OBERÁ (Sergio Alvez, enviado especial). Desde el martes, la ciudad late al ritmo de la décima edición del Festival Internacional de Cortometrajes Oberá en Cortos, organizado por la Productora de la Tierra, la Municipalidad de Oberá, la Subsecretaría de Cultura de Misiones y la UNaM. La ceremonia inaugural, tuvo lugar en el Espacio Incaa que funciona en el histórico cine teatro Oberá, sala que recuperó su funcionamiento y cobró nuevamente protagonismo en la vida cultural obereña gracias al festival. En 2003, el cine en la ciudad estaba fuera de funcionamiento y el panorama general de la actividad audiovisual en Misiones, exponía una coyuntura adversa, ya que no había canales para la producción, el intercambio y la exhibición de las realizaciones locales. Oberá en cortos marcó una bisagra entre aquel contexto y lo que vendría después: proliferación de producciones, instancias de formación, integración regional latinoamericana, y otros elementos que marcaron el despertar y florecimiento del espectro, hoy claramente palpable y en constante dinámica de expansión. Por todo ello, la apertura de la décima edición estuvo cargada de miradas retrospectivas, en torno a todo lo conseguido en estos diez años, logros que fueron plasmados en un libro que se presentó también en la primera jornada del festival. Ese trabajo se titula “Relatos desde las fronteras. Diez años de Oberá en Cortos”. La comunicadora Carla Svica, con notable frescura, fue la encargada de las presentaciones en el acto protocolar, del cual participaron autoridades locales, provinciales y académicas. A sala llena, posteriormente se exhibió la ficción “Ahora después”, del director Guillermo Rovira, con actuaciones de Milton Rosés, Maximiliano Juañuk, Christian Harika y Bárbara Hobecker. “A 10 años es necesario incorporar al Festival dentro del presupuesto de la UNaM”, fue el anuncio saliente de la noche, efectuado por el rector de la UNaM, Javier Gortari. “Hace unos días en una sesión del Concejo Superior de la Universidad, al tratarse el apoyo al Festival de Oberá en Cortos, se evalúo la necesidad -a modo de reconocimiento hacia los trabajadores de la cultura- de incorporarlo dentro del presupuesto de la Universidad, incorporar al Festival como un programa permanente, que sea parte de una constante de los recursos de la Universidad Nacional de Misiones, ya que somos concientes que a partir del Oberá en Cortos, la universidad pudo posicionarse como cabecera del polo audiovisual tecnológico en la región NEA y eso significó producción, capacitación y talleres de formación audiovisual en la que está incluida la Facultad de Artes" agregó Gortari. Ocupación hotelera al 100%El arribo de delegaciones y personas de distintas partes del país, y de casi diez países, produjo que la ocupación hotelera fuera del cien por ciento.Hoteles, hostels, cabañas y otro tipo de albergues, agotaron sus plazas ya desde primeras horas del martes. “Paralelamente hay personas y familias que cedieron lugares en sus casas para poder abarcar a toda la gente que llegó, afortunadamente todo se está desarrollando de la mejor manera”, indicaron desde la organización. Un comerciante cuyo negocio se encuentra en adyacencias del cine, rescató el hecho de que “cada año el festival nos hace trabajar mejor, genera un movimiento económico interesante, trabajan muy bien los remises y las ventas en general, es un evento que los comerciantes esperamos cada año y celebramos que haya crecido tanto en estos diez años”. Abrazo latinoamericanoEsta edición del festival vuelve el evidenciar y exaltar el carácter latinoamericanista e integracionista que envuelve al Oberá en Cortos como propuesta cultural. Realizadores, docentes y estudiantes de cine de todo nuestro continente, confluyen por estos días en los diversos espacios que amalgama el festival, donde conviven puntos de proyección, certámenes, espacios de formación, charlas, espectáculos musicales, y reuniones de trabajo.Una expresión de este auténtico abrazo latinoamericano, se denota en el arribo de la delegación de la Universidad Federal de Integración Latinoamericana, grupo humanos compuesto por 35 personas de 8 nacionalidades latinoamericanas diferentes. Francielli Rebelatto, docente de esta unidad académica con sede en Foz de Iguazú, comentó a este diario que “este festival representa un espacio muy importante para nosotros, desde todo punto de vista, pero especialmente por las posibilidades de compartir experiencias con personas vinculadas con el audiovisual y la cultura en general, de varios países. Nosotros en nuestra universidad, la filosofía es la integración latinoamericana, y aquí en el festival tenemos una excelente muestra de cómo eso puede llevarse a la práctica, con encuentros y acciones concretas”. Carpa multicolorUna de las innovaciones este año, es la ampliación y embellecimiento de la carpa que habitualmente se instala frente al cine, en la calle. Este año, allí se montó el escenario para espectáculos musicales y teatrales, a tiempo que se dispuso el área gastronómica y una feria artesanal, entre otros espacios. En esta carpa, la noche inaugural, se pudo disfrutar de la música, con el Grupo Torrente Popular, integrante del proyecto Grillos Sinfónicos, que interpretó un variado repertorio latinoamericano. Acto seguido, Gastón Nakazato, acompañado por una poderosa banda, ofreció un celebrado concierto, en cuyo repertorio incluyó la canción “Manosunamos”, que este año identifica al festival. La música al servicio de producciones en el cineEl espacio Entre Fronteras, propició la charla que ayer por la tarde ofreció el músico apostoleño Chango Spasiuk, en el cine obereño. El eje temático propuesto, giraba en torno a una propuesta de dialogar acerca de la interacción entre el cine y la música. Spasiuk, para ello, partió desde la descripción de su experiencia personal en cuanto a sus abordajes musicales que lo vincularon de diversas maneras con el universo audiovisual. Previo al inicio de la charla, se proyectaron fragmentos de algunos de los films en los que el Chango fue el encargado de la musicalización, entre ellas, la recordada “Carancho”, de Pablo Trapero (protagonizada por Ricardo Darín) o “Detrás del sol”, producción misionera dirigida por Gastón Gularte. “Mi primer acercamiento a este universo del cine a través de mi música se dio a par
tir de la invitación que recibí por parte de El Astiller, del director, David Lipszyc, basada en una novela de Onneti. Él había hecho unas pruebas de edición sobre mi música. Ahí empecé a trabajar con películas” contó el músicos, quien desde un principio de la charla, abrió el espectro de preguntas del público. En ese marco se dio un intercambio fluido e interesante, que sirvió par conocer parte de las formas posibles que puede tomar el camino musical de una película. “Hay muchas formas de interactuar. Está el director que elige un tema y te llama para readptarlo; otros que te dan la escena para que uno sugiera la música, cada director tiene un interés diferentes, y el desafío del arte es lograr que ese intercambio fluya y sea fructífero para las partes” indicó Spasiuk. Entre una de sus experiencias destacadas, el Chango mencionó su participación en la musicalización de la película chilena “Violeta se fue a los cielos”, que refleja la vida de uno de las artistas mitológicas del cancionero latinoamericano: Violeta Parra. “En esa ocasión me convocaron para que pueda aportar una mirada particular sobre la musicalización de la obra. No compuse ni toqué ningún instrumento, escuché muchas músicas, viajé a Chile dos veces, vimos la película como 20 veces y así fui haciendo las sugerencias que consideré pertinentes; esa es otra forma de interacción muy interesante” explicó el apostoleño.





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