WASHINGTON, Estados Unidos (AFP-NA). El presidente estadounidense, Barack Obama, se apuntó ayer un tanto tras obtener el apoyo de una comisión del Senado para atacar a Siria, en tanto Damasco indicó que no se rendirá “ni aunque haya una tercera guerra mundial”.La comisión de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense aprobó ayer un proyecto del presidente Barack Obama para lanzar una operación militar contra el régimen sirio, lo que abre la puerta a que la cámara Alta debata la medida el próximo lunes.Los senadores de la comisión apoyaron con diez votos a favor y siete en contra el proyecto de intervención “limitada” en Siria, la cual tendría una duración máxima de sesenta días con la posibilidad de ampliarla otros noventa, sin el despliegue de tropas en el terreno.Un grupo de demócratas y de republicanos se opuso. Construyendo una coalición En tanto, el secretario de Estado, John Kerry, aseguraba a la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes que Washington estaba construyendo una coalición internacional para una intervención militar.“Construimos (una coalición) con otros países, entre ellos la Liga Árabe”, declaró. Algunos países “expresaron su voluntad de actuar”, detalló el jefe de la diplomacia estadounidense, y citó a “Arabia Saudita, Emiratos (Árabes Unidos), los cataríes, los turcos y los franceses”, agregó.Kerry dijo que países árabes ofrecieron ayudar a sufragar los costos de una intervención estadounidense. “Con respecto a si los países árabes ofrecieron cargar con el costo y ayudar” en una intervención, “la respuesta categórica es sí, la han planteado. Esa oferta está sobre la mesa”. Siria responderáEn la capital siria, el viceministro de Relaciones Exteriores, Faisal Moqdad, aseguró que “el Gobierno sirio no cambiará de posición ni aunque haya una tercera guerra mundial”.Moqdad aseguró que “Siria tomó todas las medidas para responder a una agresión” y había “movilizado a sus aliados” como Rusia e Irán. “Si Francia quiere apoyar a Al Qaeda y a los Hermanos Musulmanes como los apoyó en Egipto y otras regiones del mundo se dirige hacia un fracaso en Siria”, añadió. Obama insta a no callar ante la “barbarie”Obama, de visita en Estocolmo, que volvió a expresar que confía en que obtendrá apoyo del Congreso, se entrevistará hoy y mañana en San Petersburgo, donde asistirá a la cumbre del G-20 (ver página 18), con sus homólogos de Francia y China así como con el primer ministro japonés. “La comunidad internacional no puede quedarse callada” frente a la “barbarie” de Siria, afirmó Obama.Asimismo, destacó que en Siria no se repetirán los errores cometidos en Irak. “Soy alguien que se opuso a la guerra en Irak. Y no estoy interesado en repetir el error de basar las decisiones en informes de inteligencia erróneos”. “Por supuesto discutimos sobre la violencia horrible que le inflige a los sirios el régimen” de Bashar al Asad “en la que figura el ataque espantoso con armas químicas hace dos semanas”, declaró Obama durante una conferencia de prensa con el jefe del Gobierno sueco, Fredrik Rainfeldt.Al ser interrogado sobre la “línea roja” que había establecido en agosto de 2012 al referirse a los ataques químicos, Obama dijo que era “todo el mundo” el que había fijado esos límites. “No es mi credibilidad la que está en cuestión. Está en cuestión la credibilidad de la comunidad internacional y la credibilidad de Estados Unidos y el Congreso”, agregó el presidente. Putin pide no actuar fuera del Consejo de SeguridadAliado del presidente Asad, Putin estimó que si el Congreso estadounidense aprobaba el ataque, Estados Unidos “autorizaría una agresión, dado que todo lo que se hace fuera del Consejo de Seguridad de la ONU es una agresión, salvo la defensa propia”.Anteriormente había exigido “pruebas convincentes” de que el régimen sirio usó armas químicas y adoptado un tono más conciliador con Occidente, en vísperas del G-20 en Rusia. Putin confirmó también que Rusia había suministrado algunos elementos del sistema de misiles S300 a Siria, pero aclaró que de momento las entregas están suspendidas.La pertinencia de una intervención, defendida también por el presidente francés, François Hollande, era debatida ayer por el Parlamento francés, pero sin votar.“No reaccionar” militarmente en Siria, equivaldría a “cerrar la puerta a una solución política al conflicto”, declaró el primer ministro francés Jean-Marc Ayrault, en la apertura de los debates. El conflicto no da treguaMientras, en el terreno, el conflicto no da tregua. Ayer, rebeldes islamistas se apoderaron de un puesto militar a la entrada de la ciudad cristiana de Malula (norte), según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), y la casi totalidad del país se encontraba sin electricidad.La Coalición contra las Bombas de Racimo, que reúne a 350 organizaciones de la sociedad civil de noventa países, denunció ayer en un informe el uso “masivo” de armas de ese tipo por parte del régimen de Asad.El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados calcula que los refugiados sirios ya superan las 2 millones de personas, dos veces más que hace un año. Si se incluye a los desplazados internos se alcanza un total de 6 millones de personas. La guerra de un Nobel de la PazDesde el momento en el que decidió lanzar un ataque en la región más explosiva del mundo, Obama ingresó en una espiral crítica. Se plantea pasar a la historia como el inepto que condujo a su país a otra guerra cruzando el océano o como el líder del mundo libre que, a través de la fuerza, inyectó democracia a un país gobernado por “un tirano”.Frente a la impopularidad que plantea utilizar al músculo militar más poderoso del planeta en una región compleja, el hombre que ganó las elecciones con la promesa de paz, ahora defiende la guerra.Obama se vio ante la responsabilidad que implica acatar un mandato de Naciones Unidas o llevar a su país fuera de la legalidad internacional. Para cua
lquier persona la ecuación es complicada, pero para Obama el dilema es desgarrador. Una intervención militar de carácter “limitado” -tal cual propone Obama- está inevitablemente atada al peligro de regar con nafta la llama de un conflicto de carácter regional. Esto quiere decir más ataques, por más tiempo y con la posibilidad de surjan nuevos actores con cosas para decir y hacer.Con todo, Washington plantea que no castigar al régimen sirio supone enviar un mensaje erróneo al mundo (en concreto a Irán o Corea del Norte), algo así como que emplear armas de destrucción masiva no acarrea consecuencias. Meses atrás, promediando el conflicto interno en Siria, Obama planteó que el uso de armas químicas sería el límite.Hoy se sabe que fue un error de su comunicación. El mensaje iba a ser enviado a Al Asad en forma confidencial a través de Rusia. Pero en la efusividad discursiva lo dejó caer en público y así se autocondicionó.Trazó una línea roja que el régimen sirio traspasó el 21 de agosto, según jura Obama merced a unas pruebas que todavía no exhibió. Es, básicamente, un deja vú de su belicista predecesor que invadió un país más allá del océano con pruebas que jamás vieron la luz y que meses después, cuando el daño estaba hecho, confesó que no eran del todo concretas. Así las cosas, es desconcertante para el resto del mundo ver al frente de esta nueva aventura militar al hombre que en 2009 fue galardonado para construir sobre la paz.El propio Obama admitió que “mucha gente, entre la que me encuentro, está harta de guerra”, teniendo en cuenta Afganistán e Irak. Pero añadió que también “hay mucha gente que dice que hay que hacer algo y luego nadie hace nada”.El dilema cayó fuerte sobre la mesa y la respuesta fue así de turbulenta… será la primera guerra que declara un Nobel de la Paz.





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