BUENOS AIRES (Agencias y diarios digitales). A un día del inicio de sesiones ordinarias de la Asamblea Legislativa ayer hubo intensa actividad legislativa. Senadores, diputados, asesores de todos los partidos y operadores políticos de todos los colores circularon por los pasillos del Senado de puerta en puerta. El motivo de tanta corrida fue el nombre que Cristina pidió para ocupar la Presidencia Provisional del Senado: Gerardo Zamora.Así, sin el respaldo de la UCR, el ex gobernador santiagueño juró al mediodía en reemplazo de Beatriz Rojkés de Alperovich. El nombramiento fue aprobado por 57 votos afirmativos y 12 negativos. Además, fueron ratificados para seguir en la vicepresidencia el senador radical Juan Carlos Marino y en las dos vicepresidencias restantes en cordobés Luis Juez (FAP) y el salteño Juan Carlos Romero (Peronismo Federal).El titular del radicalismo, el senador Ernesto Sanz, manifestó que la designación de Zamora es “un agravio” a la UCR. “Esto desmerece la calidad política de la relación entre el oficialismo y la oposición, y estamos con ninguna gana de acompañar este nombramiento”, afirmó en una entrevista con radio Mitre.“Yo me pongo en el lugar de cualquier kirchnerista que ha defendido con lealtad y enjundia al Gobierno en este tiempo, y que los ha defendido en situaciones casi indefendibles, y tener que aceptar que por la imposición de la Presidenta tengan que votar a alguien que no proviene de esas fuerzas no debe ser algo grato”, sostuvo Sanz, y afirmó: “Esto va a dejar huellas en el bloque oficialista”.Poco antes del nombramiento, tanto el jefe de Gabinete Jorge Capitanich como el gobernador José Alperovich expresaron su apoyo a la designación de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.Zamora, tras ser aprobada su designación para desempeñarse como presidente provisional del Senado, segundo cargo en la sucesión presidencial, prestó el juramento de práctica junto con las demás autoridades del cuerpo.De quién se trataLos radicales K soñaban con impulsarlo como candidato a vicepresidente en 2011 en la fórmula de Cristina Kirchner, pero entonces todavía estaba demasiado fresco el fracaso de la transversalidad, que había decretado el ex vicepresidente Julio Cobos en 2009 al definirse como un factor “no positivo” para el kirchnerismo. La lealtad al oficialismo y el tesón ante los embates de sus antiguos copartidarios radicales, sin embargo, le valieron el premio ansiado: Zamora será el vicepresidente del Senado en lugar de Beatriz Rojkés de Alperovich y, con eso, quedará en la línea sucesoria presidencial directa ante una eventual desgracia judicial del vicepresidente -y titular del Senado-, Amado Boudou. Hace unos años dijo, en relación a la crudeza de su antecesor provincial en Santiago del Estero con los opositores: “Soy mucho más hijo de puta que Juárez con los traidores”. Quizás esa postura inquebrantable es la que le valió tanta consideración presidencial. O quizás es la forma de la mandataria de institucionalizar algo que se suele decir: detrás de ella, está el vacío de poder.Los radicales no piensan lo mismo. Además de expulsarlo en 2010 por su lealtad al kirchnerismo, por estos días se oye a Gerardo Morales y Ernesto Sanz elevar sus voces para señalarlo con el peor de los adjetivos peyorativos de la política: “traidor”.Zamora fue gobernador de Santiago del Estero durante ocho años desde 2005 a 2013, cuando la Corte Suprema de su provincia le prohibió ir por un tercer mandato, por ser anticonstitucional. Entonces, el ex dirigente radical, o radical kirchnerista de los pocos que aún se jactan de ser leales al oficialismo nacional, optó por ubicar a su esposa, de solo cuarenta años, al frente de la gobernación. Así, Claudia Ledesma Abdalá, de familia tradicional del radicalismo local, se convirtió en la primera mandataria mujer santiagueña y selló el poder familiar territorial.Abogado, de cincuenta años, dirige su propio partido, el Frente Cívico por Santiago y tiene cuatro hijos. Su partido nació para la candidatura de 2005 a la gobernación; antes, en 2001, había sido el viceintendente de la capital que, ante la salida del mandatario por el quiebre institucional de casi todo el país, asumió el manejo de la intendencia. En 2003 lo ratificó más de la mitad de los capitalinos y fue su catapulta para la gobernación. Fue el momento de hacerse plural y agrupar sectores del peronismo bajo un manto radical kirchnerista.Quebró la hegemonía del justicialismo, cuando en 2005 derrotó a Carlos Juárez -que comandó por cincuenta años la provincia y fue destituido en 2001 en medio de acusaciones varias que incluían asesinatos de decenas de opositores. Ya en 2008 pasó del 46% al 85% de los votos en la reelección, y se inclinó definitivamente al kirchnerismo: la UCR lo expulsaría dos años más tarde.En plena disputa judicial por la re reelección, decidió asumir la banca en el Senado, para la que era primer suplente, forzando la renuncia de Daniel Brué. El resto es historia y quedó rubricada con la firma durante la mañana de ayer en el Congreso de la Nación.





Discussion about this post