POSADAS. El gobierno renovador decidió no aplicar cirugía en la conformación de la primera línea del gabinete gubernamental. Pero, tal como lo anticipó PRIMERA EDICIÓN, habrá designaciones en las segundas y terceras líneas en los cargos aun vacantes.Es el caso de la Dirección General del Tabaco y Cultivos no Tradicionales del Ministerio del Agro y la Producción, cartera en la que quedó ratificado el cuestionado Néstor Ortega como ministro.Según trascendió, el gobernador Maurice Closs estaría dispuesto a elevar de rango la mencionada Dirección General. Pasaría a ser Subsecretaría del Tabaco. Y al parecer, aunque no fue publicado hasta ayer en el Boletín Oficial, el mandatario tendría el nombre del reemplazante del echado Roberto “Punchi” Rockembach. El nuevo subsecretario sería el saliente diputado renovador Carlos Pereira, quien ya fue incluso intendente de Cerro Azul y Arroyo del Medio y segundo más votado en Leandro N. Alem en las municipales de 2011. Un hombre del clossismo puro.La misión de PereiraFilas adentro del Ministerio del Agro, algunos cercanos al ministro Néstor Ortega aseguraron a PRIMERA EDICIÓN que la novedad no habría sido bien recibida, puesto que los recursos provenientes del Fondo Especial del Tabaco (FET) representan una amplia porción del presupuesto anual de la cartera agraria, de la que pasaría a disponer directamente Pereira.Hasta lanzaron como broma: “Seguramente Carlitos quiere llegar a ser intendente de San Vicente en 2015”, por el recorrido de municipios que el saliente diputado realizó para mantenerse en el poder durante las elecciones que tuvo este principio de siglo.En el sector tabacalero entienden que la posible designación de Pereira, trae consigo una misión política y una netamente de gestión. La primera, destinada a quitar protagonismo entre los productores al diputado Héctor “Cacho” Bárbaro. Con mayor presencia en las chacras y participando activamente en desarticular cualquier foco de conflicto, algo que el mismo Ortega no pudo lograr.El objetivo de gestión tendrá que ver con un orden en la administración y reparto de los fondos, para no generar mayor clima de tensión que el que se vive en los tabacaleros misioneros, quienes reclaman mejores precios y rentabilidad.





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