó el botón antipánico. Esa acción fue la que alertó a los miembros de la Policía provincial, quienes llegaron hasta el lugar y montaron un operativo que finalizó con la detención del ex en las inmediaciones.Los uniformados confirmaron entonces que la mujer había denunciado tiempo atrás al arrestado por amenazas. Incluso, la Justicia había librado una orden de restricción de acercamiento.El sujeto quedó a disposición del Juzgado de Instrucción 2 de la Primera Circunscripción Judicial, a cargo del magistrado César Yaya, quien entiende en la causa. Se deshizo de las ropas y otras pruebasComo en un rompecabezas, los investigadores fueron recabando indicios que ubicaron, en forma paulatina, a Diego Andrés Espíndola (33) en el centro de las sospechas.Todas aristas extrañas, intrigantes, reacciones poco habituales desde la sana crítica racional. La denuncia por la desaparición de su mujer cuatro días después de acaecida; la teoría de que ella lo abandonó por otro hombre cuando todos en el vecindario aseguraban que sería incapaz de dejar a sus hijos; los documentos personales de Érica que fueron encontrados en la casa; el plan social que no fue a cobrar cuando supuestamente se había ido sin dinero. Todas fueron aristas que despertaron las sospechas de los detectives acerca de que el hombre faltaba a la verdad.Finalmente, esas sospechas se confirmaron el viernes, a las 11.30, con el hallazgo del cuerpo en la propiedad ubicada en el barrio San Jorge, de Candelaria.El propio juez César Yaya encabezó la búsqueda en al menos tres pozos del terreno, donde los testigos vieron a Espíndola quemar basura y trastos, el domingo.No se había levantado sencillamente con ganas de trabajar. Esa mañana, fingiendo limpiar el patio, aprovechó para lanzar al fuego todas las ropas de Érica. No era una acción alocada: debía aparentar que ella lo dejó por otro hombre y se había llevado todas sus prendas de vestir.





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