PUERTO IGUAZÚ. La gente se despidió ayer, durante todo el día, del obispo emérito de la Diócesis de Iguazú, Joaquín Piña (83), velado desde la madrugada del martes en la catedral Virgen del Carmen. Como él lo pidió expresamente, sus restos van a permanecer allí mismo, en un lugar acondicionado especialmente, frente al altar.El encargado de dar la reflexión durante la misa de despedida fue el monseñor Marcelo Martorell, sucesor de Piña. “Por un lado, nos duele la separación, pero él está dando cuenta al Señor de lo que ha hecho en su vida, que ha sido amar la justicia, la verdad, el compromiso con las cosas del tiempo, de la vida, de los hombres”, manifestó.El cuerpo de monseñor Piña llegó a las 4.30 de ayer por vía terrestre, debido a que el avión sanitario que partió de Buenos Aires no podía aterrizar en Iguazú por la neblina. Entonces, se tomó la decisión de derivar el aterrizaje a Posadas, desde donde luego lo trasladaron en ambulancia hasta la Ciudad de las Cataratas.El municipio de Puerto Iguazú declaró tres días de asueto municipal y suspendió incluso los festejos del Día de la Independencia nacional en la comuna. Allí, las banderas de Misiones y el pabellón nacional flamearán a media asta recordando a su primer obispo. Fue la única expresión de la renovación respecto al fallecimiento de Piña, ya que la Provincia no decretó ni duelo, ni asueto, ni siquiera el gobernador Maurice Closs lo mencionó en el acto oficial realizado en Apóstoles, a pesar de la trascendencia que tuvo el obispo iguazuense en la vida pastoral, social y político-institucional de la provincia con alcance nacional.El Gobierno provincial, a través del ministro de Gobierno, Jorge Franco, sólo se limitó a informar el lunes por la tarde el fallecimiento del sacerdote ocurrido en Buenos Aires. Luego, nada más.Cabe destacar que por las redes sociales, especialmente Twitter, reconocidos dirigentes políticos nacionales de distintos sectores (Pepe Scioli del denarvaísmo; la diputada Victoria Donda y Hermes Binner (FAP); Ricardo Alfonsín (UCR); el intendente Cariglino, del kirchnerismo disidente; y hasta el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel) hicieron su despedida a Piña (ver página 5). No hubo medio de comunicación nacional argentino y paraguayo que no reflejara la triste noticia. Hasta en el municipio de Sabadell (Barcelona, España), donde nació Piña en 1930, “Actualidad de Sabadell”, dedicó su portada y un extenso artículo al fallecimiento del obispo emérito, destacando el vínculo que lo unía con la ciudad.Desde antes de la llegada de los restos de quien supo ser presidente de la Convención Constituyente provincial en 2006, sus allegados estaban esperándolo para los últimos detalles previos al funeral que se extendió hasta la noche de ayer.Adiós al pastorA primera hora de la mañana comenzó a acercarse gente a la catedral para despedir a quien fuera obispo durante 25 años en la región y primer prelado de Iguazú.“Lo que saco en limpio es que hay que comprometerse con las cosas del tiempo, de la vida, que hay que ayudar a los más pobres y necesitados, que es lo que nosotros tratamos en alguna medida pequeñísima de imitar, esas cosas que él ha hecho acá en Misiones”, dijo Martorell en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.Pasada la Convención que frenó la re-reelección del entonces gobernador Carlos Rovira en 2006, Piña renunció al Obispado al llegar a los 75 años y se trasladó a la parroquia Itatí de Posadas, donde tenía una modesta oficina abierta a todos los que querían visitarlo. Los laicos muy cercanos a Piña -a quienes les costó el alejamiento suyo de Iguazú- solían hacer comparaciones entre un obispo y otro. Al respecto, monseñor Martorell mencionó que “hay que seguir el camino que ha trazado, que para muchos no es así, pero yo creo que sí porque nosotros trabajamos mucho en Cáritas, que él pedía tanto. Hemos trabajado fuertemente estos últimos años en Cáritas llevándolo a todas las parroquias, llevando viviendas, entregando los jarros de leche, tal como él me dijo que no dejemos de lado”.Descanso eterno en IguazúUna asistente personal de Piña se comunicó con Martorell antes de la cirugía que le practicaran el lunes, antes de su deceso, ya que el obispo emérito, como prediciendo su partida, pidió que le aseguren su sepultura en la catedral.Carlos López era su colaborador y chofer desde que Joaquín Piña se instaló en la parroquia de Itatí. López contó que monseñor “sentía que ya había cumplido su etapa y quería descansar”. Fue quien estuvo a su lado hasta el momento de su muerte, él recordó que “vivió conforme a su prédica, era muy sencillo, porque hay gente que dice cosas pero no vive conforme a eso. En él se puede decir que vivió de acuerdo a lo que predicaba, era muy humilde y muy correcto”.Vecinos, dirigentes municipales y provinciales, principalmente opositores, se acercaron a dar el último adiós a Piña. Es que el obispo emérito fue siempre tan respetado por todos, sin distinción de ideologías ni partidismos. Incluso por referentes de otras religiones con quienes mantuvo un diálogo cordial.Para quienes estuvieron muy cerca de él era un guía espiritual y social muy importante que no se olvidará. Pesar de Pérez EsquivelEl premio Nobel de la Paz argentino, Adolfo Pérez Esquivel, supo llegar a Misiones en distintas oportunidades, por luchas populares, donde se encontró con Joaquín Piña. El “No a Corpus” de 1996; el “No a la reelección” de 2006 y hasta el “No a más represas” de los últimos años, cuando se fortaleció la intención de construir Garabí y Panambí, fueron algunos de esos ejemplos de compromiso que mantuvieron a ambos cerca de la mayoría de los misioneros.En un comunicado de prensa, Pérez Esquivel y su fundación “Servicio de Paz y Justicia -Serpaj-”, expresaron su pesar por la muerte de Piña. “Con la partida del obispo Joaquín Piña, perdemos a un férreo humanista y a un luchador no violento contra las injusticias”, afirmaron.“Desde 1986 estuvo en la Diócesis de Puerto Iguazú y elegido obispo de la ciudad por Juan
Pablo II. Fue licenciado en Filosofía y Teología, y cuando en 2006 se retiró de su cargo episcopal, lideró la coalición cívica denominada Frente Unidos por la Dignidad (FUD), que derrotó al partido gobernante impidiendo la modificación de la Constitución Provincial, al sólo efecto de no permitir la reelección indefinida. Este resultado demuestra la credibilidad de la gente en su palabra y honestidad en sus actos, que motivó un importante reconocimiento a su liderazgo, tanto desde el punto de vista social, como del político”, agregaron.La última batallaA pesar de los problemas de salud que se incrementaban en los últimos tiempos, Joaquín Piña alternó la escritura de sus memorias en dos libros ya publicados con la que sería su última batalla: encabezar la mesa provincial del “No a más represas”. El obispo fue consecuente con la postura que mantuvo en los 90, cuando se intentó imponer desde el poder del Estado la construcción de la represa de Corpus en el río Paraná. Solo que ahora, desde el oficialista Frente Renovador y la Nación (tanto argentina como brasileña) sumaron dos emprendimientos hidroeléctricos al debate provincial: Garabí y Panambí sobre el río Uruguay.Mientras el cuerpo lo permitió, Piña encabezó expresiones públicas no solo en Posadas, sino también en el interior de la provincia contra la construcción de más represas en territorio misionero.Sin embargo, falleció sin poder votar el plebiscito obligatorio que debe convocar la provincia para que el pueblo se exprese a favor o en contra. Y sin conocer los resultados de su última lucha contra el avasallamiento de los misioneros.La provincia, sin dudas, lo va a extrañar.





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