POSADAS. La tasa de pobreza llegó al 24,5% en 2012 en el país, una suba del 1,6% con respecto al año anterior, según el informe anual del Barómetro de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), presentado esta semana. Para el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), en 2012 la pobreza fue del 5,4%. También a contramano de la UCA, los datos del Indec registraron una caída de la pobreza desde el 6,5% en 2011. Si bien el Barómetro Social registró que la tasa de indigencia tuvo una caída anual del 6,2 al 5,8% en 2012, este porcentaje resulta tres veces mayor a la del Indec, que fue del 1,5%.La caída del índice de familias en situación de indigencia se explica por los aumentos de los montos que brindan los programas sociales de transferencia de ingresos (principalmente, la Asignación Universal por Hijo), pues es válido recordar que la mayor parte del presupuesto de los hogares de más bajos ingresos está formada por este tipo de ayudas económicas. De hecho, el Barómetro Social releva también el aumento entre 2010 y 2012 del porcentaje de hogares beneficiarios de programas sociales que pasó del 19,8% al 23,5%. La asistencia social a los hogares en situación de pobreza registró un aumento sostenido entre 2010 y 2012, pues el porcentaje de hogares con programas sociales subió del 50,6% al 57,6%. Al respecto, según señaló el investigador jefe y coordinador del Observatorio de la Universidad, Agustín Salvia, “sin los programas sociales, la indigencia afectaría al 9% de la población”. Empleados y subempleados Entre 2010 y 2012, el porcentaje de población económicamente activa con empleo pleno de derechos descendió muy poco: de 44,5% a 44%; la desocupación, de 11,2% a 9,3%; mientras que el empleo precario se mantuvo en 35,3% y el subempleo inestable ascendió de 9% a 11,3%. Se evidenciaron en este aspecto la persistencia de un sector informal (que en 2012 alcanzó al 48,2% de los ocupados), la heterogeneidad de la estructura productiva y las limitadas posibilidades de acceso a un trabajo decente. A pesar de las campañas para promover la registración laboral, entre 2010 y 2012 el porcentaje de ocupados sin realización de aportes al Sistema de Seguridad Social se incrementó de 47,2% a 49,4%. Dentro del grupo de asalariados, en el mismo lapso, la falta de registro laboral se estabilizó en valores cercanos al 30%, es decir que perduran en forma elevada las contrataciones laborales no declaradas.InfelicidadLa UCA mide también la felicidad a través de un conjunto de indicadores que incluyen la percepción de soledad, percepción de paz espiritual, capacidades sociales y percepción de discriminación, entre otros. De acuerdo al informe presentado esta semana, el déficit en la felicidad se presentó sólo en uno de cada diez entrevistados, con énfasis en las personas de mayor edad y menor capital educativo y económico, si bien según las características individuales los más jóvenes y los más pobres elevaron su percepción de infelicidad en los datos interanuales. Pese a ello, entre 2010 y 2012 la percepción de soledad se mantuvo igual, registrando un aumento leve en 2011 al exhibir que se sienten solos en mayor medida las personas adultas de sexo femenino, sin secundario completo y con menor nivel socioeconómico y residencial. En cambio, la percepción de no sentir paz espiritual se presentó con un porcentaje mayor en los varones y en las personas de nivel socioeconómico medio alto, mientras que entre las de más educación decrecieron sus valores del primer al último año del período. La falta de paz se observó con mayor incidencia en los jóvenes, en los habitantes del Gran Buenos Aires y en los más pobres.Entre los indicadores relativos a las capacidades sociales, la falta de amigos obtuvo en 2010 el mayor porcentaje, coincidiendo las diferencias en la serie entre las mujeres y los adultos mayores. A un tiempo, fue muy notoria la brecha entre la gente que tiene menor condición socioeducativa y económica. Manifestaron asimismo sentirse mayormente discriminados los ciudadanos pertenecientes a grupos sin educación secundaria completa y a sectores socioeconómicos y de condiciones residenciales con menos recursos. Por último, tres de cada diez personas afirmaron no contar con gente que los ayude ante un problema; en este marco, los varones y las personas sin secundario completo registraron mayor déficit, mientras que el estrato socioeconómico inferior se distanció en casi el doble de ausencia de apoyo social respecto del más alto. En 2012, quienes habitan en villas y barrios con trazado urbano de nivel socioeconómico bajo reportaron mayor déficit en este último aspecto.Nivel de confianzaUn dato interesante para destacar es la considerada inestabilidad y vulnerabilidad presentadas por el indicador de confianza gubernamental. Luego de producirse un aumento de 15,9 en el nivel de confianza en el Gobierno nacional entre 2010 y 2011, el mismo cayó en igual magnitud en 2012 para colocarse en porcentajes cercanos a los del año base (26,8%). Estos cambios se verificaron en todo el universo de la población analizada, aunque con mayor magnitud entre la población más vulnerable. Es decir, el aumento de la confianza en el primer bienio de estudio y su posterior caída se produjo con mayor impulso entre quienes no terminaron sus estudios secundarios, quienes pertenecen al segmento inferior de la escala socioeconómica y quienes residen en villas o asentamientos precarios.De todas las instituciones analizadas, las de representación de intereses evidenciaron los niveles de credibilidad más bajos, no logrando superar el 10% en el último año de estudio, en el cual los sindicatos obtuvieron el mayor puntaje (10,8%), seguidos por los partidos políticos (8,5%) y los movimientos piqueteros (4,9%). Al igual que lo observado en las instituciones de Gobierno, las de representación mejoraron sus niveles de credibilidad en 2011 para luego sufrir un retroceso en 2012. Dicho aumento se produjo fundamentalmente por el incremento de la confianza entre los jóvenes y varones de 18 años y más. Por su parte, la caída de 2012 afectó tanto a varones como a mujeres y a todos los grupos de edad analizados.Las instituciones de la sociedad civil suelen presentar mayor estabilidad y superiores niveles de confianza que las demás instituciones analizadas. Así, las Organizaciones No Gubernamentales, Cáritas y la Iglesia Católica percibieron niveles de alta confianza cercanos al 50% durante todo el período de estudio. En cuanto a la confianza en los medios de comunicación, se observó un crecimiento constante durante todo el período (de 35,2% en 2010 pasó a 38,7% en 2012). Las mujeres y las personas mayores de sesenta años tienden a confia
r más en las tres instituciones analizadas que los varones y los jóvenes. El 12,4% vive como ocupasLa situación de acceso a una vivienda digna registró una ligera mejora entre los años 2010 y 2012, experimentando cada indicador una evolución particular. A lo largo de los tres años bajo análisis se produjo una leve reducción de la tenencia irregular de la vivienda: del 13,5% de los hogares en 2010, pasó al 12,4% en 2012, alcanzando en este último año de la serie al 14,2% de la población residente en los centros urbanos del país. A su vez, en la totalidad del período analizado por la UCA, los hogares con niños duplicaron la tenencia irregular en comparación con aquellos otros donde no había presencia de menores (17,6% y 7,6%, respectivamente, en 2012). Sin embargo, no se apreciaron variaciones significativas en el estrato más pobre de los hogares (alrededor del 25% a lo largo del período); y particularmente en 2012, más de la mitad de los habitantes de hogares ubicados en villas y asentamientos reconocían no ser propietarios ni inquilinos, frente a tan solo el 5,1% de aquellos otros situados en los mejores barrios. En 2012 habitaba en viviendas precarias el 19,2% de los hogares cuyo jefe se hallaba en situación de precariedad laboral.





Discussion about this post