OBERÁ. A diez días de la ocupación de un espacio municipal en Villa Stemberg, las cuarenta familias que viven allí buscan la forma de mejorar sus precarias viviendas. Lo que en un principio eran carpas, hoy por hoy son pequeñas casas de madera con techo de plástico o chapa de cartón, en contados casos, de zinc. La manzana ocupada se dividió en cuarenta terrenos de diez metros por veinte, uno para cada familia. Con alambre tejido, alambre de púa o sogas se marca cada uno.La familia Olivera está compuesta por cuatro personas, Marcelo y su esposa Marcela y dos menores. Una de las nenas va a la escuela, la otra tiene apenas dos meses. Viven en una carpa reforzada con plástico y algunas chapas.“Pasamos acá todo el fin de semana, con lluvia y frío, se nos mojaron los colchones y las frazadas, la ropa, todo. Gracias a Dios las nenas no se enfermaron, por la que va a la escuela cobramos el salario universal, pero esa plata no alcanza”, explicó Marcela, mientras ayudaba a su esposo a clavar los machimbres de lo que será su casa, que tendrá techo de plástico, según dijeron, y cuyo machimbre fue donado por un amigo de la familia.Aprovechando los rayos de sol después de tres días de intensa lluvia, los vecinos sacaron colchones, colchas y frazadas para que se sequen porque en la noche los necesitarán.Claudia Brites es madre de cuatro chicos, su esposo es tarefero. “Ahora él se fue de campamento y yo me quedo con los chicos. Tengo miedo de que nos vengan a sacar de acá, me preocupa lo que vaya a pasar con nosotros”, reconoció. Actualmente las familias cuentan con el asesoramiento del abogado del foro local Rafael Pereyra Pigerl.“Vivíamos atrás de la casa de mi suegra, pero siempre quisimos tener un lugar propio. Pensar en comprar un terreno es algo imposible porque están muy caros y este lugar no se usaba, a la noche no se podía pasar porque era peligroso, ya que se juntaban grupos de jóvenes a tomar, esto no es una plaza, hay dos hamacas y un sube y baja. Muchas veces fuimos a pedir a la Municipalidad ayuda, pero no tuvimos respuesta, la única ayuda que recibimos es el salario de los chicos”, dijo Brites.Aún no se ven letrinas en el predio, dicen que usan el baño de los vecinos, por ahora, y el agua la traen del tanque elevado de la esquina, que tiene una canilla.“Tengo mi terreno acá cerca, soy un vecino del barrio y los vengo a ayudar en lo que pueda. Me dedico a la construcción y sé lo que le cuesta a la gente vivir. Acá no hay intereses políticos, hay necesidad y eso se nota porque son las mismas familias del primer día. Es gente muy humilde la que vive acá, yo en su momento pude comprar mi terreno, pero ahora es imposible porque no bajan de los 40 o 50 mil pesos. Mi hija con su esposo y una nieta están acá y como podemos estamos haciendo su casa”, dijo Ramón de la Cruz.A simple vista se observan los improvisados fogones al costado de las casas, “para cocinar algunos prenden fuego en el piso, nosotros por suerte tenemos una cocina a gas y con eso nos arreglamos”, agregó Brites.Eriberto Batista hace cinco años trabaja en la Municipalidad, en el área de Obras Públicas, sector recursos Hídricos. “Soy planta permanente, ahora estoy de licencia, pero nadie me llamó la atención ni nada parecido. Yo fui el primero en armar mi casa acá y los demás se fueron sumando, pero nadie organizó nada como dicen. Fueron duros y difíciles los últimos días, sobre todo por la lluvia, por suerte a nosotros no se nos mojaron las cosas, pero no fue fácil”, comentóLa casa de Eriberto es una de las más grandes y mejor armadas con machimbres y techo de cartón. “Vivo acá con mi familia, mi esposa y dos chicos. Al hacer la división de terrenos se respetó el espacio de los juegos infantiles y del tanque que abastece de agua potable al barrio. Los vecinos nos apoyan, esperamos poder mejorar nuestra condición tener los servicios básicos por lo menos”, finalizó. Más de cien chicos casi a la intemperie El convencional constituyente Rafael Pereira Pigerl envió un comunicado de prensa en referencia a la situación de estas familias. “Vecinos de Oberá reclaman que el Estado municipal intervenga decididamente en la solución de la problemática de al menos cuarenta familias humildes y sus hijos menores que suman más de cien niños, instalados desde hace días en un predio abandonado del barrio conocido como Villa Stemberg, y que se encuentran prácticamente a la intemperie pese a las condiciones extremas del clima.Como vecinos y hasta como cristianos, sea cual fuere nuestra profesión de fe, no podemos permitir que otros vecinos humildes, seres humanos igual que cualquiera y con los mismos derechos, permanezcan en este estado de abandono que no toleramos ni siquiera en un animal. Es imprescindible que el Estado intervenga por razones humanitarias, ya que los funcionarios y las dependencias existen justamente para este tipo de casos”. El abogado dijo que las familias asentadas en el predio municipal “son obereñas, no hay ni extranjeros ni gente de otras provincias como dice el municipio, sino simplemente vecinos pobres que no eligieron esa condición de extrema necesidad, sino que son la muestra de la situación real de nuestro municipio y sus inequidades”. Los vecinos asentados en el predio de Villa Stemberg reclaman que la Municipalidad ofrezca algún tipo de solución habitacional por la que incluso están dispuestos a pagar en cuotas, ya sea mediante la reubicación en terrenos alternativos o la asistencia del Iprodha.





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