POSADAS. La falta de respuestas al inquietante problema de la inseguridad en esta ciudad y el resto de la provincia comienza a causar efectos negativos. Por ejemplo, que una parte de la población, indignada y enfurecida por el creciente aumento del delito, crea que puede hacer justicia por mano propia.Un episodio de estas características sucedió el sábado, alrededor de las 22, en la intersección de las avenidas Arturo Jauretche y López y Planes.Allí, una mujer fue abordada por dos jóvenes criminales. Uno de ellos sacó un cuchillo y la intimidó para sacarle el celular.La víctima insinuó una reacción pero el asaltante llegó a apoyarle el arma blanca en el cuerpo para dejarle en claro que podría hasta quitarle la vida por el teléfono.Con el celular en su poder, los ladrones se dieron a la fuga.La víctima ni sus victimarios se percataron que las personas que ocupaban dos automóviles en la esquina, aguardando que el semáforo diera verde, seguían la secuencia de los hechos.Por eso, cuando los criminales emprendieron la fuga, fueron perseguidos por ambos vehículos.Los sospechosos fueron alcanzados a las pocas cuadras. A esa altura de los acontecimientos, a los ocupantes de los coches se sumaron otros vecinos.La furia se acrecentó y desató sin control cuando uno de los fugitivos, que justamente llevaba el celular de la mujer asaltada, intentó oponer resistencia.Entonces fue linchado a golpes. La cosa no pasó a mayores por la llegada de una patrulla policial, que se hizo cargo de los demorados.Uno de ellos terminó muy golpeado y debió ser trasladado hasta el médico policial.Intervino en el procedimiento personal de la comisaría seccional Séptima, con conocimiento del Juzgado de Instrucción 3 de Posadas, a cargo del magistrado Fernando Luis Verón. Jugar con fuegoLos atracos al voleo y a punta de cuchillo en los sectores más apartados de la ciudad, y no tanto, se volvieron una constante en Posadas.La Policía está al tanto y conoce los lugares donde recrudece este tipo de delitos, pero no refuerza la prevención ni el número de infantes.En otras palabras, no hay presencia policial en las calles de la capital misionera.La situación se repite en los principales centros urbanos del interior de la provincia.Quizás eso, y otras circunstancias también, lleve a una parte de la población a considerar que puede hacer justicia por mano propia. Un aspecto sumamente preocupante.





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