PUERTO RICO. Uno de los protagonistas del hecho se llevó el secreto a la tumba. El otro deberá comparecer esta semana, en declaración indagatoria. Es que la Justicia intenta determinar si el disparo que dio en la cabeza y ultimó a Eduardo Krause Feliciano (32) fue en medio de un forcejeo, como reza la versión policial, o si se trató lisa y llanamente de una ejecución, un nuevo caso de exceso policial.Esta última hipótesis parecía descartada en un principio, pero la evidencia que llegó en las últimas horas a manos del magistrado Éctor Acosta, al frente del Juzgado de Instrucción 1 de la Cuarta Circunscripción Judicial, con asiento en Puerto Rico, fortaleció dicha teoría, que apuntaría directamente contra el oficial subayudante que intentaba recapturar a Krause Feliciano, un fugitivo de frondoso prontuario en su país y evadido días antes del hecho de la comisaría seccional Segunda de esa localidad.Según pudo saber PRIMERA EDICIÓN en base a sus fuentes, el funcionario policial será indagado en las próximas horas. Allí deberá contar su versión acerca de lo que sucedió en la noche del pasado domingo 6 de octubre en el barrio Loteo Caram de Puerto Rico.La versión oficialComo este medio publicó en su edición del martes 8 de octubre, Krause Feliciano -también respondía a la identidad de Valter Viera Aguirre- era uno de los prófugos más buscados del sur de Brasil. Entre sus antecedentes se encontraban dos fugas del presidio de Santa Rosa, al que había llegado por dos homicidios, robos, hurtos y hasta abigeato (ver “Uno de los reos más buscados del sur brasilero…”).En su último escape de aquel complejo carcelario, Feliciano tomó la decisión de cruzar la frontera y ocultarse en Misiones. Justamente, fue en Jardín América donde las autoridades volvieron a saber de él, luego de apresarlo bajo sospechas de haber perpetrado un robo callejero.Por cuestiones de seguridad, el juez Acosta ordenó que permanezca tras las rejas en la comisaría seccional Segunda de Puerto Rico. Además, el magistrado cursó un oficio a esa dependencia y a la Unidad Regional IV de la Policía de Misiones con especial énfasis en reforzar la seguridad del reo, habida cuenta su peligrosidad y sus fugas.Sin embargo, Krause Feliciano regresó a sus viejas mañas y con una “pata de cabra” fabricada con la pata de una silla forzó un candado, golpeó al policía de guardia y escapó. Otra vez, increíblemente, pese a todos los alertas.No obstante, horas después, alrededor de las 20.30 del domingo 6 de octubre, Krause Feliciano fue interceptado por dos efectivos policiales que se movilizaban a bordo de un automóvil particular, en una calle interna del barrio Loteo Caram de Puerto Rico.La versión policial indica que en ese momento el uniformado persiguió al prófugo brasileño hasta el predio de una vivienda particular. En ese lugar, el policía efectuó un disparo intimidatorio al aire, tras lo cual Feliciano “se plantó” e intentó agredir al oficial subayudante con un arma blanca.La Policía dijo que, entonces, en medio de esa disputa, al efectivo del orden público se le escapó un disparo de su arma reglamentaria que impactó en la cabeza del reo brasileño, quien murió cuando era trasladado a un centro asistencial.La hipótesis de la ejecuciónCon algunas lesiones menores, el policía permaneció internado algunos días y posteriormente fue dado de alta y excarcelado por orden de la Justicia. Sin embargo, en las últimas horas llegaron al despacho del juez Acosta los resultados de la autopsia realizada sobre el cuerpo de Krause Feliciano e informes de criminalística.Esos análisis revelaron indicios que apuntarían contra el oficial subayudante: indicarían que la situación bien pudo tratarse de una ejecución, es decir, un homicidio intencional, un exceso en el accionar del policía.Ante estas cuestiones, Acosta le tomará declaración indagatoria al funcionario con el fin de conocer su versión de los hechos y definir su situación procesal. En caso de quedar comprometido, podría ser imputado del delito de homicidio simple, que prevé penas que van desde los 8 a los 25 años de prisión.El futuro de la causa podría dar un vuelco importante y definirse esta semana, una vez que se materialicen las palabras del uniformado, el único que por estas horas sabe con certeza cómo fueron los últimos segundos de vida del peligroso delincuente brasileño. Uno de los reos más buscados del sur brasilero, oculto en MisionesLa vida de Eduardo Krause Feliciano (32) estuvo ligada desde siempre a la frontera. Había nacido el 12 de marzo de 1981 en San Borja, frente a la localidad correntina de Santo Tomé. Y murió en Puerto Rico, a poco más de 100 kilómetros de Brasil.Sobre sus espaldas pesaban condenas por dos homicidios, incontables robos, amenazas y abigeato. El último fallo en su contra había sido dictado el 7 de diciembre de 2010 en los tribunales de Santo Ángelo, Río Grande Do Sul. Fueron 8 años, 6 meses y 20 días por los delitos de hurto y robo agravado por el uso de arma de fuego, con la particularidad de que no había nadie en el banquillo de los acusados: Feliciano ya estaba prófugo.Su primer escape de la prisión de Santa Rosa fue el 27 de febrero de 2010, cuando aprovechó un descuido y literalmente saltó los muros y el cerco perimetral.En poco tiempo, volvió a sembrar el terror en la zona. Fue recapturado el 6 de marzo después de robar dos supermercados y una agencia de quinielas.Insólitamente lo enviaron nuevamente tras las rejas en el presidio de Santa Rosa, pero increíblemente volvió a escapar. No duró en las sombras más de tres días y huyó el 9 de marzo luego de quebrar los barrotes de su celda.Recorrió entonces los cincuenta kilómetros que separan esa ciudad de la frontera con Argentina y se metió en Misiones, donde vivió en la oscuridad varios meses hasta que fue detenido. Volvió a huir, esta vez de una comisaría. Pero ese sería su último escape.





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