POSADAS. “Me copé mal con el show y grité tanto que seguro mañana amanezco afónica”, le dijo una joven a su amigo a la salida del auditórium del Montoya después del emocionante tributo a Queen que ofreció la banda “Dios Salve a la Reina”. Como esa chica, otros tantos gritaron, cantaron, se emocionaron y una multitud aplaudió a rabiar el espectáculo que se realizó el martes, en esta ciudad. Pablo Padín (vocalista) en la piel de Freddie Mercury; Matías Albornoz (batería) en el rol del baterista Roger Taylor; Francisco Calgaro (guitarrista) en el papel de Brian May y Ezequiel Tibaldo como el bajista John Deacon recrearon el recital que Queen dio en el estadio de Wembley el 12 de julio de 1986. Los cuatro músicos pusieron el cuerpo, energía y talento en el escenario durante una hora y media y reavivaron en el público la llama de la pasión por Queen que, quedó en claro, jamás se apagará. El show comenzó a las 22, con la llegada de los músicos a escena y con los primeros acordes de “One vision” entró el más esperado: “Frediee Mercury”. Con la típica chaqueta amarilla y pantalones blancos con rayas rojas, Pablo Padín encarnó al emblemático “Frediee” y sorprendió tanto por el parecido físico , como así también por el minucioso trabajo gestual, ya que a lo largo del espectáculo se mantuvo totalmente mimetizado con el personaje, representando el modo de caminar, de bailar, de moverse con el micrófono, tal como lo hacía Mercury. También, a la hora de saludar al público y agradecer lo hizo hablando en inglés. El espectáculo se caracterizó por ser dinámico, potente y con energía contagiante que hizo que el público fuera entrando en calor y se dehinibiera, al punto que mientras todos acompañaban con palmas los primeros clásicos, una señora situada entre las primeras filas no aguantó más y se paró para corear un tema. La emoción fue total y el show tocó las fibras más íntimas de los espectadores con clásicos como “Somebody to love”, “Radio Ga Ga”, además de un solo del guitarra eléctrica que hizo Francisco Calgaro interpretando a Brian May, que dejó a la vista un “talento bestial” en el mejor sentido de esta expresión popular, puesto que cautivó plenamente a los presentes. “Frediee” se cambió de musculosa y chaqueta y siguió el show, en el que también se lució en teclados y en guitarra. Otro gran momento que logró una intimidad maravillosa fue cuando acompañado únicamente por el guitarrista interpretó “Lofe of my life”. Otro clásico que cosechó una ovación gigante e hizo vibrar a todos fue “A kind of magic”. También, la gente se paró para corear “Friends will be friends”. Más tarde, “Fediee” se sacó la musculosa y los gritos resonaron en la eufórica platea. Cerca del fial llegó uno de los temas más amados de Queen: “I want to break free” donde Padín demostró su gran caudal de voz. Aclamaciones y alegría fueron las respuestas y no faltó el tradicional gesto del puño derecho cerrado y bien en alto, muy típico de Mercury. El público se emocionó y se encendió cantando “We are the champions” que culminó con Frediee despidiéndose con una capa roja y una corona. Los músicos se fueron pero la gente decidió no moverse y siguió aplaudiendo. “Dios Salve a la Reina” volvió y la fiesta se vivió al máximo, y con un final glorioso al ritmo de “Don’t stop me now”. Una enome aclamación de pie se llevaron los cuatro jóvenes que hicieron vibrar por todo lo alto la pasión por Queen en Posadas.




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