POSADAS. El fenómeno de la violencia familiar no distingue género y afecta además a los hombres. Pese a que las estadísticas siempre demuestran lo contrario, existen casos donde los varones también deben soportar todo tipo de maltratos de sus parejas.Es el caso de un oficial auxiliar de la Policía de Misiones, de 31 años, quien denunció ser víctima de agresiones verbales y físicas en forma constante por parte de su ex mujer, de 29, quien también integra la fuerza de seguridad provincial (con el mismo rango). En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el efectivo relató los tormentos que le toca vivir y sobre todo la amenaza más frecuente y terrible que sufre y padece desde hace más de un mes, no puede ver a sus dos hijos, un varoncito de cuatro y una nena de ocho. “El pasado martes 3 de diciembre a las 20.45, me encontraba de guardia donde trabajo. Entonces se presentó mi ex esposa, con la cual estoy separado hace dos años (divorcio en trámite judicial), juntamente con mis dos hijos menores. Cuando observé a mis hijos salgo al hall y alcé y abracé al más chiquito, ya que hace un mes que no me permite verlo. En eso se acercó la madre y me lo sacó de los brazos, insultándome, propinándome golpes de puños en el rostro. Retrocedí e ingresé a la guardia y ella me siguió, golpeándome en la cabeza. Dentro de la guardia continuó golpeándome. Todo frente a mis hijos. Por suerte un cabo observó la situación y retuvo a mis dos hijos en la puerta de acceso de la guardia, quedando al cuidado de ellos. En mi intento por evitar las agresiones, salí de la guardia y me dirigí a la parte trasera del predio, donde hay un garage. Fue ahí donde ella intentó sacarme mi arma reglamentaria que se encontraba en mi chaleco que llevaba puesto. Por fortuna no logró su cometido, pero tomó una escoba y con el palo me pegó por todo el cuerpo, manifestándome que me iba a matar, que me iba a hundir tanto en mi vida privada como en mi trabajo que iba hablar con los jefes para que me trasladen, para que me manden al interior y así nunca más poder ver a mis hijos”. Luego agregó que “en esos momentos otro camarada ingresó al garage y al observar lo que pasaba intervino, interponiéndose delante de ella. Este policía le dijo a ella (que estaba de civil) que desista de su actitud y que se retirara del lugar, que este no era el lugar y mucho menos la conducta que debería tener frente a los menores. Recién allí decidió retirarse, no sin antes insultarme y amenazarme. De todas estas circunstancias di aviso por parte informativo a mis superiores inmediatos”. AmenazasEl hombre explicó que “hace más de dos años me separé de la madre de mis hijos y tras convivir seis años. Siempre aporté dinero para los alimentos de mis hijos, en un arreglo de palabra que hicimos con ella. Nunca dejé de ver o estar con mis hijos, siempre y cuando no esté trabajando estuve con ellos. Después que la policía tuvo un incremento en el sueldo ella me exigió que le pasara más dinero, siempre el 50%, amenazándome que si no lo hacía me iba hacer ‘quilombo’ en lo laboral hablando con los jefes ya que ella tenía contacto directo. A todas sus demandas accedí para no tener inconvenientes en mi trabajo. Desde que nos separamos le di la mitad de mi sueldo y la cuota de la casa que me descuentan. Pero ella no quiere acceder a un arreglo legal. Amenaza a mis padres con no poder ver a sus nietos. Yo esperaba algún tipo de intervención institucional, o de la Línea 137 porque se enteraron de lo sucedido, pero jamás me llamaron o me citaron. Yo quiero ver a mis hijos y creo que si la situación fuera a la inversa ya me hubieran echado de la fuerza. Creo que todos miran para otro lado porque soy hombre”, reflexionó.





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