CIUDAD DEL VATICANO, Santa Sede (AFP-NA). El papa Francisco proclamó ayer durante una ceremonia solemne en la basílica de San Pedro a los diecinueve primeros cardenales de su pontificado, seis de ellos latinoamericanos de Argentina, Chile, Brasil, Haití y Nicaragua, y Santa Lucía en las Antillas.“La iglesia necesita de nosotros para que seamos hombres de paz y construyamos la paz”, clamó el papa a los nuevos purpurados, a los que pidió que tengan “valor” y “compasión” ante “el dolor y sufrimiento en tantos países del mundo”.Francisco ingresó a las 11 a la inmensa basílica para la “creación” (término religioso) de los primeros cardenales de su pontificado, inaugurado en marzo del 2013.A la ceremonia, que duró unas dos horas, entre las más solemnes para la Iglesia, asistió el pontífice emérito Benedicto XVI , de 86 años, quien regresaba así a la basílica de San Pedro por primera vez para un acto público.Vestido de blanco y algo encorvado, el primer papa que renunció en siete siglos, resaltaba en primera fila junto a los demás purpurados, algunos de ellos designados por él, quienes asistían con sus tradicionales hábitos rojos. Los dos pontífices, un hecho insólito en la historia reciente de la Iglesia, se saludaron con un caluroso abrazo.El rito se abrió con la tradicional fórmula en latín para la “creación de cardenales” por parte del papa, quien vestía simples paramentos blancos con algunos adornos dorados.De los diecinueve nuevos purpurados, 16 tienen derecho a elegir nuevo pontífice en caso de cónclave, entre ellos cinco latinoamericanos, cuatro italianos, dos europeos (un alemán y un británico), un norteamericano (Canadá), dos africanos (Costa de Marfil, Burkina Faso) y dos asiáticos (Corea del Sur y Filipinas).Tres de los 19 nuevos “príncipes de la Iglesia” no son electores por tener más 80 años, entre ellos el antillano Kelvin Edward Feliz, de Santa Lucía.Uno de ellos, el anciano Loris Francesco Capovilla, de 98 años, secretario privado del papa Juan XXIII, figura emblemática de la renovación de la Iglesia a mediados del siglo XX, no asistió a la ceremonia por razones de edad.Los nuevos purpurados recibieron de manos del papa un anillo, símbolo de su nuevo compromiso universal con la Iglesia, y el birrete cardenalicio, rojo como la sangre de los mártires que dieron su vida por defender la fe.Vestían sus solemnes trajes rojos litúrgicos y aparecían conmovidos, en particular los latinoamericanos, la tierra de la que es oriundo Francisco y donde vive la mitad de los católicos en el mundo pero que es una región con muy baja representación en la jerarquía de la iglesia.Especialmente emotiva fue la imposición del birrete a su sucesor en Buenos Aires, Mario Poli (foto) y cuando descendió para entregar el anillo al cardenal antillano, que estaba en silla de ruedas.El flamante cardenal Poli carga sobre sus espaldas la responsabilidad de seguir las huellas pastorales de Jorge Bergoglio y de cuidar su legado en Buenos Aires.Su misión será seguir acompañando, como lo hizo el papa Francisco, a las comunidades de la periferia, apoyar a los curas villeros en la lucha contra el narcotráfico en los asentamientos porteños y bregar por el diálogo interreligioso.Poli también deberá dar continuidad a la acción misionera de la Iglesia y, sobre todo, fomentar las vocaciones sacerdotales en una jurisdicción eclesiástica en la que declinó el ingreso al seminario en los últimos años.Cultiva el estilo austero, de bajo perfil y cercano con la gente de su antecesor. Aunque no es tan afecto a reunirse con dirigentes políticos, sindicales y sociales, como lo hacía Bergoglio.Formado en servicio social en la universidad pública, más precisamente en la UBA, la opción por los pobres no escapa a las preocupaciones pastorales de Poli.Con esas designaciones el papa argentino modifica sin llegar a revolucionar los equilibrios internos del Colegio Cardenalicio, órgano más importante de la Iglesia, al convertirlo en menos eurocentrista.Si bien los europeos siguen siendo la mayoría en el Colegio Cardenalicio con 61 electores, América Latina cuenta ahora con 19, entre ellos cinco de Brasil, dos de México y de Argentina, y América del Norte con 15.





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