RÍO DE JANEIRO, Brasil (AFP-NA-DyN-Medios Digitales). El Papa Francisco advirtió ayer contra la liberalización de las drogas, impulsada por varios expresidentes en Latinoamérica, donde la lucha contra el narcotráfico ha dejado decenas de miles de muertos en los ultimos años, al visitar un hospital de adictos en esta ciudad.“No es la liberalización del consumo de drogas, como se está discutiendo en varias partes de América Latina, lo que podrá reducir la propagación y la influencia de la dependencia química”, dijo el primer papa latinoamericano de la historia al visitar en Rio, después de haber oficiado por la mañana su primera misa pública en el santuario de Aparecida, a 180 km al este de Sao Paulo.“La plaga del narcotráfico, que favorece la violencia y siembra dolor y muerte, requiere un acto de valor de toda la sociedad”, dijo Francisco, al aludir implícitamente a los 70.000 asesinados de los últimos seis años en México a raíz de la guerra contra las drogas, a decenas de miles más en Colombia y Centroamérica, así como a miles en la propia capital carioca.“Es preciso afrontar los problemas que están a la base de su uso promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes en los valores que construyen la vida común, acompañando a los necesitados y dando esperanza en el futuro”, añadió sin dar más precisiones, al hablar bajo un techo en el patio del hospital, mientras una copiosa lluvia caía sobre los fieles, que se protegían con paraguas y capas de nailon.Panorama en latinoaméricaEl presidente de Guatemala, Otto Pérez, y los ex presidentes Fernando Henrique Cardoso (Brasil), Vicente Fox y Ernesto Zedillo (México), César Gaviria (Colombia), promueven un cambio de estrategia en la infructuosa guerra contra las drogas, lanzada hace cuatro décadas por Estados Unidos, que incluye su legalización.El presidente uruguayo José Mujica lleva adelante un proyecto para legalizar el consumo, la producción y la distribución de la marihuana en su país, mientras dos estados norteamericanos, Colorado y Washington, legalizaron el consumo de esta droga.“Francisco es el papa que podría ser tu vecino”, celebró en el patio del hospital el monje franciscano Francisco Pinto, habitante de la favela Rocinha, la mayor de Rio.“El papa demuestra una gran sensibilidad con todo, sobre todo con los más pobres”, y su discurso en el hospital “lo cercano que es del pueblo”, dijo a la AFP el padre franciscano James Girardi, de 45 años.Palabras de esperanza“Todos necesitamos aprender a abrazar como lo hizo San Francisco. Abrazar para expresar solidaridad, afecto y amor”, expresó el papa Francisco ante la presencia de drogadictos rehabilitados en Río. “Pero abrazar no es suficiente. Ayudemos a quien está en la oscuridad y digámosle ‘usted se puede levantar. Usted es protagonista de su vida’. La travesía es larga y cansadora pero hay que ir al frente. No dejen que les roben la esperanza. No robemos la esperanza y, por el contrario, seamos todos portadores de esperanza”, dijo en el escenario ubicado frente al Hospital San Francisco de Asís.Un trono de maderaEl marco austero en el cual tuvo lugar el acto en el Hospital de la Fraternidad de San Francisco es coherente con el estilo que Bergoglio ha querido dar a su papado. Pero no por ello deja de sorprender el ver al Sumo Pontífice, jefe de Estado al fin, quizá el último “monarca absoluto” del mundo, sentado en un “trono” de madera, donde su nombre y el de Pedro están tallados a mano, con su “séquito” acomodado en sillas de plástico, en el despojado patio interior de un hospital de indigentes. Un ambiente íntimo y familiar para una ceremonia que dará la vuelta al mundo, impactando por la hondura del mensaje. Detrás del Papa, la estatua de San Francisco de Asís con un ave en la mano recuerda el ejemplo de vida que le inspiró su nombre al actual pontífice. Durante la jornada, Francisco recibió el saludo y testimonio de dos pacientes. Luego rezó el Padrenuestro y bendijo una placa conmemorativa al inaugurar una ampliación del Hospital.Más temprano, Francisco dejó en helicóptero la ciudad de Aparecida rumbo al aeropuerto San José dos Campos, interior del estado de San Pablo, desde donde regresó en un avión militar a Río de Janeiro, luego de cumplir su última actividad en Aparecida en el Seminario Bom Jesús.En el papamóvil rumbo al helipuerto, el papa rompió el protocolo, mientras llovía bajó del papamóvil y caminó unos metros para besar a un niño, causando el delirio de los fieles. Luego volvió al papamóvil y se dirigió saludando a la multitud en la ciudad-santuario de Brasil hacia el helipuerto.Disculpas por la seguridadEn Rio, el alcalde Eduardo Paes pidió disculpas por los “episodios lamentables” en la organización de la visita del papa a la ciudad, y prometió que no se repetirán.El lunes, a su llegada a Rio, el vehículo que trasladaba a Francisco quedó atrapado varias veces en el tránsito, en medio de una multitud enfervorizada.El martes, horas antes del inicio de la misa de apertura de la JMJ, el metro se paralizó durante más de dos horas por un problema eléctrico, dejando varados a miles de peregrinos.




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