POSADAS. Pese al hermetismo del Hospital Madariaga, trascendió ayer el nacimiento del primer bebé producto de una fecundación asistida realizada por el equipo de especialistas de ese nosocomio. Los misioneros deberán esperar hasta el lunes para conocer los detalles de esta buena noticia, día que los felices padres y el equipo médico brindarán una conferencia de prensa. Lo cierto es que el hospital Madariaga es pionero en ofrecer atención a las parejas que tienen dificultades para concebir hijos. Esta semana, finalmente y tras varios años de debate y presión desde ONGs, el Congreso de la Nación aprobó la ley de fertilización asistida. La misma garantiza el acceso a los métodos de fertilización asistida sin restricciones. El texto aprobado estipula que “procedimientos y técnicas médico-asistenciales de reproducción médicamente asistida” deben ser incluidos en el Plan Médico Obligatorio (PMO), al igual que “los de diagnóstico” y “terapias de apoyo”, en todos los casos sin limitación por orientación sexual o estado civil. Proyecto pioneroSin desmerecer la buena noticia, cabe señalar que en Misiones, hace ya un año y medio que se están tratando y logrando resolver el 80% de los casos de infertilidad. Se trata del Proyecto de Fertilización Asistida del Servicio de Ginecología del Hospital Escuela de Agudos Dr. Ramón Madariaga, coordinado por el médico Juan Carlos Hobecker.Horas antes del nacimiento del primer bebé producto de un método de fecundación asistida, PRIMERA EDICIÓN habló con Hobecker. Vale decir que el especialista no dijo una sola palabra respecto al feliz nacimiento que se produciría apenas unas horas después de la entrevista con este diario. Desde septiembre de 2011“Desde septiembre de 2011 estamos trabajando en un equipo interdisciplinar para llegar a un diagnóstico completo que nos permita determinar cuál es la causa del trastorno de fertilidad”, señaló Hobecker a PRIMERA EDICIÓN. El especialista definió que de cada cuatro casos de infertilidad, en uno de ellos el problema está en el hombre, en otro es compartido, y en los otros dos restantes, es de la mujer. “Hay que hacer un diagnóstico correcto que no debe demorar más de dos o tres ciclos de la mujer -alrededor de dos o tres meses- para poder ver qué tratamiento se requiere”, agregó. Entre las disfunciones mencionó fallas de la ovulación, ver si las trompas de Falopio están enfermas u obstruidas, ver la cantidad y calidad de los espermatozoides, determinar si la relación sexual funciona como acto de placer pero no de inseminación, etcétera. Todas estas intervenciones médicas se están realizando por medio de un gran trabajo en equipo en que participan genetistas, psicólogos, bacteriólogos, ecógrafos, ginecólogos, urólogos. “Es un equipo de trabajo que en la teoría puede ser muy fácil de programar, pero conformarlo en la práctica lleva su tiempo”, indicó Hobecker.Baja complejidadDe los casos atendidos -en promedio se atienden unas diez parejas por día-, el 80% de los casos se resolvió con tratamientos de baja complejidad. Estos incluyen: desobstrucción de las trompas de Falopio por medio de cirugía laparoscópica, tratamiento para mejorar la ovulación o la producción de espermatozoides, e incluso, inseminación artificial es decir, colocación del semen en el útero para lograr la concepción.Sólo un 15 o 20% de casos son los que requerirán tratamientos de alta complejidad, como por ejemplo, fertilización in vitro, que consiste en fabricar el embrión en el laboratorio y luego insertarlo en el útero.En Misiones este tratamiento se hace únicamente en clínicas privadas -están por cumplir 17 años trillizos que nacieron por fertilización in vitro-, y según adelantó Hobecker, se está trabajando la posibilidad de que el hospital concrete convenios con los mismos para hacerlos.Cuestión de identidadEn relación a la ley que acaba de nacer en el Congreso, el profesional dijo que “es una gran cosa” porque permitirá que se “normaticen” los procedimientos y porque los podrá “al alcance de toda la población”. Sobre la posibilidad de que las parejas homosexuales o madres solteras puedan acceder a la fertilización in vitro, señaló algunos alicientes en que juegan cuestiones éticas y del derecho a la identidad. “Para que parejas de un mismo sexo o madres solteras puedan concebir se necesita un banco de gametas -de espermas y óvulos. Y en una población de poco más de un millón de habitantes, tiene mucha implicancia ética. Tengamos en cuenta que con cada muestra de semen se hacen entre diez y veinte pajuelas -se llama así a cada reservorio de semen para donar-, o sea que se pueden inseminar diez o veinte mujeres. Ahí hay una cuestión de consanguinidad (que en una población chica tendrá cierto impacto). Y también está el derecho a la identidad (ya que los hijos concebidos por donación de gametas desconocen a uno de sus progenitores es su padre). “Que deje de ser exclusivo de las familias que pueden pagar los tratamientos, es excelente”, destacó. “Ojalá en un plazo de dos años a más tardar, estemos brindando la fertilización in vitro en el HEADRM”, agregó destacando que “nuestro deseo es llegar a que las parejas que tengan o no cobertura social y tengan problemas de fertilidad, pueda ingresar al hospital, tener diagnóstico, tener el tratamiento correspondiente y si es posible, salir con un hijo en brazos”.





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