PUERTO IGUAZÚ. Claudia, del barrio 1º de Mayo de esta localidad vivió el miércoles una experiencia inesperada que afortunadamente tuvo un final feliz. En contra de todas sus pretensiones, le tocó dar a luz a su hija Valentina en la soledad de su casa. Y permanecieron cerca de una hora unidas por el cordón umbilical, mientras esperaba la ambulancia que la llevara al Hospital Marta Schwarz, donde finalmente pudo terminar de liberar la placenta.El parto domiciliario no había sido planificado así. Se produjo porque la obstetra que había atendido a Claudia horas antes, le había indicado, tacto mediante, que regresara a su casa porque todavía no era el momento. Pero ocurre que Claudia, ya había atravesado por la experiencia de dar a luz y entonces podía percibir que el trabajo de parto estaba avanzado y que el nacimiento era inminente. Siguiendo su intuición decidió permanecer algunos minutos en el hospital. Pero volvió a encontrarse con la misma obstetra -de apellido Contreras- quien le insistió que volviera a su domicilio a descansar porque todavía no era el momento.“¡Ya llegó, ya llegó!”Confundida con la indiferencia médica, Claudia regresó a su casa. Bastó que pusiera el pie dentro de su habitación para que tomara en cuenta que su hija ya estaba naciendo. Mientras intentaba acomodarse para el parto, llamó por teléfono al padre de la beba, que estaba trabajando. Apenas intentaba explicarle lo que estaba ocurriendo cuando soltó el grito: “Ya llegó, ya llegó”.Mientras el hombre iba a su casa a socorrer a su mujer, Natalia su hija de 16 años salió corriendo a buscar ayuda con los vecinos y también en la comisaría Cuarta, donde un oficial le dijo que no contaban con un móvil.Un lazo para siempreEntretanto, Valentina ya inspiraba el aire por primera vez y liberaba su primer llanto en brazos de su mamá. “Éramos ella y yo. La puse en mis brazos, la envolví con una mantita y esperé”, señaló Claudia a PRIMERA EDICIÓN. Enseguida llegaron los vecinos, su hija y su marido. La ambulancia demoró 40 minutos y cuando llegó, no contaba con equipamiento para cortar el cordón umbilical. Sólo se limitaron a trasladar a Claudia y Valentina, todavía unidas por el cordón, hasta el hospital Marta Schwarz.“Estuvimos unidas por mucho tiempo. Mi gente me dice que vamos a estar así de unidas, siempre”, aseguró Claudia, desde una habitación del nosocomio donde descansaba junto a su bebita valiente.





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