POSADAS. Hasta hace poco, en filosofía siempre hubieron dos posturas para analizar determinadas cuestiones referidas a las relaciones sociales en la era de la tecnología: una celebratoria y la otra desde la critica ante un supuesto futuro apocalíptico. No obstante nuevas líneas de pensamiento ayudan a encontrar una mirada distinta, pero que implica romper con las estructuras y los moldes con que el hombre se venía pensando a sí mismo.Para poder entender este proceso de cambio continuo e infinito que permite la era digital, PRIMERA EDICIÓN entrevistó a Facundo Cavina, de la Universidad de Filosofía de Río Cuarto, quien se refirió a las relaciones sociales en la era de las comunicaciones 2.0, para brindar una interpelación acerca de los alcances de la tecnología y celebró esta posibilidad que otorgan de dar voz a quienes antes no tenían, de permitir el debate. “Estoy a favor del debate siempre. Podes estar de acuerdo o no con lo que dice la otra persona y eso es válido; sin embargo yo prefiero que no estén siempre de acuerdo conmigo, porque si festejan todo lo que digo, no crezco en una nueva forma de pensar”, aclaró.Para Cavina, desde que el hombre modifica la técnica y la técnica modifica al hombre, generando una interacción interminable, la raza humana se transforma y no conviene analizar estos cambios “como buenos o malos, sino simplemente como cambios”.Sobre los aportes más trascendentales que deben ser “vistos con buenos ojos” Cavina resaltó “los usuarios/ protagonistas que antes estaban mudos, actualmente, gracias a la revolución informática, tienen voz y forman parte de esta suerte de ágora Griega virtual donde es posible tener cientos de miradas sobre una misma cuestión. Eso no es poco. Lejos de la dicotomía de las bondades o las catástrofes que le endilgan a las redes sociales. Qué opinas de esta suerte de anonimato que permite. Por más que des tu nombre, etcétera. Lo que digas, pasa desapercibido en la gran red de redes. Facebook nos hace bien al hacernos pensar “quienes somos”. Todo el tiempo estamos reinventandonos, porque nuestra naturaleza nos lleva hacia ello. Con esta plataforma en cuestión tenemos herramientas poderosas con las cuales podemos hacer visible. Inclusive hace posible el anonimato. Se aplica mucho ese dicho que sugiere “quítale la máscara a una persona y verás quién eres” realmente se aplica mucho aquí. Algo que resalto es que a veces el anonimato suele ayudar.¿En qué sentido lo decis?Nuestra sociedad es muy reservada todavía para debatir en serio muchas cuestiones tabú, como por ejemplo temas referidos al sexo, a la trata de personas, al aborto, al consumo de marihuana. Mucha gente se escandaliza cuando se tocan este tipo de cuestiones. Y quienes vierten una opinión prefieren reservar la identidad, por esta cuestión de hacer gestión de su identidad digital y no sufrir el acoso de otro que tiene una postura contraria. En cualquier caso, yo estoy a favor del debate siempre. Podes estar de acuerdo o no con lo que dice la otra persona, pero yo prefiero que no esté de acuerdo siempre, porque si festeja todo lo que digo siempre no crezco en una nueva forma de pensar. Cuando me convocaron como administrador de la página Filosofía Libre, hace dos años pude percibir más de cerca esta realidad, e inclusive a veces la padecemos con denuncias de nuestro contenido y hasta bloqueos.¿Cuáles son los temas de los que “no se habla”, ni siquiera en las redes?Son muchos, pero en particular aparece la cuestión de la religión como el tema más controvertido. Le sigue el sexo. A diario, desde la pagina (Filosofía libre: un modo de vida) percibimos esa intolerancia. Son los dos temas por los cuales recibimos más denuncias y bloqueos de los usuarios. Nuestra línea es clara, ya que obviamente no hacemos apología de la pornografía, o de la venta y consumo de sexo, pese a ello la reacción de una mayoría importante es la de mostrarse intolerante. La intolerancia cierra el debate, absolutamente. En cualquier caso, estas plataformas, donde quieras o no, continuamente aparecen reflexiones sobre las temáticas tabú, ¿ayudan o sirven para la construcción de una sociedad más tolerante con el otro?Qué buena pregunta. Yo creo que sirven muchísimo, no solamente para la difusión de la información, que antes no se daba a conocer y que ahora está más disponible en este mundo tan interconectado. Eso ya es mucho. La otra virtud que tiene es que permite compartir para el mundo cuestiones y problemáticas locales e inmediatas. Las posibilidades y miradas se vuelven incalculables en la red y ello sin dudas enriquece. Los usuarios/ protagonistas que antes estaban mudos, actualmente, gracias a la revolución informática, tienen voz forman parte de esta suerte de ágora Griega, virtual donde es posible tener cientos de miradas sobre una misma cuestión. Sin embargo creo una cosa: la persona que busca un crecimiento usará todas las herramientas que tenga a mano para lograrlo. La que no tiene interés en nada, entonces usará las mismas herramientas para perder su tiempo. ¿Como pensás que deberíamos interpretar las relaciones humanas desde que la tecnología aplicó cambios tan sustanciales a la vida cotidiana? Debemos entender que el tipo de relaciones que generamos hoy las personas cambió. Las categorías de pensamiento creadas hace 50 años no funcionan para analizar los cambios. Porque la forma de relacionarnos con nuestra pareja, amigos o familia cambió. Se suelen escuchar críticas y discursos de que las “amistades de antes eran las verdaderas”, esto se da porque nos reprimimos todo el tiempo la posibilidad de pensarnos cambiando. Pienso simplemente que hay que entender que las formas en las que nos vinculamos a través de las redes es otra. Ni mejor ni peor. De eso se trata, de pensar que tal vez la realidad de nuestro tiempo ya incluya a la virtualidad informática como parte de lo “real”.




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