POSADAS. El “líder” del violento intento de motín que fue perpetrado por varios presos el pasado miércoles al mediodía en la Unidad Penal VI de esta capital es un detenido considerado de alta peligrosidad. Además, ya tiene un largo historial delictivo tanto en libertad como tras las rejas. Incluso se fugó de la cárcel de Loreto y en la última revuelta que protagonizó, casi electrocutó a un guardiacárcel. No obstante, es tristemente célebre por haber sobrevivido, mientras estaba prófugo, comiendo ratas en medio del monte. Tal como adelantó ayer PRIMERA EDICIÓN, se trata de Renzo Manuel Barbúdez (29), quien fue sindicado como el “cabecilla” del intento de motín perpetrado en el penal de Miguel Lanús, en complicidad con otros tres internos con los cuales compartía su alojamiento en uno de los pabellones, conocidos como Sapirai, “Mortadela” Matute y “Máscara” Maidana, indicaron las fuentes consultadas. El detonante de los graves incidentes, donde hubo un colchón quemado y un preso y varios penitenciarios heridos, además de las rejas electrocutadas por los detenidos y donde un guardia sufrió lesiones al recibir una fuerte descarga, fue que se enteraron del inminente traslado de uno de ellos a un presidio de máxima seguridad, en este caso la Unidad Penal III de Eldorado. Justamente Barbúdez pasará el resto de su condena en dicha cárcel, lugar que ya conoció. En octubre de 2009 Renzo Barbúdez estuvo prófugo durante varios días. Pero cuando lo capturaron, prácticamente se entregó. Estaba vencido por el hambre y presentaba muy mal aspecto. Lo recapturaron dos efectivos de la Dirección Tránsito de la Policía de Misiones, mientras caminaba sin rumbo fijo a un costado de la ruta nacional 12, en cercanías al arroyo San Juan, entre Santa Ana y Candelaria. El fugitivo, que no se opuso al arresto, se estaba alimentando con ratas y palomas crudas. Estaba maltrecho, descalzo y con heridas propias de deambular por el monte (roce de espinas, troncos). Se había fugado de la Unidad Penal 1 de Loreto, después de ser condenado en 2005 a tres años y medio de cárcel por una causa por robo a mano armada.Escape del pabellón del infiernoEl peligroso individuo se había evadido junto a Carlos Dino, quien se hallaba preso porque intentó matar a su esposa y al suegro, el 29 de diciembre de 2005, en Bernardo de Irigoyen. Al parecer, ambos fugados padecían trastornos psicológicos y por esa razón permanecían alojados en el pabellón de inimputables o que en la jerga penitenciaria se denomina “de disciplina o del infierno”. Los reos aprovecharon un descuido de los guardias y ganaron la calle tras escalar un muro de dos metros. Dos horas después de producirse la fuga fue recapturado Dino, quien no se hallaba muy lejos. El sujeto intentó ocultarse en la porqueriza situada cerca del mismo predio de la colonia penal. Por su parte, Barbúdez logró avanzar varios kilómetros por zona de monte y selva, hasta que poco más de cuatro días después fue recapturado.Sólo nueve horas libre Pero las andanzas de este hombre no terminarían allí. En abril de 2009, apenas nueve horas después de recuperar su libertad, Barbúdez fue sorprendido escalando el muro de una casa. Dos efectivos fueron a detenerlo y, en medio de un forcejeo, logró zafarse de los brazos de un policía y le arrebató el arma de fuego reglamentaria. Sin dudar un segundo, empuñó el arma y disparó cuatro veces contra un oficial, sin acertar. Fue apresado luego y condenado por ese hecho a cuatro años de cárcel. El gen del malEl sujeto considerado como “cabecilla” del intento de motín del pasado miércoles, Renzo Barbúdez, cobró notoriedad al ser arrestado por su primer delito al conocerse que es hijo de Nilda Valiente (48), la mujer que asesinó a su pequeño hijo de un año y siete meses de 38 puntazos. El crimen fue perpetrado el 3 de enero de 2005, cuando la sociedad misionera se llenó de estupor al enterarse, a través de las páginas policiales, del macabro episodio. El asombro fue más grande aún cuando la policía detuvo a la propia madre, algo impensable para cualquiera que se precie de humano. “¿Cómo era posible semejante aberración?”, se preguntaron los propios agentes encargados de la investigación. Según la crónica policial de entonces, el nene desapareció un lunes por la mañana. Horas después encontraron su cuerpo en inmediaciones de una cancha de fútbol, en proximidades de la avenida Marconi, detrás de la Placita del Puente. Estaba tapado con algunas ropas y evidenciaba haber sido asesinado por numerosos puntazos. Nilda Valiente posteriormente reconoció el homicidio y fue condenada a prisión perpetua. El vínculo entre Barbúdez y su progenitora despierta un interrogante que tal vez la ciencia haya respondido hace tiempo: los “genes del mal” se transmiten. Ante los estudiosos de la mente, ambos se mostraron como seres fríos, calculadores e incapaces de mostrar un sentimiento de arrepentimiento.





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