Johannesburgo, Sudáfrica (Agencias y diarios digitales. Decenas de miles de sudafricanos de todas las razas y muchos mandatarios, entre ellos los de Estados Unidos y Cuba, que se dieron un apretón de manos histórico, despidieron ayer a Nelson Mandela, el hombre que venció al apartheid con un mensaje de reconciliación.A su llegada al estadio de Soweto donde se rindió homenaje a Mandela, fallecido el jueves a los 95 años, el presidente estadounidense, Barack Obama, estrechó la mano de los demás invitados, entre ellos la el líder cubano, Raúl Castro, con el que también intercambió algunas palabras.Fue la segunda vez que presidentes de los dos países con un enconado diferendo político, se saludan. Washington y La Habana carecen de relaciones diplomáticas desde 1961 y Estados Unidos aplica un embargo comercial contra la isla desde 1962.En el año 2000, los entonces presidentes Bill Clinton y Fidel Castro ya se estrecharon la mano en la Cumbre del Milenio de Nueva York.Unas 55.000 personas asistieron al acto, pero se mostraron más festivas y bulliciosas en los alrededores del estadio y en los pasillos, a resguardo del frío. “Es único, una experiencia única en la vida”, dijo Cyrill Cameroon, un comerciante de Johannesburgo, que acompañaba a su esposa Evelyn, de Costa de Marfil.En su discurso, Obama calificó a Mandela de “gigante de la historia que dirigió una nación hacia la justicia”, mientras Castro recordó la amistad del líder sudafricano con su hermano Fidel y los vínculos creados por el apoyo cubano a los movimientos rebeldes africanos. “Jamás olvidaremos cuando nos visitó en 1991 y dijo que el pueblo cubano tiene un lugar especial en el corazón de los pueblos africanos”, dijo Castro. También habló la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, que aludió a la “sangre africana” que corre por las venas de los brasileños para recordar a Mandela.“De la misma manera en que los sudafricanos lloran con sus cantos a Madiba, nosotros, la nación brasileña, que tenemos sangre africana en nuestras venas, celebramos y lloramos a este gran líder que forma parte del panteón de la humanidad”, agregó.El secretario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-Moon, muy aplaudido, destacó la capacidad de Mandela de seguir acercando, de manera póstuma, a personalidades y países adversos entre sí. Mandela “demostró la poderosa fuerza del perdón y su capacidad de unir a la gente y hoy lo ha hecho de nuevo”, dijo Ban.El acto se llevó a cabo en el gran estadio de Soweto en el que Mandela hizo su última gran aparición pública, el 11 de julio de 2010, en la final del Mundial, y empezó con el himno nacional sudafricano, “Nkosi sikelel’ iAfrika” (“Que Dios bendiga a África”), entonado con orgullo por los asistentes bajo una lluvia tenaz.“Si el muerto fuera un niño, el ambiente sería sombrío. Pero con Mandela, celebramos una vida plena”, explicó a la AFP Jenny Pomeroy, una sudafricana blanca de 25 años ataviada con prendas de colores.Simultáneamente a los actos de ayer, se realizó un pequeño homenaje en la prisión de Robben Island, donde Mandela pasó 27 años encarcelado antes de salir en 1990, para ser elegido presidente en 1994 y guiar a Sudáfrica a una transición pacífica del régimen racista del apartheid a la democracia multirracial. “Cuando salió libre, Mandela se llevó de la cárcel su experiencia de convivir con diferentes razas, culturas y tendencias políticas, para pedir la reconciliación”, dijo en la ceremonia Lionel Davis, un ex prisionero.Además, en la celda de 2,5 por 2,1 metros en la que pasó 18 años de su vida, arde desde el lunes una vela que “simboliza el triunfo del espíritu humano”, dijo un director del museo, Sibongiseni Mkhize.El personal de la isla, entre los que se encuentran ex presos políticos que ahora ejercen de guías turísticos, recuerdan cada día la pena que sienten por esta pérdida, ante los visitantes que quieren conocer a lo que se enfrentó el icono de la lucha contra el apartheid.“Todo el mundo está muy triste, casi todos mis compañeros tenían una relación personal o vínculos con él, porque de vez en cuando solía visitar Robben Island cuando todavía tenía energía para ello”, cuenta uno de ellos.La asistencia masiva de dirigentes políticos, de ilustres personalidades a nivel mundial y de personas anónimas prevista este martes en Johannesburgo para rendir un histórico homenaje a Nelson Mandela recuerda a otros grandiosos funerales de los últimos sesenta años, como el del papa Juan Pablo II en 2005, el del padre de la independencia india Mahatma Gandhi, en 1948, o el del primer ministro israelí Yitzhak Rabin, en 1995.“Debe sonreír desde el cielo viendo a la multitud reunida”, declaró desde la tribuna del estadio Soccer City de Soweto el portavoz de la familia. En las gradas del estadio hay “fuertes y débiles, ricos y pobres, poderosos y gente anónima”, señaló el general Thanduxolo Mandela.“Todos comparten el mismo objetivo: honrar” al héroe de la lucha contra el apartheid. “Estoy seguro de que Mandela debe sonreír allá arriba” viendo esta reunión, continúo el portavoz de la familia.“Siempre hemos sabido que compartíamos Madiba con Sudáfrica, África y el resto del mundo”, apuntó.El arzobispo emérito sudafricano y premio Nobel de la Paz Desmond Tutú cerró el funeral en el Soccer City de Johannesburgo. Tutú fue el último protagonista con una intervención en la que reclamó a los asistentes que prometieran a Dios que seguirán “el ejemplo de Nelson Mandela” para poder darles su bendición. Tras las palabras del arzobispo emérito, el presentador del acto lo ha dado por concluido deseando “larga vida a Nelson Mandela”.





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