POSADAS. “Cetrería es el arte de adiestrar aves de presa. Las podés entrenar para que cacen para vos o bien con el fin de rehabilitación -como se hace en Güira Oga-. Básicamente se trata de amansar un ave que con el tiempo te asocia al éxito de caza. Eso es lo que la mantiene unida a vos”. En éstos términos, el rescatista en altura Mariano Daniel Mayol sintetizó la actividad de caza con aves rapaces que actualmente práctica como aficionado. “Parte de mi trabajo de rescate en altura empieza por la cetrería, porque tenía la necesidad se subir a los nidos empecé a tomar cursos de trabajo en altura y cuerdas. No era la idea dedicarme a tareas de rescate en altura y otras vinculadas”. No obstante la vida lo fue llevando por otro camino y “actualmente practico cetrería como un aficionado, por así decirlo, ya que en realidad no es mi sostén económico pero sí mi pasión, por eso no dejo de entrenar aves”, contó a PRIMERA EDICIÓN mientras desmenuzaba algunas palomas que había capturado para alimentar al gavilán mixto (Parabuteo unicinctus) hembra de cuatro meses que está entrenando por estos días. “Como me di cuenta de que Misiones no tenía a nadie que se dedicara a capacitar para poder subir a un nido, a las cámaras de cría, estaba todo a la deriva. Primero la necesidad me fue llevando y después me gustó mucho, así que me fui dedicando más a esto y dejé la cetrería como un hobby”,“Estas aves de caza no buscan afecto como otros animales, simplemente entiende que cazando en conjunto tiene más éxito. Por eso después de todo el proceso de amansamiento se acostumbran a comer en el puño del entrenador, vuelan en señuelo y luego empiezan a cazar, por ejemplo, liebres, garzas y similares. Sólo se alimentan con unos 100 gramos de carne, pero facilmente pueden cazar animales de cinco veces sus peso”. “Primero vuela dentro de la casa, luego se la empieza a sacar afuera para que se acostumbre al estrés ambiental, a otros animales, a los sonidos y que aún así me preste atención. Me tiene que asociar con la comida, no al entorno. Eso hace que funcione bien la sociedad con el animal”, explicó el entrenador.“Los criaderos de aves de caza deben estar autorizados por la Nación. Estos animales que se adiestran no son silvestres, vienen del criadero de Enrique Rezende, quien tiene todos los permiso que corresponden, incluso para transporte. Vienen del criadero con un anillo, todo está debidamente organizado, no es que se adiestran animales salvajes. Salvo el caso de animales de Güira Oga, que llegan salvajes, necesitando cuidado veterinario, rehabilitación y adiestramiento para volver a la musculatura apta, porque también es necesario ver si ese ave puede volver a su hábitat”, dijo.





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