EL SOBERBIO. Un minucioso trabajo de entrecruzamiento de llamadas y contactos telefónicos efectuado por la Secretaría de Apoyo a Investigaciones Complejas (Saic) confirmó el complot homicida entre la viuda de Ángel Altísimo y un convicto que purgaba condena en la prisión de Oberá y gozaba de salidas transitorias.El agricultor fue ultimado a balazos la noche del sábado 22 de junio pasado, pero murió al día siguiente en el sector de cuidados intensivos del hospital Samic de Oberá.Al menos tres proyectiles, percutados por un revólver calibre .38, atravesaron la humanidad de la víctima y un cuarto pasó de refilón a la altura del abdomen.Las contradicciones en que incurrió la viuda, de 39 años, y los primeros datos de la investigación, que hablaban de una pésima relación conyugal, redireccionaron las sospechas hacia ella.Esas sospechas comenzaron a tomar forma con datos de familiares directos y allegados de Altísimo.Algunos contaron que el hombre les había confesado que la mujer lo había amenazado de muerte en más de una ocasión.Hubo un par de datos más que resultaron clave para inclinar la investigación hacia la mujer como principal sospechosa: el escenario del hecho había sido limpiado cuando Altísimo aún agonizaba en el hospital y las cápsulas del arma habían sido lanzadas a la basura.El caso comenzó a esclarecerse definitivamente cuando la viuda no soportó el tormento de su consciencia y terminó por confesar que había contratado a tres convictos para acabar con la vida de su concubino.Ahora, las pericias de la Saic confirmaron los contactos entre la mujer y uno de los hombres recluidos en la cárcel de Oberá.Esta información oxigenó de alguna manera la situación de los otros dos sospechosos.





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