POSADAS. “Lo extraño mucho, por supuesto, si él era mi compañía y apoyo para seguir luchando”, así describió la joven Cristina González, quien el pasado domingo perdió a su esposo Isaís, quien decidió quitarse la vida, abrumado por los problemas económicos y angustiado por ver a sus hijos en una situación crítica. Cristina tiene seis hijos, la más grande es Evelyn, quien tiene doce años y discapacitada. La nena tiene un retraso madurativo, que según contó la madre fue “como consecuencia de las convulsiones que tuvo cuando tenía seis años”. Todos viven en el barrio San Jorge de la capital provincial y necesitan muchísimas cosas. Pero para Cristina lo más urgente es solucionar la casa. Una humilde vivienda de madera, con una parte del techo de chapas de zinc y otra de cartón. “Cada vez que llueve entra todo el agua en la casa, porque el techo está lleno de goteras y encima la parte de arriba (señala con el dedo) está todo roto. Lo único que quiero es que me arreglen la casa”, dijo Cristina, quien recibió a PRIMERA EDICIÓN en su humilde hogar y en una entrevista exclusiva detalló las necesidades que tiene ella y sus hijos. La situación de esta mujer es complicada, porque además de criar a sus niños, debe hacer su duelo personal. “Muchísimas veces tengo ganas de llorar, porque lo extraño a Isaís, hace muchos años que estamos juntos, pero no puedo hacerlo delante de los chicos, ellos no entienden todavía y cada vez que se despiertan, me preguntan por su papá, si él va a regresar pronto”, indicó Cristina con los ojos llenos de lágrimas y con la contención de sus amigas y familiares. “Nosotros vivimos el día a día, siempre fue así. Isaís era changarín, entonces cada vez que había algo él salía a trabajar, pero no todos los días volvía con plata y ahí yo debía arreglarme con lo que había en casa para comer. A los chicos nunca les faltó la comida, pero nosotros hemos pasado días sin comer”, contó Cristina. RecuerdosCuando se acordó de su pareja, la mujer relató que el hombre estaba depresivo, muy deprimido, pero que nunca pensó que tomaría esa decisión. “Me dejó cuando más lo necesitaba”, dijo, “yo también pensé en hacerlo (suicidarse), pero no voy a dejar solos a mis hijos, ellos son muy chicos, además estoy embarazada de cinco meses”, aseguró.Cristina contó a este diario que recibe plata de la asignación familiar y que también cobra una pensión, pero aclara que es muy poco y que solamente alcanza para la comida de los chicos y la ropa para que vayan a la escuela. Rechazo del EstadoLa casa de Cristina es de madera, y ella lo único que pidió es que “me ayuden a mejorarla, a hacerla más segura, porque hay partes de las paredes que están todas rotas, el techo también y así no puedo vivir con mis hijos. Tengo miedo de que algo pueda pasarles mientras no estoy en casa, mirá si alguna noche entra alguien y lastima a mis niños”, dijo la mujer. Con respecto a Evelyn, la mamá reveló que Salud Pública “se interesa por ella porque siempre viene la asistente, pero lo único que hacen es preguntar cómo está, si come bien, y si sigue yendo al tratamiento. Le sacan fotos y se van”. En los últimos días y conociendo lo ocurrido con la pareja, el ministerio llegó a la vivienda con una bolsa de pañales para la nena, pero tampoco alcanzó para muchos días. Otro problema que contó Cristina es que le rechazaron en varios comedores, “ya que todos me dicen que no hay más lugar para comer” sí, aunque resulte increíble, es así. En cuanto al tratamiento que realizaba Evelyn, la mamá manifestó que “dejo de ir porque la ambulancia no entra más al barrio, porque dicen que rompen todo el auto”, finalizó llorando.




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