POSADAS. Castellano o portugués, el idioma es lo de menos cuando la pasión se apodera de los actores que salen a escena con un único afán, cautivar al público, tal como lo hicieron los artistas que entre el viernes y sábado colmaron la ciudad en el marco del Primer Encuentro de Teatro Comunitario del Mercosur.El cielo encapotado del viernes trasladó todas las obras al Galpón de la Murga de la Estación, en Pedro Méndez 171, donde Kossa Nostra rompió el hielo con los títeres de “Misiones, la kossa en ruinas”; alrededor de las 19, para luego dar paso a los hermanos brasileños del grupo “Turma do Dionísio”, que llegaron desde Santo Angelo para presentar “Cobra Grande”.La jornada cerró con “La espera”, una puesta en escena de “Jakaira”, delegación que arribó de Piribebuy, Paraguay, en la que narró las formas de opresión que se generaron durante la dictadura Stronissta, “cuyas prácticas estuvieron mimetizadas en el proceso de transición democrática”, según aseguraron.El sábadoEl sábado el sol se mostró en el cielo posadeño recién en horas del mediodía, por lo que las últimas cuatro obras pautadas en la explanada del anfiteatro Manuel Antonio Ramírez encontraron en el club Tokio un nuevo escenario.Sin embargo, a las 17, una vez más en el Galpón de la Murga de la Estación, termo y mate en mano, mamás y papás se dieron cita para disfrutar a la par de sus niños del despliegue de “Vemkamever”, una delegación brasileña que demostró que cuando la pasión se apodera del escenario se traspasan las barreras del idioma con “Do céu ao sul-lendas”, íntegramente en portugués.Tras las aventuras de Tulio, su amiga y el profesor en busca de un supuesto tesoro que los condujo a descifrar información escondida en leyendas que permanecen en la creencia popular, el público se trasladó al club Tokio, donde desde las 20 las obras dijeron presente.La “Murga del Tomate” (Eldorado) “calentó” el escenario con “Amugalipsis”, una parodia sobre el fin del mundo y todos los negocios que se esconden detrás de premoniciones que se suceden con el correr de los años y encuentran cabida en las más insólitas explicaciones.Los obereños de “La Murga del Monte” invitaron a mover el esqueleto con “El baile de la Cretona” y dio paso a “La Caterva”, que recorrió los más de mil kilómetros que separan a la tierra colorada de City Bell para presentar “Templo, estancia, batallón” y contar, en un ida y vuelta al pasado la historia del barrio platense.El final recayó en los anfitriones de “La Murga de la Estación” que, con “Sobre llovido, Pescados”, obtuvo el reconocimiento de un público que aplaudió de pie.Más de 200 personasBrasil y Paraguay, La Plata, Eldorado y Oberá dijeron presente en delegaciones que, en conjunto, sumaron alrededor de 200 personas.Los grupos, tras una ardua labor de los integrantes de “La Murga de la Estación”, se alojaron en el club Itapúa, el anfiteatro Manuel Antonio Ramírez y el Escuela 5.Sin duda la confraternidad se sintió en cada obra y rincón de la ciudad, un sentir que ojalá se repita pronto.





Discussion about this post