CARACAS, Venezuela (AFP-NA). El Gobierno venezolano instaló ayer una mesa de “pacificación” en la occidental San Cristóbal, cuna de las protestas que azotan el país desde hace un mes y que el chavismo, bajo la lupa de organizaciones multilaterales, denuncia como parte de un plan de invasión y golpe de estado. El presidente Nicolás Maduro, en un encendido discurso frente a la tumba de su mentor Hugo Chávez, acusó el miércoles a Panamá de tratar de “crear las condiciones para justificar una intervención militar” al promover una reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA) que analice la situación por las protestas. En un intento por frenar las protestas que han dejado 18 muertos, casi 300 heridos y decenas de denuncias de violaciones a los derechos humanos, el vicepresidente Jorge Arreaza instaló ayer una mesa de diálogo en San Cristóbal, en la frontera con Colombia. Esta es la primera mesa de diálogo regional, luego de la apertura de una nacional en Caracas por Maduro y que fue boicoteada por los estudiantes y la variopinta alianza opositora Mesa de Unidad Democrática, liderada por Henrique Capriles, derrotado en la presidencial de abril con 49% de sufragios. Ayer, mientras en Washington la OEA se aprestaba a analizar el caso venezolano, el este de Caracas -feudo del antichavismo- era un caos de circulación, con muchas avenidas principales y calles internas cortadas por barricadas montadas durante la noche por opositores, constataron periodistas de la AFP. Las barricadas eran el saldo de los incidentes de la noche cuando unos 300 efectivos de la Guardia Nacional, acompañados por seis blindados antimotines, dispersaron con gases lacrimógenos y perdigones a manifestantes e incluso arrojaron gases contra viviendas. La Guardia Nacional lanzó “bombas lacrimógenas dentro de los departamentos (…) tenemos psicólogos que están atendiendo a vecinos traumatizados. Todos los días hay centenares de niños, ancianos y mascotas, afectados por los gases”, dijo el alcalde de Chacao, el opositor Ramón Muchacho.CausasVenezuela es escenario, desde el 4 de febrero, de manifestaciones de estudiantes y opositores que han dejado al menos 18 muertos, casi 300 heridos y decenas de denuncias sobre violaciones a los derechos humanos. Las manifestaciones comenzaron con una protesta estudiantil en San Cristóbal, luego de un intento de violación en un campus universitario. Las marchas, a las que se sumaron sectores radicales de la oposición que piden la renuncia del gobierno electo hace once meses, se extendieron a todo el país denunciando altísimas tasas de homicidio, inflación y recurrente escasez de bienes básicos. Lenta reacción regionalLa reacción de los gobiernos del continente ante el anuncio del presidente venezolano, Nicolás Maduro, de romper relaciones diplomáticas con Panamá ha sido “un poco silenciosa y lenta”, aseguró la canciller encargada de Panamá, Mayra Arosemena. “Nosotros no hemos hecho cabildeo ni hemos cogido un avión e ido de lugar en lugar tratando de convencer a la gente de que vote o no vote por la solicitud de Panamá” de convocar a una reunión de cancilleres de la Organización de Estados Americanos (OEA) para abordar la situación en Venezuela, declaró la funcionaria al canal Telemetro de Panamá.Arosemena se mostró escéptica de que la propuesta panameña de reunir a los cancilleres de la OEA para tratar la crisis venezolana vaya a prosperar, debido a que los gobiernos izquierdistas en el seno de este organismo regional están inclinados a defender los argumentos de Caracas.La OEA deberá decidir si acepta la propuesta de Panamá de convocar a una reunión de cancilleres para buscar soluciones al clima de violencia en Venezuela.





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