Posadas. La imponente escultura de acero del prócer misionero Comandante Andrés Guacurarí ya fue emplazada en la costanera de esta ciudad. La obra estuvo a cargo del escultor Gerónimo Rodríguez, quien durante tres meses moldeó y soldó la figura del indio, monumento que finalmente mide quince metros de altura, y que pesa aproximadamente seis toneladas. “Traté de que sea algo original, con estilo, con cierta geometrización y que represente al prócer”, manifestó ayer en la costanera el responsable de la escultura, mientras observaba y controlaba las tareas de su emplazamiento, que requirió de un equipo de gente y grúa especial para levantar la imagen en un islote que se preparó especialmente a pocos metros de la costanera y a una media cuadra del ex puerto de Posadas. Rodríguez contó que comenzó a trabajar en la escultura en diciembre del año pasado y que concluyó el 27 de marzo en un tinglado de una empresa Servicios para la Construcción, donde contó con el apoyo y colaboración de un equipo de gente, entre ellos, ingenieros y arquitectos de la Entidad Binacional Yacyretá (EBY) con quienes definieron detalles de la escultura, debido a la resistencia que debe tener teniendo en cuenta su ubicación. Sobre el material elegido para la obra, Rodríguez señaló que fue acero inoxidable ya que de esta manera no demandará mantenimiento para la conservación. Con la mirada hacia la ciudad, el centro de la provincia, quedó emplazado el prócer de acero, después de varias maniobras del equipo que trabajó en su instalación. De acuerdo con el escultor, la estructura interna fue lo que demandó más tiempo, además del rostro. “Yo había asistido a todas las charlas de Cabral Arrechea cuando presentó el libro sobre Andresito, además leí otras obras, para reflejar al indio Guacurarí”, detalló. Para la escultura se trabajó con dos soldadores especiales, una persona que cortaba el acero, además de otro ayudante y la gente y el equipo que se debía sumar cada vez que se tenía que mover las piezas. Rodríguez señaló que durante los tres meses se trabajó de 7 a 12 y de 14 a 18, incluso los sábados hasta el mediodía y que cuando fue convocado para la realización de la escultura pensó que incluso le demandaría más tiempo. Ayer en la costanera, el escultor manifestó su satisfacción por la obra que fue emplazada sobre una base importante de hierro y hormigón armado, donde fue soldada la estructura interna de los pies, además de la lanza que actuará como tercer soporte para mantenerse mirando desde el río a la provincia de Misiones.





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