PUERTO RICO. La mañana del 27 de septiembre del año pasado la provincia se estremecía con la noticia del hallazgo del cadáver de una chica de catorce años a un costado de la avenida Pionero Kuhn de esta ciudad. En un principio se informó que había sido violada por más de tres hombres y asesinada a golpes. La primera teoría finalmente fue descartada y dejó el descubierto gruesas fallas en el examen médico forense.Con el devenir del tiempo, la Justicia logró dar con un sospechoso y sindicarlo, en grado de probabilidad, como presunto autor del crimen.Se trata del panadero Francisco Bourcheid (51), procesado en su momento por el delito de “homicidio agravado por la alevosía”, es decir el crimen que se comete sobre seguro, con la víctima en estado de indefensión y sin mayores riesgos para la integridad física del atacante.En caso de ser declarado culpable en juicio oral y público, podría recibir una pena a reclusión o prisión perpetua.El sábado próximo se cumplirán diez meses de aquel aberrante episodio y la Justicia se apresta a elevar la causa a juicio oral y público por el delito de “homicidio agravado por la alevosía”.En este sentido, trascendió que la fiscal de Instrucción 1 de Puerto Rico, Mabel del Rosario Luna, efectuó el requerimiento pertinente.Ese recurso ya estaría en manos del juez civil Itálico Lirussi, quien tomaría la decisión después de la feria judicial, siempre y cuando no haya oposición de la defensa.El auto de procesamiento se conoció en noviembre pasado y fue elaborado por uno de los cuatro jueces que pasaron por la causa: Laura Marcela González, por ese entonces jueza civil, comercial, laboral y de familia de Jardín América.Con posterioridad, González renunciaría al cargo para asumir como secretaria en el Juzgado Federal de Oberá, habida cuenta, entre otras cosas, de la abismal diferencia salarial.La resolución fue apelada por la defensa pero el planteo fue rechazado por el Tribunal Penal de Posadas.La situación procesal del Bourcheid es más que comprometida. La madre de todas las pruebas en su contra es el resultado de un ADN. Es decir, la ciencia halló el patrón genético de Angélica Ramírez en una gota de sangre “levantada” de sus zapatillas.Pero no es lo único que lo sitúa en una situación complicada: el trabajo realizado por la división Criminalística, dependiente de la Unidad Regional IV de Puerto Rico, fue de precisión.En el lugar donde encontraron el cuerpo, al costado de la avenida Pionero Kuhn, los peritos, con el licenciado Marcelo Maslowski a la cabeza, encontraron pisadas de zapatillas.Efectuaron muestras fotográficas de las marcas de las suelas de los zapatos deportivos y al cotejarlas con los pares secuestrados en la casa del panadero se percataron que eran idénticas.Además, hay testigos que aseguraron, en sede judicial, haberlo visto en los alrededores del escenario del homicidio la noche anterior al descubrimiento del cadáver de la Angélica. La reconstrucción de un episodio atrozPara los investigadores, pese a la diferencia de edad, el panadero mantendría una relación amorosa con Angélica. Al parecer, aquella tarde del 26 de septiembre debían encontrarse pero ella decidió no concurrir a la cita. Optó por ir a un club para practicar hockey pero como no pudo, regresó a su casa. Siempre en el terreno de las hipótesis, esa actitud habría disgustado al panadero.Para los detectives, entrada la noche, el panadero interceptó a la joven a un costado de la avenida Pionero Kuhn.Allí habrían discutido hasta que el panadero asestó un puñetazo a la muchacha que la desvaneció.Aparentemente, le produjo una lesión en el mentón y por adentro, en el tabique nasal.Luego la arrastró unos metros y último a garrotazos, con un gajo de pino que terminó quebrado en cuatro partes.





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