En un marco atípico y tras una extensa campaña electoral plagada de tensiones, se celebran hoy en todo el país las elecciones legislativas de medio término, por las que se renovarán parcialmente las dos cámaras del Congreso de la Nación y en las que votarán 30 millones de electores; el 2% de los cuales son jóvenes de entre 16 y 17 años, habilitados el año pasado -por la ley de “voto joven”- para ejercer en forma opcional el derecho al sufragio. El precedente de las elecciones primarias que se realizaron el 11 de agosto por primera vez en todo el país, producto de la reforma política que aprobó el kirchnerismo en 2011, “marca la cancha” en estos comicios en los que repercute con fuerza, asimismo, la inesperada ausencia de la presidenta, Cristina Kirchner, en el último tramo de la campaña. El triunfo en las primarias del intendente de Tigre, Sergio Massa, candidato del opositor Frente Renovador -por 15 puntos de diferencia- sobre el también intendente Martín Insaurralde, del kirchnerista FPV sintetizó -dado el peso electoral y simbólico del distrito bonaerense (con 11.422.266 electores)- la pelea de fondo de las legislativas: la lucha de cara a las presidenciales de 2015 por el liderazgo de un nuevo ciclo político.Los comicios, en los que se eligen 127 diputados nacionales y 24 senadores, además de diputados provinciales y concejales en algunos distritos, serán determinantes para el gobierno liderado por Cristina Kirchner; que tratará de conseguir los votos necesarios para retener la mayoría parlamentaria que hoy detenta, y que será fundamental en lo que resta del mandato presidencial. La oposición llega entonada por los resultados de las primarias en varios distritos, aunque fragmentada y pendiente de la instalación definitiva del massismo como opción válida para 2015, para lo cual el intendente de Tigre tendrá que superar el desafío de incrementar los resultados de las PASO y alcanzar una masa crítica de sufragios que compense una débil estructura política, suplantada hasta hoy por el apoyo mediático.Si bien se estima que los resultados de este domingo no diferirían sustancialmente de los que se verificaron en las PASO, que se consideran un chequeo preliminar que define la tendencia de fondo; no se pueden descartar variaciones con alzas y bajas de determinados dirigentes, tanto en las fuerzas de oposición como en el kirchnerismo gobernante. ContrastesEn este marco, un reciente informe de Idesa que puso el foco en la distribución territorial de la pobreza en el país, cuestionó el excesivo peso que se otorga a la puja política en la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma, en detrimento de una visión integrada del país; cuando según los índices de pobreza del Indec, “7 de cada 10 pobres vive en el interior del país”. “La campaña electoral -afirma la entidad- se caracteriza por escasos contenidos sustanciales y mucho de exaltación de la propia imagen con alusiones o embates de ironías que descalifiquen la figura del candidato contrario”. Para Idesa, esta insustancialidad del debate y la preeminencia del país central, en detrimento del interior donde “se encuentra el 71% de los hogares pobres del país”, constituye un hecho paradojal y socialmente muy costoso “a la luz de la enorme cantidad de distorsiones acumuladas que condicionan el futuro del país”. Tiempos de búsquedaEn la provincia, las recientes muertes de tres bebés mbya, por un cuadro de gastroenteritis, que residían en una aldea ubicada a quince kilómetros del hospital de Andresito, reflejaron el drama de la pobreza estructural a que se refiere el estudio de Idesa; pero con el agregado de una muestra más de la inoperancia de los organismos provinciales dedicados a la asistencia a la población aborigen. La incapacidad del Gobierno, representado en este caso en la Dirección de Asuntos Guaraníes, no ya para anticiparse, sino al menos para dar una explicación razonable y coherente de lo ocurrido, contrasta con la gravedad de los hechos. Más allá de los detalles del caso, que hoy dan lugar a versiones contrapuestas, las dramáticas muertes confirman las limitaciones de las políticas oficiales respecto a los pueblos originarios, y el también limitado arco de influencia del promocionado plan Hambre Cero, desbordado una y otra vez por hechos de esta naturaleza. Más allá del doloroso caso particular, llama la atención la facilidad con que se diluyen las responsabilidades y se termina responsabilizando a las víctimas.Los desaciertos de la Dirección de Asuntos Guaraníes, que llegaron a un extremo hace un tiempo al recomendar en plena ola de frío a los responsables del hogar de noche que no den cobijo a los guaraníes que se encontraban a la intemperie, constituyen sin dudas un abuso de autoridad intolerable. No es el único caso en que el Gobierno provincial da cuenta de una indiferencia total hacia los resultados de las falencias y/o excesos de sus funcionarios; sosteniéndolos en sus cargos a pesar de las graves consecuencias de sus acciones u omisiones. El ejemplo, si se quiere emblemático, de Asuntos Guaraníes, describe una temática que tiende a reflejarse hoy en el debate político: la insensibilidad y el autoritarismo que surge de una excesivamente extensa estadía en el poder y una errónea visión de las relaciones entre el Estado y la política partidaria. En el mismo sentido se entiende la decisión del Gobierno provincial de imponer a su antojo la construcción de una nueva mega represa hidroeléctrica; hipotecando el futuro de los misioneros en favor de políticas macroeconómicas e intereses multinacionales. Trasfondo históricoPese a estos abusos, y a las limitaciones del debate electoral, los hechos de la actualidad política tienen que ponerse -en este momento de expresión ciudadana- en una perspectiva que considere el trasfondo histórico, en el que resalta la vigencia ininterrumpida de las instituciones democráticas durante los treinta últimos años. En esta perspectiva, luego de treinta años de idas y venidas con ciclos que llegaron a una crisis terminal en 2001; el proceso que inician las PASO, y se continúa en los comicios de hoy, tiene el valor de haber introducido un marco cierto de institucionalización, con fechas y mecanismos consensuados para la expresión del juego democrático. Se trata de un rasgo que es distintivo de las democracias maduras, y que en la última década, pese a las fuertes polarizaciones y a la fragmentación política, tiende a consolidarse en el país; asegurando la democracia, aunque a veces pareciera que no lo hace más que su más elemental sentido, de ausencia de dictadura. En este plano, en el que
importa el mediano y largo plazo; el avance democrático no estriba en los liderazgos de turno, la hegemonía de una u otra ideología, o en las circunstanciales pujas dirigenciales, sino en la construcción colectiva de una fuerte institucionalidad democrática. Sea cual fuere el resultado electoral, y a partir de este el proceso político que se inicie con vistas a 2015, el logro principal se encuentra del lado de la conciencia cívica y de la participación ciudadana; la única alternativa a las distorsiones que imponen la dominancia de los intereses o la fuerza de los grupos de presión. El tradicional adagio “sepa el pueblo votar”, será, finalmente, el que definirá la jornada.




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