RÍO DE JANEIRO, Brasil (Medios Digitales). España y Brasil disputaban ayer en Rio la final de la Copa Confederaciones en el legendario estadio Maracaná, en cuya cercanía se realizó una protesta que muchos temían que acabara en enfrentamientos con la Policía.Unos 5 mil manifestantes participaron de la movilización que por momentos se mantenía pacífica, según la Policía. El clima de la protesta seguía festivo, con batucadas y cantos.La marcha en dirección al estadio arrancó siete horas antes del inicio del partido y consiguió llegar a unos 100 metros del recinto, pero fue bloqueada por batallones policiales. La columna se dirigió entonces a una plaza cercana.“Estamos en contra de la privatización del estadio y de los desalojos forzados bajo el argumento del Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos” de 2016 en Río, dijo Renato Cosentino, portavoz del Comité Popular de la Copa, uno de los principales movimientos que convocaron la protesta.Centenares de manifestantes prepararon pancartas en una plaza del barrio Tijuca, a 1,5 kilómetros del estadio, bailando y cantando: ¡“Ay, Fifa, paga mi tarifa (de transporte)!” o “ ¡El Maraca es nuestro!”.Se repartían folletos que explican qué hacer en caso de tumulto, como no correr si la Policía dispara gases lacrimógenos o no llevar lentes de contacto.La presidenta Dilma Rousseff, que fue abucheada en el juego de apertura de la Confederaciones el 15 de junio en Brasilia, junto al presidente de la Fifa Joseph Blatter, no tenía previsto asistir a la final, que fue presenciada por unas 78 mil personas.





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