POSADAS. El 20 de junio es la fecha que se celebra el Día de la Bandera, es feriado nacional y día festivo dedicado a la bandera argentina y a la conmemoración de su creador, Manuel Belgrano, fallecido en ese día de 1820. La fecha fue decretada por Ley 12.361 del 8 de junio de 1938, con aprobación del Congreso, por el entonces presidente de la Nación Argentina, Roberto Ortiz.Este relato, quizá tantas veces contado, tantas veces oído en el colegio, cuenta en esta ocasión con el relato de tres estudiantes avanzados de la carrera de Historia de la Facultad de Humanidades, Fabricio Ariel Ayala, Omar Ferreyra y Mariel Machado, quienes expusieron su visión sobre la trascendencia de esta fecha, una de las más importantes para la Nación Argentina.Bien, estos son los datos en los que insistieron recordar: “la bandera fue creada el 27 de febrero de 1812, durante la gesta por la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. La principal sede de las conmemoraciones del Día de la Bandera es el Monumento Histórico Nacional a la Bandera, en Rosario, provincia de Santa Fe, lugar en el que la bandera fue izada por primera vez en dos baterías de artillería, ubicadas en orillas opuestas del río Paraná.Los hechos ocurrieron más o menos así: a fines de 1811, aumentaron los ataques españoles contra las costas del Paraná ordenadas por el gobernador español de Montevideo, Pascual Vigodet. Frente a esto el Triunvirato encargó el 24 de enero de 1812 a Manuel Belgrano partir hacia Rosario con un cuerpo de ejército. El general Belgrano logró controlar las agresiones españolas e instalar una batería (una especie de fuerte militar) en las barrancas del Paraná, a la que llamó Libertad. A Belgrano le pareció absurdo que sus soldados siguieran usando distintivos españoles por lo que solicitó y obtuvo permiso para que sus soldados usaran una escarapela. Por decreto del 18 de febrero de 1812, el Triunvirato creaba, según el diseño propuesto por Belgrano, una escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata de dos colores, blanco y azul celeste, y se dejó abolida la roja con que antiguamente se distinguían.Belgrano se entusiasmó con el decreto y le respondió al Triunvirato, anunciándole que el día 23 de febrero de 1812, entregó las escarapelas a sus tropas para que “acaben de confirmar a nuestros enemigos de la firme resolución en que estamos de sostener la independencia de la América”.Ideas de Independencia“Era uno de los pocos que por aquel entonces se animaba a usar la palabra “independencia”. El Triunvirato, y sobre todo su secretario, Bernardino Rivadavia, estaba preocupado en no disgustar a Gran Bretaña, y a su embajador en Rio de Janeiro, Lord Strangford, con quien estaba negociando la retirada de los portugueses de la Banda Oriental, a condición de que no se mencionase el tema de la independencia”, explicó este grupo de estudiantes.Belgrano no estaba solo en sus ideales independentistas. Así pensaba por aquel entonces Bernardo de Monteagudo, líder de la Sociedad Patriótica y futuro secretario de San Martín, de quien los libros de Historia que comúnmente se leen en las aulas, pero cuya función en la revolución fue igual de importante, sus célebres palabras con relación a esto fueron: “Sería un insulto a la dignidad del pueblo americano, el probar que debemos ser independientes. Este es un principio sancionado por la naturaleza, y reconocido solemnemente por el gen consejo de las naciones imparciales. El único problema que ahora se ventila es, si convenga declararnos independientes, es decir, si convenga declarar que estamos en la justa posesión de nuestros derechos. Antes de todo es preciso suponer, que esta declaración sea cual fuese el modo y las circunstancias en que se haga, jamás puede ser contraria a derecho, porque no hace sino expresar el mismo en que se funda”. Bernardo de Monteagudo, firmó sus declaraciones como “Mártir o Libre”, un domingo 29 de marzo de 1812. A todo esto, la gran figura que se conmemora este 20 de junio es Belgrano, quien seguía empeñado en avanzar en el camino hacia la libertad. El 27 de febrero de 1812, inauguró una nueva batería, a la que llamó Independencia. Allí hizo formar a sus tropas frente a una bandera que había cosido doña María Catalina Echeverría, una vecina de Rosario. La bandera tenía los colores de la escarapela y su creador ordenó a sus oficiales y soldados jurarle fidelidad diciendo “Juremos vencer a los enemigos interiores y exteriores, y la América del Sur será el templo de la Independencia y de la Libertad”.Al enterarse el Triunvirato de la decisión de Belgrano de crear una bandera propia, reaccionó inmediatamente: “El Gobierno deja a la prudencia de vuestra merced la reparación de tamaño desorden (la jura de la bandera), pero debe prevenirle que ésta será la última vez que sacrificará hasta tan alto punto los respetos de su autoridad y los intereses de la nación que preside y forma, los que jamás podrán estar en oposición a la uniformidad y orden. A vuelta de correo dará cuenta exacta de lo que haya hecho en cumplimiento de esta superior resolución”.Pero Belgrano no llegó a enterarse de esta resolución sino hasta varios meses después de emitida y siguió usando la bandera nacional que fue bendecida el 25 de mayo de 1812 en la Catedral de Jujuy por el sacerdote Juan Ignacio Gorriti.Carta de Manuel Belgrano al Gobierno: “En este momento que son las 6 y media de la tarde se ha hecho la salva en la Batería de la Independencia, y queda con la dotación competente para los tres cañones que se han colocado, las municiones y la guarnición. He dispuesto para entusiasmar a las tropas, y estos habitantes, que se forma en todas aquellas, y les hable en los términos de la copia que acompaño. Siendo preciso enarbolar bandera, y no teniéndola la mande hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional: espero que sea de la aprobación”. “Para el día de una gran victoria”En julio recibió finalmente la intimación del Triunvirato y contestó admitiendo que en dos oportunidades había izado la bandera para “exigir la declaración respectiva en mi deseo de que estas provincias se cuenten como una de las naciones libres del globo”. Concluye la carta indignado diciendo que destruirá la bandera: “La desharé para que no haya ni memoria de ella. Si acaso me preguntan responderé que se reserva para el día de una gran victoria y como eso está muy lejos, todos la habrán olvidado”. En octubre de 1812 caía el Primer Triunvirato y
las cosas comenzaban a cambiar. El Segundo Triunvirato, bajo la influencia de la Logia Lautaro creada por San Martín y la Sociedad Patriótica dirigida por Bernardo de Monteagudo, dio un nuevo impulso a la guerra revolucionaria, avaló lo actuado por Belgrano y éste pudo hacer jurar la bandera por sus tropas a orillas del río Pasaje, que desde entonces se llama Juramento. Algunos hechos interesantesEl Congreso de Tucumán se encargó de desagraviar a Belgrano de aquel famoso reto del Triunvirato reivindicando su actuación patriótica y ratificando la bandera “celeste y blanca que se ha usado hasta el presente y se usará en lo sucesivo” como símbolo nacional. Durante la época de Rosas, sus partidarios se identificaban con el color rojo, mientras que sus opositores unitarios lo hacían con el celeste. Para evitar confusiones, Rosas mandó a oscurecer la bandera que pasó a ser azul, blanca y azul, con cuatro gorros frigios, uno en cada ángulo.Tras la caída de Rosas, en 1852, la bandera vuelve a ser celeste, blanca y celeste. Hasta que Sarmiento lo autorizó en 1869, estaba prohibido embanderar casas y edificios en las fechas patrias. Pero el presidente Roca, en 1884, volvió a limitar su uso a las reparticiones oficiales como escuelas, cuarteles y barcos. Y aunque parezca mentira, se siguió discutiendo si debía ser azul y blanca o celeste y blanca hasta que en 1944 el presidente Farrell estableció por decreto que: “La bandera oficial de la Nación es la bandera con sol. Los colores están distribuidos en tres franjas horizontales celeste, blanca y celeste. El sol, con los treinta y dos rayos flamígeros y rectos, será del color amarillo del oro”. Esta bandera fue durante mucho tiempo la llamada “de guerra” y quedó reservada a los actos oficiales. Finalmente, en 1985, durante la presidencia de Raúl Alfonsín se autorizó a todos los argentinos a usar la bandera con el sol en el centro. Varios cambiosHasta llegar a ser como la conocemos hoy, la bandera nacional sufrió cambios de colores, de formas, leyes y decretos.Hay muchas teorías sobre las fuentes de inspiración para la creación de la escarapela de la que derivan los colores de la bandera. Mirándolo con atención, todas las teorías tienen una relación entre sí. Los colores del cielo fueron tomados para representar el manto de la Inmaculada Concepción. Estos, a su vez, fueron elegidos por la dinastía de los Borbones para la condecoración más importante que otorgaban: la Orden de Carlos III, celeste, blanca y celeste, y de allí surgió el color del penacho de los patricios y la escarapela. Sarmiento nos deja este testimonio: “Las fajas celestes y blancas son el símbolo de la soberanía de los reyes españoles sobre los dominios, no de España sino de la Corona, que se extendían a Flandes, a Nápoles, a las Indias; y de esa banda real hicieron nuestros padres divisa y escarapela, el 25 de Mayo, para mostrar que del pecho de un rey cautivo tomábamos nuestra propia Soberanía como pueblo, que no dependió del Consejo de Castilla, ni de ahí en adelante dependería del disuelto Consejo de Indias”. MonumentoEl proyecto del Monumento a la Bandera se originó el 3 de mayo de 1898, cuando el Concejo Deliberante de la Ciudad de Rosario aprobó una ordenanza para homenajear a nuestra bandera y a su creador, justamente en el lugar donde Belgrano la hizo flamear por primera vez. El Poder Ejecutivo nacional, por ley del 30 de septiembre de 1903, se responsabilizó de las obras. Pero recién en 1943 comenzó la construcción, a cargo del arquitecto Ángel Guido y los escultores Alfredo Bigatti y José Fioravanti. Fue inaugurado el 20 de junio de 1957.





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