POSADAS. Yamila Noelia Marczewski estaba desesperada. Temía por su vida y las de sus dos pequeños hijos, de seis y nueve años. Intuía que algo malo podía suceder y de alguna manera lo anticipó. Fue catorce días antes de la tragedia en que su ex concubino irrumpió en su trabajo y mató a su prima, el jueves pasado en la sucursal de Crucero del Norte, situada en la esquina de las céntricas calles Colón y Catamarca.Ella sufrió un balazo en el rostro que le provocó estallido de globo ocular izquierdo y lesiones gravísimas en el cerebro. El último parte médico a este Diario indicó que continuaba en estado desesperante, con asistencia respiratoria mecánica.Catorce días antes de aquel jueves sangriento, Marczewski radicó una denuncia contra Juan Ramón Benítez en la Fiscalía de Instrucción 2 de Posadas, a cargo de Cristian Antúnez.En ella dejó frases que, a la luz de los acontecimientos, ahora adquieren el rango de “premoniciones”. “tengo miedo que esta persona (NdR: en alusión a Benítez) me haga algo a mí o a mis hijos”. O “creo que puede llegar a realizar las amenazas”.Como reza un antiguo adagio popular: “más claro que el agua”. Fue el relato de una mujer desesperada, aterrada y consciente de que su ex pareja podía cumplir con su amenaza, la de matarla. Y si no era ella, serían sus hijos.El acoso era casi insoportable y la presión asfixiante. Un día antes de esa denuncia, el 2 de este mes, el hombre retiró a sus hijos de la Escuela sin autorización de la madre, cuando sobre él ya pesaba una prohibición de acercamiento a ella y una orden de exclusión de hogar.Para ese entonces, Benítez sabía que el 4 de este mes se iba a materializar la orden de exclusión de hogar. Por eso lanzó una de sus últimas advertencias. Marczewski lo mencionó así en su denuncia: “Vio que yo fui al Juzgado de Familia y me amenazó diciendo que si lo sacaban de la casa, lo harían muerto, que era la única forma en que lo iban a sacar. Agregó que si el moría, también yo. Luego me dijo que no necesita tocarme para que me muera…‘acordate que vos sos madre’, refiriéndose a que le haría algo a nuestros hijos” Marczewski efectuó aquella denuncia porque estaba aterrada, tenía miedo de morir o de que le sucediera algo. A ella o a sus hijos. Por eso un día antes decidió concurrir a la Fiscalía de Instrucción 2.Con todos esos elementos, el fiscal Antúnez pidió la urgente custodia de madre e hijos. “Solicito en carácter de URGENTE, encontrándonos “prima facie” ante un delito de peligro, se practiquen las medidas que a continuación propongo en resguardo de las víctimas…”. Entre ellas, “los medios necesarios a fin de resguardar la integridad psicofísica de la denunciante y sus hijos menores de edad”.Esa petición bien podría entenderse como “custodia personal”.Pero la Policía no reaccionó a la altura de las circunstancias, ni con celeridad y menos aún, con eficacia. La afirmación es comprobable con la orden que lanzó el juez de Instrucción 2 de Posadas, César Yaya, instando a la Policía a hacer cumplir la resolución judicial de no acercamiento a Marzewski.Habían pasado siete días de la denuncia en la Fiscalía y pese a que el oficio llegó ese mismo día 3 a la comisaría Quinta, nada se hizo.A tal punto que Yaya repitió el pedido, pero tampoco alcanzó. Siete días después Benítez cumplió con sus amenazas. Con respirador y pronóstico reservadoSegún los primeros datos de la reconstrucción judicial, Yamila Noelia Marczewski sufrió un disparo en el rostro, a la altura del globo ocular izquierdo.Se desplomó gravemente herida, pero su verdugó la creyó muerta y se quitó la vida de un balazo en la sien.Pocos minutos después una ambulancia de la Red de Traslado, del hospital Ramón Madariaga, trasladó a la paciente hacia ese nosocomio.Allí permanecía al cierre de esta edición, con pronóstico reservado y asistencia respiratoria mecánica.“Su estado es muy delicado, más bien crítico”, consignó ayer una fuente consultada en un contexto clínico que amerita algo más que un milagro.La mujer alertó a las autoridades de lo que podía suceder, pero lamentablemente nadie la ayudó.





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