POSADAS. Jaime Breilh es médico, master en Medicina Social, doctor en epidemiología y director del área de Salud de la Universidad Andina Simón Bolívar, sede Ecuador (www.uasb.edu.ec). Visitó Misiones en el marco de su participación en el Encuentro de Salud de los Pueblos en Reconquista, Santa Fe y en San Luis. En diálogo con Radio Universidad, se refirió a sus investigaciones sobre salud colectiva, y a la relación de las enfermedades con la expansión de los monocultivos, la producción de alimentos a escala industrial y su impacto en el ambiente.Un problema de todosEn relación al paradigma sobre el que se construyen las políticas sanitarias, Breilh dijo que “piensan la salud como un tema individual. Si bien los efectos se evidencian en las personas, tienen su raíz en el modo como vivimos, las condiciones de vida. La Epidemiología Crítica (EC) quiere penetrar en la raíz de estas cuestiones, explorando el vínculo entre agricultura y salud, las actividades económicas productivas, las políticas de desarrollo de la estructura de los países”. Este cambio conceptual y también implica cambios en las metodologías de investigación: “en una línea de investigación de nuestra universidad se analiza el uso masivo de paquetes químicos que genera problemas de desarrollo genéticos de las familias, y eso afecta a las personas. El enfoque tradicional es investigar en personas y hacer una estadística. Nuestra metodología es ir a la zona productiva, mirar la política, relaciones etnosociales, económicas, estudiar modos de vivir, reconocer qué procesos son mal sanos y cuales saludables, y desde allí, generar instrumentos para enlazar el modo de vivir con los efectos en las personas”. Enfermos de monocultivoBreilh investiga el dengue como consecuencia del monocultivo de bananas -las famosas “bananas Ecuador”. “Es el monocultivo de bananas más grande del mundo y también hay grandes extensiones con piscinas de cría de camarones. Todo monocultivo implica consecuencias para el ecosistema y para la vida que son muy graves”, señaló. “Las ciudades de esas zonas se ven rodeadas de verdaderos mares de monocultivo de banana. Esta reconfiguración del espacio productivo natural implica un impacto muy grande en las condiciones ambientales que llevan a una densificación del vector del dengue. Por otro lado, también implica desajustes del desarrollo urbano con barrios -complejos habitacionales- en condiciones de vida y patrones de salud que los hace más vulnerables al dengue”, argumentó, señalando la correlación entre la extensión creciente de las grandes extensiones de monocultivo y los modos mal sanos de organizar el espacio urbano. “Y todos esos perjuicios que acarrea son en nombre de la productividad, del crecimiento de un modelo agrario que destruye las posibilidades de desarrollo humano con equidad”, subrayó. Un cambio necesario y urgenteBreilh destacó que “en todos nuestros países latinos hay una lucha por defender la pequeña y mediana producción agroecológica, eso es una lucha por el cambio de modelo agrario que redunda en mejores condiciones de vida”, y destacó que los monocultivos, las transnacionales que despojan a los campesinos de sus tierras, imponen semillas transgénicas y se apoderan del alimento del mundo, siembran una lógica de la muerte”. Ejemplo de ello fue en Colombia, donde el tratado de Libre Comercio les obligó a destruir cultivos de arroz porque no eran transgénicos.En relación a esta lógica enfermante, señaló que si bien quedan universidades que defienden la diversidad, la lógica neoliberal de los 90 se ha extendido hacia su interior: “con becas y pasantías, las megaempresas buscan convertir a las universidades en sus reductos”, dijo.





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